Capítulo 2

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• Sueño •

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• Sueño •

El camino a casa se me hizo eterno, seguía abrazando mis piernas como si estuviera muy asustada y mi vista se mantenía fija en la carretera, ni tan siquiera se movían mis párpados, estaban congelados.

La mirada preocupada de mi amigo se mantenía sobre mi cabeza, lo podía sentir. El ambiente de tensión que había a mi alrededor se podía cortar con un hacha.

- Dime qué es lo que acaba de pasar ahí, parecías asustada. ¿Ocurrió algo en el momento antes de que yo llegara? - esa voz, yo tenía razón, estaba muy preocupado, demasiado diría yo. No es para menos, él me conoce mejor que nadie y en este momento parezco un puto robot, incapaz de hacer que mi cuerpo responda ni aunque me prendan fuego.

Reaccioné de una forma tan brusca, como si me estuviera defendiendo de algo. ¿En verdad lo estaba haciendo? Me he estado haciendo esa pregunta desde que salimos de aquel lugar. Pero lo que me tenía realmente inquieta, era ¿de que exactamente?

Miré las marcas de mis muñecas, "No estaba segura de nada en estos momentos Jacob". Miré a los ojos al chico que se encontraba a mi lado. Sus ojos color caramelo me transmitían paz de alguna forma.

- Esa... Niebla - no sé por qué mi voz se entrecortaba - esa niebla me dio mucho sueño, los ojos me pesaban y los cerré, entonces... - en ese momento me interrumpe.

- ¿De que niebla estás hablando Malla? De verdad me preocupa todo esto. - me congelé. ¿Cómo que de qué niebla estoy hablando? ¿Él no la vio? ¿Acaso me lo estoy imaginando todo? No puede ser, no puedo estar tan mal de la cabeza. ¿O sí?

Lo pensé por un momento, no ganaba nada con empezar a desvariar con lo que pasó. Igualmente, estoy segura que no me creería. Nada de esto tenía sentido, ni tan siquiera para mi que tenía el cerebro de un hipopótamo, es demasiado extraño. Por lo tanto, decidí callar.

- Nada, supongo que me lo imaginé todo.

- Pero estás muy rara, como si estuvieras a la defensiva.

El coche se apagó, ya habíamos llegado a mi casa y no me había dado cuenta. Bajé la mirada y con ese mismo gesto bajé mis pies del asiento del copiloto. Me quedé mirando mis tenis blancos.

- Malla - la voz de Jey me sacó del trance - Sabes que si te pasa cualquier cosa me puedes contar, estoy aquí para tí. - su mirada era profunda y yo ya me estaba poniendo un poco nerviosa, no sabía exactamentepor que, no estaba en mi período ni nada de eso. - Sabes que te quiero mucho y...

- Estoy bien Jey. - corté sus palabras y le regalé una sonrisa que nunca en mi vida pensé que le daría a mi mejor amigo, una realmente falsa, con la única intención de tranquilizarlo y que dejara de hacerme preguntas que solo me acudían y me confundían más, porque mientras más pensaba en las posibles respuestas, más ilógico e incierto me resultaba todo esto. - Es solo que, no dormí muy bien ayer. Tuve unas pesadillas que hicieron que me despertara en la madrugada. Solo me siento cansada. - No era del todo mentira, digamos que era el ciencuenta por ciento de la verdad, lo que al menos era más creíble y dejaba mi conciencia un poco más libre de remordimientos por ocultarle parte de las cosas.

Sombras © [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora