Sombras © [En Edición]

Capítulo 6

• Bromas •

Un molesto rayo se sol me sacó del país de los sueños a la fueza, y también de un sueño extraño de cojones, que les puedo decir. Un nombre se escapó de mis labios sin querer, un nombre que no conocía de nada y que no sabía de donde había aparecido.

- Eldritch... - balbuceaba entre las almohadas llenas de mi saliva, ultimamente había tomado por costumbre suicidarme mientras dormía. Morir deshidratada no era tan doloroso, creo, nunca lo he probado la verdad.

- ¿Y ese quién coño es?

La voz de Jasmine me hizo pegar un salto en la cama y separarme del charco de baba, cosa que agradecí internamente, si no hubiera estado presente el susto de muerte que me pegué.

- ¡Joder tía me vas a matar de un infarto!. - puse mis manos sobre mi pecho apretándolo un poco para tratar de detener sus latidos acelerados.

- ¿Qué soñaste que te has babeado así y estás hablando en otro idioma? porque ese nombre no es normal ni de aquí a China. - se quedó unos segundo pensando t moviendo sus labios en consecuencia. - Venga ya, ni tan siquiera sé como pronunciarlo.

- No tengo ni la más remota idea. - me encojo de hombros.

- Sí no era erótico no me dirijas la palabra en todo el día.

Comencé a reír por su comentario tan fuera de lugar. Ella no cambia. Observé el reloj digital de mi mesita de noche, son las 6 de la mañana, viernes, ¡Ya es viernes!, ¡Al fin!... Último día en ese infierno de instituto. La verdad es que había perdido hasta la noción del tiempo en estos días, con todas las cosas raras que han pasado.

Me dejé caer de espaldas sobre el blando colchón, estiré todo mi cuerpo sobre la cama y liberé un suspiro ahogado que tenía atragantado. Me sentía mejor el día de hoy. Jasmine se me acerca y me toma de la mano repentinamente.

- Vamos, acompáñame abajo a buscar un poco de agua para beber, no quiero ir sola. - tira de mí y hace que me levante de golpe, aún me estaba reiniciando y no coordinaba bien mis movimientos, por lo que casi caí al suelo un par de veces porque mis pies tropezaban con cualquier cosa, hasta con ellos mismos, pero al final me dejé guiar. Parecía un cometa.

Al llegar a la cocina me di cuenta de que algo no iba bien, ya a esta hora mis padres estarían preparando el desayuno para marcharse a trabajar temprano. A no ser que hayan tenido que marcharse antes y me toque a mi preparar todo hoy. Genial, cuando más personas habían en la casa.

Pero no, tampoco era eso. Al poner un pie dentro de los límites de la cocina todas las luces se encendieron a la vez provocando que me quedara ciega unos breves instantes, y allí estaba todos, con gorritos de cumpleaños puestos en sus cabezas, serpentinas y globos en sus manos, excepto mi hermano que tenía una pistola de agua. Espera... ¿Qué?...