XVI.━━ Sentimenti misti

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Bianca asentía con rapidez, frunciendo los labios y cerrado sus ojos con una tremenda fuerza, mientras esperaba el siguiente impacto del cinto contra su pequeño cuerpo desnudo.

Sus manos estabas apoyadas en la pared, dándole la espalda a su madre quien estaba teniendo uno de los ataques de ira que se presentaban cada vez con más frecuencia, con su rostro empapado en gruesas lágrimas que brotaban de sus ojos sin parar, gemidos de dolor se le escapaban, rogando para que Chiara no los escuchase, y las heridas en su espalda, de las cuales emanaban cataratas de sangre, le dolían a más no poder.

Estaba en el infierno sin siquiera haber muerto y sido juzgada justamente.

El siguiente golpe la agarró desprevenida, haciéndola gritar de dolor y soltar más lágrimas.

—¡CÁLLATE! —ordenó la mujer sin compasión, con voz arisca; ella no era su madre, era algún demonio que la había poseído y la estaba haciendo pagar por algo o, simplemente, quería hacerla sufrir.

—¡Basta! —pidió la niña, aún sabiendo que ella no pararía hasta que creyese que era suficiente, y otro azote dio contra su adolorida espalda —¡BASTA!

Su respiración era agitada, deseaba que, de una vez por todas y debido a tanta ira, su madre acabara con su vida, así fuese a golpes, y se quedase con el remordimiento para toda la vida.

Otro azote, y otro, y otro.

¡Mátame de una maldita vez! Pensó Bianca ya cansada de tener que soportar esas reprendidas y el dolor insoportable que se expandía por su cuerpo. ¡Mátame!

«¡Mátame de una puta vez si en
verdad soy una carga por mojar
mi cama aunque, por más que lo
intente, no puedo evitarlo!»

—¡BASTA...!

[...]

Luca nadaba hacia su hogar con una boba sonrisa en su rostro, con el corazón bailando de regocijo y un sonrojo en su rostro al recordar el bello rostro de Bianca al ver la perla que le había regalado.

Al entrar a la residencia, Luca cuidó que nadie lo viera, tuvo suerte al ser que su familia había salido a cenar a casa de unos amigos y él se encontraba completamente solo.
Entró a la habitación que compartía con su abuela, se recostó en su cama y suspiró; buscó debajo de su almohada de algas para sacar la piedra que Bianca le había regalado y volvió a suspirar.

—tenías razón, Bianca, tengo la roca que me regalaste debajo de mi almohada —aceptó con una sonrisa. Tomó la piedra con ambas manos y la apretó contra su pecho.

¿Por qué él se sentía tan en paz al estar a su lado? ¿Por qué razón hacía que sonriera de manera inconsciente con tan solo pensar en ella? ¿Qué había en ese hermoso rostro lleno de luz que lo hacía sonrojarse desde el primer día? Ella era tan dulce y encantadora, con esos ojos verdes esmeralda que le sacaban suspiros; no podía negarlo, la quería, y mucho.

«¿Qué es éste sentimiento?
Ésta sensación que siento en el pecho»

—¿Y si es...? —dejó la frase en el aire mientras sacudía la cabeza y jugaba con la piedra en forma de corazón que tenía entre sus manos.

No podía ser eso, no tan pronto, no era correcto, siquiera. No a tan temprana edad ni en la situación en la que se encontraba ella. Era algo que no quería aceptar.

«cuando me miras,
me pierdo en tus ojos ...»

No. Debías estar siendo un sueño. Ese sentimiento no existía y era producto de su imaginación.

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⏰ Última actualización: Aug 22, 2023 ⏰

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━━𝑷𝒆𝒓𝒍𝒆 𝒅𝒊 𝑴𝒂𝒓𝒆 〔ʟᴜᴄᴀ ᴘᴀɢᴜʀᴏ × ʀᴇᴀᴅᴇʀ〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora