Extra IV

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Respecto a cómo surgieron las enemistades

96 Dc

Antes de su matrimonio con Rhea Royce, Daemon recibió una carta de Helaena, su terrible gemela con la que no hablaba desde... Desde que se casó con el actual lord Tyrell. Ahora, al parecer, iba a dar a luz. Su marido, totalmente consumido por los nervios había estado tomando en la sala conjunta vino dorado del Rejo y Viserys, Viserys no tenía idea de qué hacer ante el embarazo y Daemon tampoco pero deseó tener una excusa para desparecer de la corte y no ver a la novia durante el camino del Valle a Rocadragón así que en plena madrugada mientras se alzaban los rayos del sol dorado del mismo color que la flor de Altojardín.

Llegó cuando el pequeño bulto de carne había sido bañado y perfumado, envuelto en un brocado azul verdoso con flores verdes y espinas.

—¡Dame! —Le exigió a una de las parteras pasando junto a Allester sin titubear. Quería ver a su nuevo familiar.

Se sentía especialmente ansioso, como si fuera más importante de lo que en realidad era un pequeño horrible y arrugado bebé... ¿Era niña? Debía serlo, su presencia iluminaba la habitación opacando la belleza de su madre por completo.

—¿Daemon? —Helaena, desde el interior de la habitación hizo un ademán para que se acercara y personalmente le entregó a la niña—. Quizás debí avisar antes...

—Debiste. —A él no le hacía el encanto de Laena, nunca, aunque no parecía envejecer, sus rizos dorados o los ojos como lanzas a la luz de estrellas...

En cambio, esa niña, sabía que sería su pequeña guerra, parecía más curiosa en observar el mundo que en definirse por hacer cosas típicas... Crecería para tener gracia, orgullo y frialdad como Visenya.

Una sonrisa curvó sus labios con maldad.

—Sé cuál es su nombre.

—Es Rhae...

—Visenya. Tú hija debe ser única y especial. Debería ser la reina de los Siete Reinos y no solo señora de Altojardín. Una guerra, una verdadera reina. Esta pequeña es una clara mañana de primavera atravesada por el rugido de un dragón, una Targaryen.







ASÍ QUE, un par de semanas después la pequeña Visenya fue la invitada de honor a su boda. Viserys le negó la oportunidad de rechazar el enlace pero no pudo evitar que su pequeña sobrina asistiera. Quedo fascinado por la niña y pasó más tiempo con ella que con la novia.

Daemon en el banquete la arrebató de los brazos de sus hermana y de los reyes. Aemma para variar estuvo cabreada con él por su "infantil comportamiento", "Visenya es solo una niña" y "no merece la atención que es para tu prometida".

No le pudo importar menos, la bebé era inmensamente interesante y era la única que en automático no parecía odiar a Daemon por algún motivo. No la remplazará nunca, se dijo, ni siquiera por la niña que estaba esperando la Reina y su hermano. No podía ser tan inteligente y tímida como su pequeña Visenya.

Aemma intentaría que Rhea Royce agradará a la chiquita para acercarse a Daemon pero fue imposible, así que la reina en persona fue la que decidió familiriarizarse con ella. No había más opciones que aceptar a la bebé de cabello dorado mientras nacía su hija para mimarla.






NO LA VERÍA HASTA CUMPLIDOS LOS nueve años. Visenya llegó a Desembarco del Rey sonriendo. Con el mejor vestido verdoso que podía usar se celebró un banquete en su honor.

No se llenó mucho tiempo la boca de comida ya que procuro saludar a cada quien y hablar con cada noble unos pocos minutos. Quería demostrar que era una Tyrell correctamente, aún no valía la pena demostrar que era una Targaryen. La sangre y el fuego se podían esconder en su corazón por algún tiempo más mientras dominaba bien la capital.

Tenía miedo pero no lo demostró, se distrajo viendo los tapices y contando las variedades de flores en los jardines. Así llegó al bosque de dioses que le recordó ampliamente a Invernalia.

Sin temor se arrodilló ante los dioses antiguos para rezar.

—... Agradezco por mi familia, tanto por los Targaryen como por los Tyrell. Espero sinceramente poder ser amiga de Rhaenyra y volver a ver a mi tío Daemon, sé que no debería ser mi único objetivo pero independientemente me gustaría...

—¿De verdad solo viniste a verme? —El Príncipe Pícaro puso una mano en los hombros de ella haciéndola estremecerse. Le sonrió—. Me imagine. Causa esa impresión en las personas...

Visenya murmuró suavemente algo y se lanzó a los brazos de Daemon.

—Me alegra muchísimo verte, tío.

—Lo sé, pequeña bebé. ¿Puedo hacer algo por ti? Vhagar y Caraxes quizás puedan hacer una carrera.

—Después, me gustaría tener permiso del rey para plantar rosas de Altojardín aquí. En Invernalia Elric dijo que solo crecían las rosas azules pero...

—Esto no es Invernalia, el Sur es tuyo para lo que quieras. —Daemon la empujó hacia los pasillos—. Buscaremos las semillas y empezaremos a plantar aunque me llene de mugre. Será divertido, Enya.

Visenya sonrió entrelazando su pequeña mano con la de Daemon antes de perderse en el pasillo. Rhaenyra, oculta detrás de una columna soltó un siseó, odio absolutamente cada momento de la conversación espiada. Daemon se aburrió de ella por ser más pequeña y quería alguien más con quien entretenerse, la más inteligente y brillante Enya Tyrell, una rosa de fuego... La odio.

Se supone que serían amigas pero en el caso de que Daemon le quitará la atención ya no podría hacer nada... Excepto fingir.

Fingir que eran amigas, hermanas y solo esperar para traicionarla.

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⏰ Last updated: Mar 15, 2023 ⏰

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La otra Targaryen | Daemon Targaryen & Aemond TargaryenWhere stories live. Discover now