Capítulo dos

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Si en algún momento se confunden, no se preocupen, no son ustedes. Los pensamientos de Paxton, son así. 

***

02 | VACIO.

♪You don't know my brain, the way you know my name, you don't know my heart, the way you know my face♪
(No conoces mi cerebro, de la misma manera que conoces mi nombre, no conoces mi corazón, de la manera que conoces mi cara) -Message Man.- Twenty One Pilots.

PAXTON, QUINCE AÑOS. 

Coloqué el fuego frente a mí mientras terminaba de lamer el inicio de mi cigarro.

Lo único bueno que había sacado de Joel, es que gracias a él sabía cómo encender un porro de la manera correcta sin parecer un idiota con un fósforo en la boca.

Lo puse entre mis labios e inhalé esperando que el fuego hiciera su trabajo.

El silencio era tranquilizador. La calle estaba relativamente vacía. Y solo había un carro estacionado a unos metros.

Le di otra calada a mi porro y abrí la boca exhalando el humo suavemente para que subiera y poder inhalarlo por la nariz.

—¿Has pensado en irte? —preguntó en un tono tan bajo, que apenas y podía reconocer su voz. Inhalé nuevamente sin sentirme capaz de darle una respuesta verbal, simplemente me encogí de hombros—, Deberías hacerlo.

—¿A ti como te salió eso? —Bromeé.

Ella soltó el aire y colocó una mano en mi espalda, su tacto fue suave y tranquilizador, aun así, mi cuerpo se tensó.

—Paxton...

Su voz se perdió con el chirrido de las llantas de una camioneta. No tuve que girar para verlo; ya sabía quién era.

Cuando él aparecía, el desastre lo hacía con él. La música alta, las risas, las voces, las fuertes pisadas.

Giré sobre mi hombro y lo confirmé al ver sus camionetas viejas estacionadas a unos metros.

En los libros y películas, los mafiosos suelen ir en camionetas de lujo y con un cartel en la frente que dice: mírame, cago dinero. En la vida real, no es de esa manera. Aunque si tienen todas esas mierdas de lujo, no las usan tan indiscretamente, mucho menos cuando están trabajando.

He visto en mejores carros al idiota de Joel, que a muchos mafiosos.

Le di una última calada a mi porro y subí mi camisa para apagarlo en mi cadera mientras dejaba salir el humo.

Toda la seriedad del momento se fue cuando la vi a ella haciendo una cara de asco. La risa burbujeó en mi garganta. No era el momento, pero no pude parar de reírme. La risa fue tan incontrolable que pronto sentí mi rostro empapándose por las lágrimas.

El cigarro contra mi piel ardía, pero no podía parar de llorar ni reírme, de reírme y llorar. 

—Paxton —susurró mi nombre en advertencia para que me calmara. Pero no pude hacerlo. Su gesto me parecía divertido.

»Amor, escúchame —dijo tímidamente—, deberías... venir conmigo.

Me detuve por completo sin ser capaz de procesar sus palabras, ¿Qué había dicho? La vi a los ojos para intentar leerla, pero su mirada estaba vacía.

Dio un salto sobre la baranda de metal y extendió su mano hacia mí, pidiéndome en silencio que subiera con ella.

—¿En serio? —balbuceé.

La Teoría Del Caos (Amores Caóticos #2)Where stories live. Discover now