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Dedicado a todos los que, a pesar de la demora, siguen esperando actualización❤️


«Condición de victoria»

Cayla

No estaba lista para irme a casa.

Sobre todo, porque si perdía aquel juego no llegaría viva a casa.

De todos los días que Astra y Cassian habían podido elegir para reconocer que se gustaban, habían elegido el peor. No era casualidad que después de que se besaran, Cassian, que era una de las personas más analíticas que conocía, cometiera un error de novatos en el juego que definiría si nos quedábamos o nos marchábamos a casa.

De todas formas, intenté no concentrarme en el error cometido, sino en cómo lo solucionaríamos. Aún quedaban dos eventos en el juego y ninguno de los equipos había destruido la primera torre. Puede que empezáramos mal, pero no teníamos por qué terminar así.

Además, yo mantenía ventaja en mi carril.

—¿Cuál es la estrategia ahora? —escuché a Astra a través del auricular. Cada uno de nosotros estaba regresando a su posición.

—Tú mantente a la defensiva, no ataques. Solo defiende la torre hasta que Cayla y yo vayamos por ti —ordenó Cassian. Luego, se dirigió a mí—: Cayla, es probable que intenten ir por ti porque eres quien lleva ventaja. Yo veré si quedó algún monstruo en el bosque que pueda darnos dinero.

Asentí, aunque no pudiera verme, sintiéndome como un soldado en la guerra, cumpliendo órdenes sin refutar. En realidad, la mayoría de los planes de Cassian eran buenos, solo que, al parecer, le gustaba ir en contra de sus propias ideas.

Cuando llegué a mi torre, no vi a Nyssa en el otro extremo, así que se lo reporté a mis compañeros para que estuvieran alerta.

Aprovechando que estaba sola, me aproximé al espacio entre ambas torres y deposité dos pequeñas trampas. Eran láminas metálicas que se camuflaban con la grama y que, si eran pisadas, se activaban y eran capaces de realizar una descarga eléctrica capaz de paralizar a cualquiera durante unos segundos.

—Cassian —llamé en un susurro mientras regresaba a mi torre con rapidez—, cuando vengas, avísame. Hay dos trampas en el suelo que pueden inmovilizar a Nyssa si decide acercarse. Cuando estés cerca, la provocaré para que se adelante y tú la sorprendas por detrás. ¿De acuerdo?

—De acuerdo —respondió—. Faltan quince minutos para el siguiente evento. ¿Crees que podremos hacerlo antes de eso?

—Espero. —Miré hacia su torre y la vi acercarse con tranquilidad—. Acaba de aparecer.

—Bien.

Nyssa había sido la revelación de Arcadis, al menos para mí.

Recordaba cuando la vi por primera vez y juré que no duraría ni un día. Parecía distraída la mayor parte del tiempo, sonreía de la nada como si estuviera ajena a lo que sucedía alrededor, y no se juntaba con nadie. Mejor dicho, nadie se había querido juntar con ella.

En los entrenamientos descubrí que tenía talento para disparar. Su entrenador la había puesto con arco y flecha y lo dominó en tiempo récord, igual con las armas de fuego. Sin embargo, ella prefería otro tipo de armas: las que podía arrojar, como cuchillos... u origamis.

Todos —incluyéndome— nos reímos cuando escuchamos que su habilidad eran los origamis.

En el taller de preparación sobre armas, donde nos explicaban las que usaríamos todos los participantes —y así evitar sorpresas—, nos explicaron que sus origamis estaban hechos de láminas de un metal muy fino y ligero, aunque capaz de rasgar y cortar con mucha facilidad. Aun así, todos la subestimamos.

Arcadis: El juego ©Where stories live. Discover now