Capitulo 4

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—Hola niña Bligth— saludó Willow.

—¿Por qué todos me dicen así?—

—Porque eres la niña Bligth obviamente-

Suspiré detenidamente, y me limité a seguir a Willow y los dos muchachos que iban con nosotras.

—Bienvenida, asumo que tu eres la niña de los Bligth—

Lo que me faltaba otra que me llamaba así, no sé si lo hacen por molestarme, ni siquiera entiendo si les da risa.

—Ah si, gracias— pause un momento y pregunté— ¿quién es usted?— la mujer me miró con aire desafiante y con una sonrisa respondió.

—Soy Eda, señorita Bligth— por supuesto, que gran día ha sido para mi, ahora estoy con Eda, la encargada de este gremio, joder, amo mi suerte.

—Ya veo— me quedé en silencio, no quería estar ahí.

—Bueno ahora que se acabaron las presentaciones es hora de trabajar- dio dos palmadas y gente empezó a salir de no sé donde, todos tenían muchísimas cosas en manos.

—Hey! princesita— ¿por qué diablos tenía que estar aquí?

—Luz— a pesar de que dije su nombre no la miré, tenía miedo de verla a los ojos y perder el control de nuevo.

—Bien niña Bligth, necesitamos que cooperes con nosotros, ¿lo harás?—

Eda parecía bastante convencida de que lo haría, y a decir verdad no tenía como negarme.

Sin embargo me atreví a preguntar nuevamente.

—¿En qué necesitan mi ayuda?— pregunté, recibiendo una mirada furtiva de Luz.

—Ya te lo había dicho— respondió

—Quiero datos específicos, Luz— puedo ser una omega y todo lo que quieran, pero tengo carácter.

—Ja, no importa niña, te lo diré, acércate— entonces Eda me guío a una laptop.

Empecé a ver como corría un video.

—Mira niña Bligth, es simple, la persona que está ahí es tu madre, la reconoces ¿no?— por supuesto que si, asentí.

— Bueno, está traficando armas con tecnología no autorizada, está llevando cargamentos de droga  fuera del país, incluso aquí mismo—

No soy tonta, me fijé en como me miraban todos, esperando que diera un paso en falso, lastimosamente para ellos ni siquiera yo sabía que Odalia hacía eso.

—No sabía que mi madre estaba involucrada en ese tipo de asuntos. Juraba que el negocio de mi familia era de tecnología... ya saben, ¿normal?—

Oh no, más problemas por culpa de Odalia.

—De todas formas parece que no sabías nada— dijo Luz soltando un ruidoso suspiro.

—Entonces, ¿qué puedo hacer por ustedes?—

Me sentía nerviosa, de repente empecé a pensar en mis hermanos y como esto los afectaría, en mi padre, que por más mal padre que fuese era un buen hombre, y Odalia, la odio, no le bastó con arruinar la vida de su familia, tenía que arruinar la vida de los demás también.

En ese momento lo sentí.

Sentí como mi corazón iba acelerando sus latidos y como poco a poco dejaba de respirar, sentí como las lágrimas empapaban mi rostro, y vi su cara, Luz me miraba atónita, cómo si nunca hubiese visto a alguien llorar.

—Amity tienes que respirar— la voz de Luz se escuchaba lejos, la veía borrosa— hazlo conmigo, inhala y exhala, vamos, despacio—

Me tomó de los brazos y fijó su mirada en la mía, poco a poco empecé a recobrar el aire, lentamente sentí como su olor entraba en mis fosas nasales y me tranquilizaba más.

—Todo está bien Amity, ya pasó, tranquila— limpiaba mis lagrimas y me miraba con preocupación.

—Estas...¿estás siendo amable conmigo Luz?— dije haciendo un intento de sonrisa que no salió para nada bien por la expresión de Luz.

— ¿Te gustan los dulces?—

Su pregunta me pareció extraña por la situación en la que estábamos, entonces miré a mi alrededor y no había nadie, no podía oler las feromonas de nadie más que las de Luz, que claro, no me incomodaban.

—Si me gusta el dulce— respondí

—Bien, ven conmigo— me extendió su mano y yo la tomé.

Salimos de ese cuarto y caminamos un largo rato, todas las paredes eran de acero por lo que podía ver, ninguna ventana, hasta que salimos.

Era un pequeño jardín rodeado de árboles, flores y por supuesto paredes de acero, que gran toque.

—Siéntate aquí, espérame un momento— me dejo sentada debajo de un árbol rodeada de flores silvestres, eran lindas, por suerte no soy alérgica a ellas.

Un rato después Luz llegó con un carrito.

—Bien señorita Bligth, aquí tenemos tiramisú, pastel de chocolate, tarta de queso y helado con crema, ¿qué quieres?— oh dios, amo el pastel de chocolate.

—Chocolate— dije, seguramente mostrando ilusión en mis ojos, Odalia no me había dejado comer azúcar en esta cantidad desde hacía 6 meses por la supuesta boda, porque tenía que entrar en el vestido que ya había separado, moría por comer un pedazo de ese pastel.

—Lo que usted diga— me guiño un ojo y empezó a cortar el pastel.

Estaba roja.

Estoy segura que parecía un tomate.

—Bien Amity, aquí tienes— me pasó una rebanada de pastel de chocolate y una taza de leche caliente, estaba haciendo frío.

—Gracias, Luz— le sonreí, me devolvió la sonrisa y empezó a comer ella también, solo que ella comía una rebanada de torta de queso.

Una vez que terminamos de comer, Luz me miró fijamente, podía sentir su mirada quemarme la cara.

—¿Pasa algo Luz?— me miró entretenida, parecía como si algo de mi le causara gracia.

—Eres rara— pero qué.

—¡¿Disculpa?!— la mire ofendida, aunque ciertamente me divirtió su expresión de pánico.

—E-Es un decir Amity, ya sabes, después de lo que sucedió me cuesta creer que no eres rara— que gran excusa.

Me limité a mirarla con una cara neutral, le reste importancia al asunto.

⊰𝐌𝐢 𝐩𝐫𝐞𝐜𝐢𝐚𝐝𝐚 𝐨𝐦𝐞𝐠𝐚⊱//𝐋𝐮𝐦𝐢𝐭𝐲 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora