26.

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—¿En serio tenías que decir eso de Pablo y Sebastian, Heungmin? —preguntó Cristian algo molesto.

Desde ese entonces Pablo no había dejado de fastidiarlo con que ya no podía ver a Sebas a la cara sin entrar en pánico, y el chico en silla de ruedas no tenía más dudas, quería hablar con su amigo desde hace días.

Heungmin solo se encogió de hombros.

Ambos estaban sentandos en el patio de su colegio, encontraron un poco de paz ahí, sin ninguno de los dos chicos que los invadían en busca de consejos.

—Heungmin —lo llamó el mayor haciendo que el pelinegro lo mirará—. ¿Por qué me besaste ese día?

El pálido bajo su mirada al pasto, tardo unos segundos en sacar su cuaderno y escribir.

"Lamente ese beso, no lo haré de nuevo"

—¿Qué?

Heungmin comenzo a guardar su cuaderno en su mochila, dispuesto a irse, pero Cristian tomó su muñeca para impedir que se vaya, frenandolo.

—Heungmin, ¿posta que lo sentís? ¿Por qué te arrepentis?

El coreano ya no se dignaba a mirarlo a la cara, escribió bruscamente.

"No fue nada, me voy"

Y dando un tirón, se liberó del agarre del cordobés, yéndose de ahí dejando solo al mayor.

Cristian quiso ir tras él, pero al notar que el menor había comenzado a apurar su paso, casi corriendo, para alejarse, lo dejó ir.

Mute › Cutison. Où les histoires vivent. Découvrez maintenant