XIII. Ophelia y Baelor

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TODO EL EMBARAZO ALICENT SE COMPORTÓ, Aemond estaba asombrado por el cambió de 180 grados que dio de su madre. Y claro que Aegon siempre hacía algún comentario sarcástico o inapropiado.

Alicent iba a las cocinas y con cuidado seleccionaba que alimentos podía y cuáles no ingerir Visenya por su estado. Tenía un cocinero a todas horas disponible para cumplir los antojos, tanto que Aemond no tenía que separarse de Visenya para buscar nada ya que la Reina puso más de diez sirvientes a su disposición.

Si Enya tenía antojos Aemond solo recibía la bandeja y se lo entregaba a ella.

-¿Pastelitos de limón, Visenya? -Alicent le acercó un plato repleto, ya que en esos momentos el príncipe estaba en el consejo junto a Otto Hightower-. Al parecer mis nietos aman estos dulces. ¿Puedes comer o los bebés siguen pateando?

-Han pateado toda la mañana. -Enya soltó el libro que leía, sonrió al leer el título, claro que era Hamlet, Aemond le había conseguido el libro al volver de Pentos-. Hace una media hora me dejaron en paz.

-Oí que enviaste a hacer un vestido de color verde.

-Es el color de la casa Tyrell. -Respondió Visenya a negarse sentirse aliada de la casa Hightower-. Amo a Aemond pero debo mantener la identidad de mi casa a pesar de ya no usar los colores heráldicos de los Targaryen.

-Lo sé. Por eso es que mis hijos y yo vestimos de verde, lamento mucho si mi comentario te incómodo. -Alicent se encogió de hombros-. Supongo que querrás cambiarte para el almuerzo en los jardines. Iré a buscar a Aegon y a Helaena, sabes que ella ha dicho que se siente gruesa y torpe por el embarazo. Creo que algo de compañía la ayudará.






VISENYA LE DIRIGIÓ UNA MIRADA PICARA A AEMOND, estaban sentados en los jardines en una mesa rebosante de comida. Enya probó la carne con salsa de zumo de limón con una sonrisa.

Con un embarazo avanzado, el vientre abultado no disminuía en
absoluto su delicada belleza, ni tampoco su disfrute de la comida y de las caricias de su esposo. Aemond le daba los mejores pedacitos de comida de su plato. Bebían de la misma copa y, a menudo, se besaban sin motivo aparente. Siempre que lo hacían, él le ponía lamano sobre el vientre en gesto cariñoso, tierno y protector.

Una sonrisa permanente bailaba en los labios de Enya.

-¡No es justo! -Aegon el Mayor hizo un puchero, estaba más concentrado en hallar nombre para sus sobrinos qué en pensar cómo llamaría a sus hijos-. ¡Yo tambien debo elegir un nombre! Seré su tío.

-Bien, Aegon, ¿Qué nombre quieres? -Aerion, que había llegado hace unas horas de Roca Casterly no tuvo problemas en ver a su madre embarazada de otro hombre, ni siquiera le molestó sentarse con los Verdes y compartir la comida-. No sé, sinceramente, como mi madre permite que nombres a uno de los niños.

-Sé que Alicent y Otto lo detendrán si quiere hacer una estupidez.

-¿Entonces no lo puedo llamar Maegor? -Alicent alzó la mano y le dió un empujoncito a su primogénito que gruñó por lo bajo de la misma forma que lo haría Fuegosol.

-Por más buena idea que sea no permitiré que mi hijo se llame Maegor como Maegor el Cruel. -Aemond presionó un beso en el rostro de Visenya y Aegon se quejó de nuevo-. ¿Y ahora qué?

-¡Quítale las manos de encima a Visenya y dime por qué no puede llamarse Maegor! -Aegon meneó su copa de vino y lo miró con interés.

-Maegor el Cruel. Esas tres palabras son suficientes, Daemon. -Otto Hightower hizo un breve ademán, parecía más sereno y tranquilo junto a su familia sin embrago era distante. Estaba en el lugar más lejano de Visenya ya que ella recordaba perfectamente la alianza que tuvo con Larys Strong-. Creí haber escuchado que Aemond sugirió Baelor.

La otra Targaryen | Daemon Targaryen & Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora