XIV.━━ Bella ragazza

58 8 0
                                    

"Eres la niña más bonita
que he visto, además de la
única, pero ninguna otra me hará
cambiar de parecer."

Bianca tomó la última fresa que quedaba en el montón de hojas que habían usado como plato, la observó un par de segundos y la acercó a los labios del castaño, dejando que mordiese la mitad de ésta. Después de que él comiera, ella se llevó la otra mitad restante a su boca, masticando con detenimiento, saboreando el dulce sabor del fruto, acción que fue imitada por el niño.

—recuérdame por qué amo tanto las fresas —pidió Luca en cuanto terminó de comer la fruta.

—¿porque fue la primera fruta que probaste? —dudó la morena, elevando una ceja y ladeando levemente la cabeza, mirando al mayor con extrema confusión.

—¡no, boba! —desmintió entre una sonora carcajada, causando más confusión en ella. Negó con la cabeza, con una sonrisa de oreja a oreja. La volvió a mirar, ahora con unos ojo que Bianca no pudo descifrar —esa razón que me acabas de mencionar es la segunda por la que amo tanto las fresas. La primera es porque se parecen a ti cuando te sonrojas.

Al instante, Bianca se ruborizó hasta las orejas, desvío la mirada e intentó cubrirse el rostro con una mano, a lo que el pecoso sonrió de lado.

—no es para nada gracioso; sé que estás sonriendo —le reprochó, molesta, intentando fulminarlo con la mirada, sin éxito.

—no es broma. La razón por la que me gustan tanto las fresas es porque se parecen a ti, sonrojada, claro está, y es como si te reflejaras en ellas.

Bianca no dijo nada, mantuvo la mirada baja, sonriendo internamente por lo que Luca acababa de decir. Era de lo más bonito que un niño le hubiera dicho. No podía cuestionarle "¿Cuánto te pagaron?" pues nadie más que él sabía de su existencia en aquella isla, tal vez su familia, pero las posibilidades de que alguien más que su círculo de conocidos supiera que ella estaba allí eran remotas.

—lo peor es que no puedo preguntarte cuánto te pagaron por decírmelo —expresó después de pensarlo, armándose de valor para mirarlo.

—¿por qué me pagarían para decirte eso? —dijo, desconcertado.

-muchas veces, en la escuela, varios niños me decían cosas lindas pero al final resultaba que era a cambio de dinero —explicó, un tanto apenada.

—nunca tendrían que pagarme para decirle algo lindo o abrazar a una niña tan bonita como tú —le dijo, observándola fijamente a los ojos.

Bianca simplemente lo abrazó, conmocionada de que fuera la primera vez que alguien le dijera algo así.
Unos instantes después, la morena se separó del abrazo y apartó al rizado con un empujón leve, dejándolo sin saciar esa necesidad de demostrar cariño, y la miró con recelo.

—suficiente afecto —dijo ella con una sonrisa lánguida en sus labios, burlándose del rostro lleno de confusión y enfado del contrario.

Un rato más tarde, ambos se encontraban atrapados en la torre, al menos Bianca, pies una torrencial lluvia se había desatado

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Un rato más tarde, ambos se encontraban atrapados en la torre, al menos Bianca, pies una torrencial lluvia se había desatado. Estaban aburridos, con frío y en completo silencio.

La morena, de un momento a otro, saltó de su lugar y se acercó a la salida de la torre, sacó su mano para sentir la lluvia caer en ella, llamando la atención del rizado, quien solo la miró con atención, sin moverse, pues no podría volver a estar así de calentito después de cambiar de posición.

—¿Qué pasaría si...? —cuestionó la niña al mayor, dirigiéndole una mirada maliciosa mientras sonreía, mostrando sus dientes blancos como las perlas pero levemente chuecos; comenzó a exponer su cuerpo cada vez más a la lluvia, a lo que Luca la miró con desaprobación.

—no. —dijo al instante, mostrando un rostro que la hizo recordar al de su madre cuando estaba a punto de sermonearla.

—porque... —comenzó la oji-verde en forma de duda, volviendo a adentrarse en la estructura.

—...podrías enfermarte. —continuó el castaño, aún mirándola con severidad.

Bianca dio un resoplo, Luca a veces podía ser demasiado razonable y amargado -igual que ella, por lo que no sentía que estaba en derecho de reprocharle sobre su comportamiento-, así que, en visto de que no podía hacerlo cambiar de opinión conforme al diálogo, lo haría con acciones.

—enferma o no, me habré divertido —concluyó la pelinegra, dejando en claro que saldría a jugar aunque pudiera pescar un resfriado. Y se fue.

Luca tensó la mandíbula al ver la acción de la niña, no teniendo más remedio que seguirla bajo la fuerte lluvia que se desataba, empapándose por completo y ahora teniendo sus escamas a la vista. Las gotas de agua que caían con fuerza le dificultaba ver dónde estaba la pelinegra, hasta que pudo distinguir su larga cabellera.

Estaba de pie, bajo la lluvia, simplemente mirando hacia el nublado cielo y con sus párpados cerrados, dejando que el agua la mojara por completo. Se veía tranquila y feliz.

Cuando notó la presencia de Luca, ella le dirigió la mirada y, sonriendo dulcemente, se acercó y tomó ambas manos del mayor con delicadeza, arrastrándolo consigo para simplemente comenzar a dar vueltas. Posteriormente, comenzó a reír, disfrutando de la calma en su corazón con la tormenta que había pasado a ya ser solo una leve llovizna, encantada de poder jugar bajo la lluvia, cosa que su madre nunca le había permitido.

El de tez blanca simplemente dejó que ella lo guiara en ese acto tan repentino y que le causaba mareos, pero si a Bianca le divertía y estaba feliz, él también lo estaba.

No rió, solo la miró por entre sus pestañas con gotas de agua entre ellas, sonriendo levemente ante la alegría plasmada en el rostro de su acompañante. Le gustaba verla feliz. Probablemente ella se enfermaría, pero en ese momento, se veía feliz y era lo que le importaba.

Ese día, lo único que había visto en ella fue belleza. Siempre había sido bonita, no lo podía negar, pero ese día se había percatado de algo más que belleza exterior, nobleza e inteligencia, había visto su belleza interior, como un rayo de sol entre la lluvia que lograba irradiar un gran arcoiris que se propagaba hasta él, mostrando eso que la volvía ella.

Bianca. La niña bonita.

 La niña bonita

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


━━𝑷𝒆𝒓𝒍𝒆 𝒅𝒊 𝑴𝒂𝒓𝒆 〔ʟᴜᴄᴀ ᴘᴀɢᴜʀᴏ × ʀᴇᴀᴅᴇʀ〕Where stories live. Discover now