Capítulo catorce

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Alyssa

Había pasado un mes desde que había aceptado tener una amistad con Elliot y al parecer las cosas iban bien, aunque él no podía evitar intentar coquetear de vez en cuando.

Yo me hacía creer a mi misma que no me gustaba, pero sabía perfectamente que yo sola me estaba mintiendo. Había empezado a conocer mejor a Evan y sabía que él era un buen chico, quizás era el chico que realmente yo me merecía y pero tristemente no era a quien quería.

—¿En qué piensas? —Evan preguntó de repente, sacándome de mis pensamientos.

—¿Hace días dijiste que si quería acompañarte a uno de tus partidos de hockey, no?

—Si. —Pareció confuso.

—¿Aún está la invitación?

—La invitación siempre está abierta cuando se trata de ti.

Le dedique una pequeña sonrisa.

—¿Entonces vendrás?

—Sí —Murmuré.

—¿Es una cita? —Él preguntó.

—Solo si quieres que lo sea. —Admití, él sonrió, mientras asentía.

—Claro, Alyssa. Eso es lo que más deseo, tener una cita contigo.

—Entonces me imagino que tenemos una cita —Evan sonrió.

—Parece que la tenemos, nos vemos mañana —Le dediqué una sonrisa.

Me despedí de Evan con un beso en la mejilla mientras caminaba hasta mi auto, observe la hora, eran las once y media, y debía de pasar por los mellizos al colegio. Al llegar al colegio, me acerqué a la profesora mientras le explicaba que iba a recoger a los mellizos. Al momento que Emm me vio, soltó un grito mientras corría hasta mi para que pudiera cargarla, así que lo hice y ella beso mi mejilla con una gran sonrisa en el rostro.

—¿Cómo te ha ido, Emm?

—Muuuy bien, Lyssa. La profesora me ha dado esta estrellita por haberme portado muy bien. —Señalo la estrella de color dorada que estaba sobre su frente.

—Es una estrella muy bonita. —Admiti, besando su cabeza.

Camine con Emm en mis brazos hasta el salón de Elijah que al verme me sonrió y abrazó mis piernas, baje a Emma y caminamos hasta la salida.

—Helado, Lyssa.

Le dedique una pequeña sonrisa a Emm mientras caminabamos a una heladeria que nos queda bastante cerca de el colegio. Al entrar, nos sentamos mientras esperábamos que vienera un camarero.

—Muy buenos días —Saludó el camarero con una gran sonrisa.

—Buenos días. —Dijimos los tres al unisono.

—¿Que helado van a llevar?

—Un helado de galleta —Emma aplaudió mientras se paraba y se volvía a sentar.

—¿Elijah?

—Uno de chocolate con vainilla, por favor.

—Yo quiero uno de fresa, por y favor y gracias.

Él chico asintió, sonriendo mientras desaparecía, después de unos minutos regreso con nuestros helados, así que le agradecimos nuevamente.

—¿Que es lo que quieren hacer hoy?  —Les pregunté a los mellizos.

—¿Podemos ir al parque?

—Podemos, pero primero iremos a su casa para que puedan cambiarse su uniforme y no lo ensucien.

Finge que me amas Where stories live. Discover now