32.

380 84 8
                                    

-¿Todavía no le pensar decir lo que sentís? -preguntó Pablo.

Cristian negó con la cabeza, manteniendo su seriedad. Pablo por su parte, parecía decepcionado.

-¿Pero lo viste?

Cristian asintió.

-El otro día lo vi... Bueno, estaba en su casa, era lógico, pero con su mamá creíamos que llegaría más tarde -comentó-. Pero, me vio practicando las señas, y cuando quise decir algo, se fue... Y yo solo me congele, no pude ir tras él -mintió.

Pablo se froto el rostro, suspirando pesadamente.

-Que idiota.

-¿Por qué? -alzó una ceja-. ¿Por no decir mis sentimientos?

-Exactamente -concordó el castaño.

-¡Oh vaya! A quién me suena -dijo el trigueño con ironía.

Pablo lo miro unos segundos hasta comprender a lo que se refería.

-Bien, bien... Nunca dije que yo no fuera un idiota, eh. Somos amigos, tenemos cosas en común.

Cristian lo miro con el ceño fruncido.

-Idiota empedernido -tomó su mochila para levantarse del pasto y caminar hacia la escuela.

-No me dejes hablando solo, Cristian -el castaño apareció luego de correr hasta su lado.

El nombrado lo miro alzando una ceja con indignación.

-Mira, no sos mejor que yo en esto de confesarse, así que no actues como si yo estuviera haciendo las cosas re mal-dijo Pablo.

-La gracia de la vida es que tienes que ser mejor que el resto -sonrió, largando el aire en un corto suspiro-. Yo... Voy a confesarme a Heungmin hoy, acá en la escuela.

Pablo sonrió y aplaudió.

-Al fin demostras algo de huevos en la vida.

Cristian hizo una mueca de asco ante la expresión de su amigo.

-Me disgustas -dijo por lo bajo.

¡!

-¿Seguis sin hablar con Cristian?

Heungmin lo miro unos segundos, esperando que Sebastian se diera cuenta de lo que acababa de decir, pero al no obtener respuesta, tomó su lapicera para escribir en su cuaderno.

"No puedo hablar"

Sebastian suspiro rodando los ojos.

-Ya sabes a lo que me refiero.

Heungmin se encogió de hombros para luego negar, respondiendo la pregunta del castaño con una mentira.

-Sonny~ -Sebastian hablo en tono cansado.

El mudo solo lo miro.

-Deja de ser tan tonto.

Heungmin lo señalo.

-No tenes que ser como yo -murmuro.

Heungmin suspiro, escribiendo rápidamente en su cuaderno.

"Ayer lo encontré en casa"

Sebastian alzó las cejas.

-¿Y paso algo?

"Estaba aprendiendo lenguaje de señas con mi mamá"

El mayor fruncio el ceño, confundido.

"Huí de ahí, me fui a mi cuarto, no me siguió"

Sebastian lo miro con algo de pena.

"Luego mamá subió para decirme que él quería verme. Que me esperaría a las cuatro, en la sala de teatro para hablar"

Sebastian se apresuró a mirar la hora en su celular.

-Heungmin, eso va ser dentro de media hora.

El mudo se encogió de hombros.

-¿Vas a ir?

Heungmin solo mantuvo una expresión pensativa.

-No, vas a ir, sin excusas -el mayor se acerco con su silla hacia él-. Te arrastrare si es necesario. Te amarró a los pies y te engancho a mi silla.

La ocurrencia del castaño hizo reír a Heungmin.

¡!

-¿Me pediste venir contigo para grabar el momento y así pasarlo en su boda?

Cristian miro a Pablo con el ceño fruncido.

-Te pedí que vinieras para darme apoyo moral -dijo el trigueño-. Y en silencio, por favor.

Pablo a veces no comprendía esa forma de mostrar cariño que tenía Cristian hacia sus amigos, y solo hacia sus amigos, porque él era testigo de como el trigueño se ablandaba totalmente con Heungmin.

Cuando el reloj marco las tres y cincuenta y nueve, Cristian le hizo señas a Pablo para que se escondira, cosa que el castaño se apresuró en hacer, cubriéndose detrás del telón.

Siendo las cuatro en punto, la puerta del teatro se abrió.

Cristian vio los ojos rasgados de Heungmin dirigirse hacia él, asintiendo lentamente, indicando que todo iba según el plan.

Detrás de él, Sebastian amagó a irse, pero Heungmin tomó su mano, tirando de él para obligarlo a avanzar.

El chico estaba confundido, y quedo más confundido cuando Cristian cerro la puerta detrás de sus ruedas.

Sebastian miro hacia todos lados, hasta que su mirada cayó sobre las manos que los dos chicos tenían unidas.

-¿De que me perdí?

-No voy a ser yo quién se confiese -dijo Cristian, sonriendo de lado.

Apagó las luces para encender el reflector, que apuntaba hacia el pequeño escenario del aula.

-¡Pablo Aimar! ¡Vení y pone los huevos necesarios!

-¡No soy una puta gallina para poner huevos!

-¡No me hagas ir a empujarte! -durante unos segundos no tuvo respuesta-. ¡Si voy, te saco a patadas!

Vio el telón moverse, y no tardó mucho para que Pablo caminará, moviendo las manos de forma nerviosa, hacia el reflector que iluminaba el escenario.

Pareció abrir la boca paga decir algo, pero en cuanto cruzo miradas con Scaloni se congeló, comenzó a relamer sus labios varias veces mirando a distintos puntos del suelo.

Heungmin codeó a Cristian.

"Tu no estuviste tan nervioso" leyó.

El trigueño se encogió de hombros.

-Pablo es raro, más raro que yo.

-¡Sebatian Scaloni!

Ambos chicos volvieron a prestar atención a lo que estaba pasando frente suyo.

Pablo tenía los ojos apretados con fuerzas.

-¡Me gustas! ¡Mucho!

Hubo un silencio incómodo durante varios segundos, hasta que las ruedas de la silla de Sebastian comenzaron a girar acercándose al escenario.

Pablo abrió los ojos para encontrarse con el chico, y las pequeñas lágrimas en sus mejillas que le partieron un poco el corazón.

-Estoy completamente enamorado de vos -murmuro, al punto que solo Sebastian podía escucharlo.

El chico en la silla sonrió, mostrando sus adorables mejillas, dejando caer unas lágrimas.

Pablo bajo de un salto del escenario, abrazando a Sebastian con firmeza.

Lo había extrañado bastante, llevaban más de dos semanas sin hablarse, sintiendo que una parte de sí faltaba.

-También me gustas, Pablito.

¡!

Mi grupito de gays favoritos.😿

Mute › Cutison. Where stories live. Discover now