Prólogo

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Ambos jóvenes disfrutaban de la vista, el hermoso atardecer que se podía apreciar desde el muelle era espectacular; se tomaban de las manos y no hacían ruido alguno, simplemente existían, y aquel hecho, al estar el uno junto al otro, era lo más bello del mundo.

El calor que se proporcionaban el uno al otro al estar juntos era inigualable, algo que ninguno de los dos sentía con alguna otra persona.

—oh, casi lo olvido —el castaño rompió aquel cómodo silencio para buscar en el bolsillo de sus shorts y sacar una perla color aqua, mostrándosela a la de tez morena—. Color aqua, sé que son tus favoritas.

Tomó la mano de la de hebras negras y puso la pequeña pero valiosa roca en la palma de esta, ella la observó durante un par de instantes, pero no habló. Las lágrimas amenazaban con escaparse de sus ojos esmeralda.
El contrario la miraba fijamente, esperando una respuesta de parte de Bianca, pero ella ni siquiera se movía, eso rompía su corazón.

—¿No te gustó? —cuestionó Luca con preocupación, sintiéndose como un completo idiota. La femenina no volvió a responder. Él sintió unas ganas inmensas de llorar —. Sabía que debí traerte algo mejor, debí...

No pudo terminar de delirar, cuando la pelinegra se lanzó a su cuello y comenzó a llorar, dejando desconcertado al oji-marron, su corazón se encogió al sentir como su camisa se empapaba tan rápidamente y algunos gemidos de llanto penetraban en sus oídos. Aquellas ganas de llorar aumentaron, causandole un horrible nudo en su garganta.
Lo único que pudo hacer fue seguirle el abrazo y, unos segundos después, Bianca se separó, dejando ver su rostro mojado y sus ojos inundados en lágrimas, para dejar lentos besos húmedos por todo el rostro del de tez blanca.

Luca no comprendía por qué ella lloraba y dejaba besos por toda su cara, pero eso lo hacía sentir aún más triste. No obstante, una parte de él se sentía en paz al sentir los suaves y húmedos labios de su amiga por todo su rostro, plantando dulces besos que le brindaban calor y amor, los cuales se secaban con el viento y se volvían un bonito recuerdo.
Deseaba que ella sintiese lo mismo que él, las mismas mariposas en el estómago, el mismo impulso por besarla, darle caricias llenas de cariño por todo su cuerpo, aquel hermoso sentimiento de paz que le causaba con tan solo mirarla, las mismas ganas de demostrarle amor, pero no amor de amigos, algo más allá de la amistad.

La oji-verde continuó llorando y dejando besos en cada rincón del rostro del mayor, como única forma de expresar sus sentimientos de culpa y agradecimiento hacia él. Dejaba un beso por cada perla que le había llevado hasta el momento, que representaban las veces que él pudo no haber regresado, y no se lo habría perdonado nunca.

Un beso tras otro; en la mejilla, la nariz,la frente, los párpados, las orejas, la barbilla; besos llenos de amor puro, el amor más sincero que ella podía brindar a un amigo.
Cuando finalmente se calmó, dejó un último beso en la punta de su nariz cubierta de pecas y, cuando se alejó, sonrío y una risa melancólica se escapó de sus labios mientras más lágrimas brotaban de sus ojos.

—dios mío, Luca, ¿Cómo llegas a pensar que no me gustó? —cuestionó con incredulidad, soltó otra pequeña pero ronca risa —. Simplemente me duele el hecho de que, a donde vas a conseguir estas perlas, podrían matarte. Y... has ido tantas veces que ahora pienso que pudieron haberte matado desde hace mucho, y eso nunca me lo perdonaría —tomó el rostro del castaño entre sus manos y lo miró fijamente, contemplando la belleza del rostro del niño que había conocido hacía dos años—. Il mio bambino, prométeme que no volverás a ir a ese lugar.

Sus ojos se veían tan suplicantes y hermosos a los últimos rayos del sol, eran tan bellos y profundos, llenos de dulzura e inocencia, tan grandes y con unas largas pestañas que, por las lágrimas, tenían pequeñas gotas de agua entre ellas y a Luca le resultó imposible renegarse ante aquella petición.

—lo prometo, bella —dijo él con una sonrisa de oreja a oreja.

La contraria ensanchó su sonrisa e hizo que ambos juntaran sus frentes.
En ese instante, volvió aquella paz en la que solo existían y era como si el mundo se detuviera, solo eran ellos dos en el mundo entero.

En ese instante, volvió aquella paz en la que solo existían y era como si el mundo se detuviera, solo eran ellos dos en el mundo entero

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━━𝑷𝒆𝒓𝒍𝒆 𝒅𝒊 𝑴𝒂𝒓𝒆 〔ʟᴜᴄᴀ ᴘᴀɢᴜʀᴏ × ʀᴇᴀᴅᴇʀ〕Where stories live. Discover now