Mute › Cutison.

16.

El cordobés se había convertido para los Son como un segundo hijo, tenía una copia de las llaves de la casa y ellos confiaban plenamente en él para todo, pero principalmente en todo lo que tenía que ver con su hijo.

Así que no era la primera vez que Cristian se quedaba con Heungmin durante la noche, cuidando del pálido porque estaba con fiebre.

Era algo un poco preocupante, el menor solía ser muy propenso a tener fiebre, no parecía tener nada de malo. Solo era dolor que no lo dejaba hacer nada, más que no fuera quedarse tirado en la cama.

Y en días así, Cristian se quedaba a su lado.

Esa noche los padres de Heungmin tenían que viajar a Busan por un asunto familiar, pero no podían llegar al chico enfermo con ellos, así que le habían pedido al trigueño que lo cuidara.

Ambos estaban acostados en la cama matrimonial de los padres del menor, aunque el más joven se había quedado dormido sobre el pecho del mayor, ese lugar donde se sentía cómodo porque los latidos del chico alto lo calmaban.

Con Heungmin dormido sobre su pecho, Cristian se planteaba si sus sentimientos que tenía hacia el coreano serían correspondidos.

Y tenía miedo.

No sabía bien desde cuándo, quizás desde el mismo día en que lo vio, pero comprendió que lo que sentía hacia el chico, no era amistad, aunque todavía no lo había aceptado.

Miro a el pálido dormir, pensando que no le molestaría ver eso todos los días.

Notó que el menor movía sus labios y un poco los dedos de sus manos al dormir, eso le parecía adorable.

Lo acomodo sobre la almohada para que Heungmin pudiera descansar.

El más pequeño pareció notar la lejanía de Cristian de su cuerpo, porque fruncio el ceño entre sueños y se acurrucó más cerca del rubio, moviéndose peligrosamente cerca de los labios contrarios. Haciendo que la respiración del cordobés se cortará un momento.

Dios, su corazón no podía soportar eso.

Intentando calmarse y bajar el calor de su rostro, Cristian se concentró en seguir durmiendo.

¡!

¿Para cuándo piquito?