Vi cómo Astra se levantó de su mesa y salió de la cafetería sin mirar a nadie. Poco después, el grupo de Graham hizo acto de presencia, siendo víctima de un montón de miradas. Nadie se atrevía a decirles nada, ya fuera por miedo a que Graham les hiciera algo o porque todos entendíamos que, de los equipos que quedábamos, ellos eran los más privilegiados. Había quedado comprobado.

—Se me hace tarde, nos vemos —dije, poniéndome de pie y alejándome de ellos.

Luego de recorrer algunos pasillos, llegué a la sala de entrenamiento a la cual Maddox me había citado. Astra entrenaría en la sala contigua. Supongo que el beneficio de que quedáramos menos personas era que reservar espacios para entrenar era mucho más fácil y rápido.

Al entrar, vi a Maddox al fondo del lugar, organizando algunos objetos grandes con la ayuda de algunos robots de Connektd.

—¿Qué es todo esto? —pregunté.

Cuando finalmente estuve cerca de él, se detuvo. Le dio un par de indicaciones a los robots, quienes despejaron el espacio, quedándose en la esquina del lugar.

—Se acabó el entrenamiento de principiantes —me dijo—. Vamos a dividir nuestra sesión en dos fases. Primero, te acompañaré mientras te defiendes de uno de los robots para que ambos entendamos tus puntos débiles. Después, tú y yo nos enfrentaremos.

—Demasiada información, muy rápido.

Maddox puso los ojos en blanco con aburrimiento.

Noté que, por primera vez, no estaba vestido todo de negro. Llevaba una camiseta de mangas largas color azul que hacía que su piel cremosa resaltara, así como el verde de sus ojos. También había pasado un par de días sin afeitarse y hasta podría decir que estaba un poco despeinado —aunque su pelo no era tan largo como para «despeinarse» propiamente—.

—Eres buena disparando, pero solo cuando tienes el tiempo para apuntar, cuando puedes concentrarte en el disparo. Sin embargo, no se te da bien cuando hay enfrentamientos grupales o necesitas defenderte con rapidez. ¿Está bien esta explicación o quieres que lo dibuje? También puedo mostrarte tus videos del segundo juego, pero perderíamos mucho tiempo.

Exhalé y me acerqué a la mesa donde estaban todas las armas, y cogí un rifle.

—¿Eres así de pesado hasta con tus amigos? Mejor dicho, ¿tienes amigos?

—No me da el tiempo para las relaciones sociales. A juzgar por tu forma de tratar a otros, asumo que tú tampoco tienes muchos amigos.

—No deberías hablarle así a una persona con un rifle.

Lo vi agarrar uno y mirarme como si hubiera dicho una tontería.

—Dejemos de perder tiempo —ordenó y me hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera hasta el centro del lugar—. Si te fijas, hay una línea en el piso que divide la sala en dos. Vamos a empezar con una misión sencilla. Del otro lado de la línea y escondido entre escombros estará un robot que querrá derrumbarnos y para eso nos disparará pequeñas bolas de pintura.

—¿Pintura?

—Las balas de goma te lastimarían demasiado y disparos de láser son absurdos porque no los sientes. Las bolas de pintura duelen lo suficiente para que quieras esquivarlas y te lo tomes en serio. —Recogió un chaleco y una máscara del piso y me los entregó—. Ponte esto, te protegerá.

—He jugado al paintball antes, es algo de niños.

Sonrió con una nota de malicia.

—Mejor aún, ¿no crees? Si tan fácil es, entonces terminaremos temprano.

Arcadis: El juego ©Where stories live. Discover now