Capítulo 17

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POV

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POV. Emma:

Ningún deporte que tenga que ver con andar sobre hielo se me da el inicio de bien. Ósea, ni patinar sobre hielo, eso es como... que me pidan que me suicide con prácticamente seis ruedas y un piso hecho de hielo.

Además ¿A quién se le ocurre ir a patinar sobre hielo en verano?

—No puedo hacerlo, Lason — repetí agarrándome de la barra de entrada a la pista como si fuera mi dependencia de vida.

Lason rodó los ojos.

—Ya te pusiste los patines, ya hazlo, el hielo es más fácil que una pista normal.

Le había mentido, me preguntó qué por qué no quería patinar con ellos, y le dije que si sabía pero que el hielo se me complicaba... me inventé un cuento chino, el caso es que logró hacer que me pusiera los patines, pero no estaba logrando que yo entrara a la pista como todos los demás quienes ya se divertían haciendo piruetas sobre sus ruedas y bailes rondando la pista.

—Te dije que el hielo no se me da bien.

—¡Es lo mismo que el patinaje sobre una pista normal! La diferencia es la pista, venga....

—¡Qué no sé patinar, carajo! — grité haciendo que un par de miradas se posaran sobre mí.

Lason me miró, pero no con burla, sino con simpleza, como si no saber fuese la cosa más simple del mundo. Ósea ¡Estábamos con sus amigos que si sabían! ¿Por qué le parecía simple? Me sonrió con complicidad.

—Yo te enseño.

—Como si tu fueras buen maestro — bufé.

—Te enseñé a verte pasable, agradece — reprochó.

Lo miré enarcando una ceja.

—No voy a entrar — zanjé.

—Pero yo te guío.

Se acercó a mi rodando sobre los patines y tomó mi mano intentando tirar de mí, pero me reusé. Rodó los ojos con hastío. Llevábamos en esto ya 10 minutos. Yo le decía que no y el que sí.

—Venga, que no es tan complicado — Insistió.

Encogí mis hombros con timidez, arrinconándome más en la esquina entre la barra de metal y la pared de cristal. Miré hacia Cass y los demás, ellos si se estaban divirtiendo porque sabían, en cambio yo no. Sin darme cuenta me quedé observando a Casandra y su pelo perfecto, su sonrisa perfecta, su cuerpo perfecto, su seguridad perfecta y su forma de patinar como una profesional. Y Ana que no se quedaba atrás, que jugaba con ella sobre la pista.

—¿Y ellos? — inquirí volviendo a mirar a Lason.

En un par de segundos el empezó a entender mi inseguridad y suspiró.

Un trato con Lason Harrison - Soribel Morel (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora