MISS.JESSEL

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T/N POV:

Ya hacía unos días desde que habíamos ido al hospital, ¡y es que desde entonces Kate no paraba!

El desayuno me lo hacía ella, me lo servía y esperaba en la mesa hasta que terminara.
Mañana me llegaban los libros que faltaban y no me quería ni imaginar cómo haría para colocarlos sin que Kate me vigilara. Era algo que quería hacer sola puesto que eran mis libros y mi organización
(y también un tiempo que tomaría para mí).

Miles me ayudaba cuándo veía que Kate se pasaba, pero igualmente me gustaría que ella se diera cuenta del estrés que me causaba su constante protección.

Esa mañana bajé un poco más temprano de lo normal para hacerme el desayuno y poder tomármelo con calma.
Al bajar las escaleras me acordé del episodio de los cereales de hace días. Se me antojó un tazón de ellos. Creo que la Sra.Grose fue a comprar con Kate hace poco, a lo mejor se acordaron de comprar unas cajas.

Me dirigí a la cocina intentando no hacer ruido para no despertar a nadie y fuí a comprobar en la despensa. Efectivamente, ¡¡¡ahí estaban!!! Los echaba de menos.

Rápidamente me serví un tazón y subí a mi habitación. Me apetecía comerlos tumbada en mi cama.

Subí y me tapé mientras desayunaba observando el amanecer por la ventana. El Sol empezaba a bañar el inmenso jardín con un precioso color miel. No sé cuánto tiempo estuve allí mirando, solo sé que terminé el desayuno y con el tiempo me acabé quedando profundamente dormida.

Me despertó un ruido de pasitos pasando por el pasillo. Me desveló de golpe y fui a descubrir quién era el dueño de dichos pasos. Me cambié la venda de noche por la de día y salí de la cama.

El interior de la mansión seguía algo oscuro, no era de día del todo. Empecé a sentirme extraña, algo me decía que el dueño de los pasos estaban en el ala Este... No pude evitar dirigirme hacia ahí, mi cuerpo se sentía raramente atraído.
Poco a poco, me acordé de la última vez que estuve ahí, fue la primera vez que me topé con Miles y me pareció insoportable. Afortunadamente ya no era así.

Llegué a la puerta y me paré en seco, no quería que se cerrara de nuevo. Simplemente confié en que no lo hiciera y me adentré en la habitación. Sentía demasiada atracción como para ir a buscar una silla para bloquearla. Era como si una fuerza me atrajera hacia dentro, como si quisiera decirme algo.

La gama de colores del cuarto se componía básicamente de negro y verde botella, todo muy oscuro. Y el suelo y la cama de madera tampoco le aportaban mucha luz que digamos.

Me senté en la cama, estaba muy fría y algo ¿húmeda? La sensación me incomodó de inmediato así que me levanté de golpe.

No lo entiendo, ¿qué fue lo que me llamó a entrar? Ya me iba cuándo la ventana se abrió de golpe y empezó a entrar viento. Las cortinas verde botella volaron para arriba a causa del aire y empezaron a golpear el techo y las paredes con fuerza.

Me asusté, pero eso no me impidió entrar de nuevo y cerrar la ventana. Coloqué bien las cortinas y avancé para irme, cuándo escuché un sonido de papel arrugándose. Bajé la vista y me encontré con una hoja espachurrándose bajo mi pie. La tomé y la observé.
Era un papel escrito a mano, con una caligrafía fina y detallada. En el extremo del papel se veía roto, como si hubiera sido arrancado a toda prisa.

¿Eso significaba que podían existir más anotaciones en alguna parte? En todo caso no podía esperar a leerlo. Salí del cuarto para poder verlo en mi habitación con más luz, además me sentía rara ahí dentro. Fue cruzar el marco de la puerta y sentirme estupenda.

Tú y yo, juntos [𝐌𝐈𝐋𝐄𝐒 𝐅𝐀𝐈𝐑𝐂𝐇𝐈𝐋𝐃 𝐘 𝐓𝐔́]Where stories live. Discover now