Capítulo 19

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El alfa podía jurar que estaba tan nervioso como si fuese la primera vez que lo veía, como aquella noche en que el destino se escribió entre ellos y los presentó de forma inesperada en una cena en la que al final, ninguno participó como debía pero de la que no cambiaría nada, no, Joel no cambiaría nada de aquella noche porque ahí lo conoció. Sabe que se habían visto antes durante unos minúsculos fragmentos de segundos durante una escapada del pequeño omega pero nada podía siquiera compararse con el momento de la conexión, del encuentro glorioso, de la coincidencia sublime en la que el ojiverde terminó en sus brazos. El rizado tiene grabado a fuego en su memoria el calor de la piel ajena, el respirar clamado y el cabello alborotado sobre las finas telas de su cama, Joel se siente el alfa más supremo solo de saber que muy a pesar de que el chico aún no le ha dado la luz verde, su destino es tenerlo para siempre, marcado, enlazado, atado en cuerpo y alma.

-¿Está bien? -La vocecita dulce y preocupada del menor rompió con su marea de recuerdos, iban en el auto, de camino al lugar que quería mostrarle pero estaba tan nervioso y ansioso que había dejado salir cientos de feromonas que actualmente impregnaban el interior del vehículo, lo supo por la expresión graciosa en el rostro de Erick.

-Lo siento...si, es que...estoy nervioso, debo admitir. -Aceptó sin ocultarlo, era demasiado evidente de todos modos.

-También estoy nervioso pero parece que usted lo está demasiado... -El chico sonrió, una sonrisa hermosa que removió todo dentro del alfa y no pudo evitar sonreir de vuelta.

-Es que no puedo evitarlo, no puedo creer que estés aquí conmigo, de verdad que me parece increíble que tú hayas sido quien me envió ese mensaje pidiendo vernos.

Hubo un silencio que no fue incómodo, ambos estaban procesando a su propio ritmo el peso de las palabras del mayor porque los dos sabían que el mero hecho de que hubiese sido el omega quien finalmente dió su brazo a torcer, dejaba abierta una gran posibilidad de que pudieran dar un paso hacia adelante en su relación. El alfa estaba contento, aún cuando no había nada definido y la incertidumbre seguía siendo compañera de viaje, la esperanza estaba ahí, latente, punzante, casi al alcance de su mano sin embargo esperó que el niño decidiera cuando hablar y que decir, mientras tanto, él se concentraba en el camino.

-Yo...hablé con mi mejor amigo y bueno...él es un omega, ya sabe...tiene a su alfa y ellos, bueno...ellos siempre me han apoyado y son lo único que tengo, son mi familia y... -Tomó un pequeño respiro, estaba muy nervioso y las manos le habían comenzado a sudar, debía mantener la calma. -Y bueno...Chris me estuvo dando algunos sermones y creo que tiene razón.

-¿Sermones? -Preguntó realmente sorprendido, no esperaba semejante confesión, tampoco esperaba que aquel otro omega hubiese puesto de su parte para que Erick al fin tomara la iniciativa.

-Si...él desde el comienzo me ha intentado convencer de que...bueno, de que es mi alfa aunque yo eso lo sabía pero...me daba miedo. Chris me hizo entender que era importante que me diera la oportunidad de aceptarlo porque estamos destinados y...y es necesario que creemos ese vínculo bonito. ¿Cierto?

El omega se quedó callado, totalmente avergonzado y con un sonrojo demasiado notorio adornando sus mejillas. No se atrevió a alzar la mirada, el auto estaba detenido y supo que estaban en una luz roja, por lo tanto el alfa lo estaría mirando y Dios sabía que el chiquillo moriría si se encontraba con los ojos del mayor. Tenía razón, Joel lo estaba observando con una expresión incrédula, soprendida, Erick había admitido que él era su alfa, lo había dicho de sus propios labios y eso era más que suficiente para hacer que su corazón saltara emocionado, estaba feliz, totalmente feliz y eso lo ponía de un humor increiblemente bueno, anotaría en su lista de pendientes agradecer a ese tal Chris, definitivamente le debía una.

-A decir verdad, debo admitir que me estaba volviendo loco. -Fue totalmente sincero, su voz denotaba cuanta pena había estado guardando, cuanto dolor, cuanta angustia sin embargo el pequeño omega sintió un aroma de alivio proveniente del rizado, como si todas las feromonas del alfa estuvieran brotando libremente, ligeras y tranquilas después de las palabras dichas. Eso lo hizo sonreir y al notar que el auto volvía a estar en movimiento, se atrevió a mirar al dueño de su destino que lo deslumbró por completo al ver ese rostro perfecto siendo el cuadro sublime que enmarcaba a una sonrisa preciosa.

-Me gusta cuando sonrie, se ve muy bien, se ve...relajado y contento.

Las palabras escaparon de los labios del menor, sin tiempo a ser retenidas, sin tiempo a procesarlas, simplemente flotaron directo al corazón del ojimarrón y llenaron el espacio vacío, aún cobarde, aún dudoso de estar soñando. Las palabras afianzaron el destino, el lazo que se estaba creando sin necesidad de hacerlo físico, las palabras tallaron en fuego una cadena invisible que los ataba entre si por una voluntad propia más no dicha, por ansias no explicadas, las palabras trajeron lluvia y sol, hielo y granizo, hambre, sueño, amores y romances, las palabras, tan simples como sinceras, advirtieron el comienzo de lo que no tendría fin y entre una sonrisa compartida y unos latidos casi sincronizados, la luna marcó el destino, suyo, de ellos, eterno, irrompible.

-Soy afortunado...soy el alfa más afortunado de todos. -Respondió después de un silencio largo, un silencio cargado de aceptación y promesas mudas, un silencio que creó un gusto y otorgó satisfacción.

-Y yo soy un omega cobarde pero quiero que sepa que voy a hacer todo lo que está en mis manos para ganarme su amor. Yo...yo se que es mi destino y que mi lugar es a su lado pero a veces tengo miedo de las grandes diferencias que existen entre nosotros. Entiendo que a usted no le importa eso y que me acepta como soy y lo agradezco tanto...sin embargo, mi omega y yo somos tímidos y hemos sufrido mucho, no queremos salir lastimados y por eso se me hace tan difícil abrir mi corazón. Con esto quiero decir...alfa, que usted nunca ha sido el problema, el problema soy yo y mis temores pero le juro por la luna y por el hilo rojo que nos une, que voy a superarlo porque quiero ser feliz, quiero hacerlo feliz y que juntos creemos nuestro propio camino de amor y respeto. Diaculpe todo lo que he hecho mal y las veces que le fui grosero, no se repetirá jamás, lo prometo, solo...ayúdeme a ser un lobito bueno, un lobito que justo ahora...desea que su alfa lo mime y lo cuide.

desea que su alfa lo mime y lo cuide

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