Emma lleva cierto control en su vida. No es normal, no porque sea nerd, sino porque lleva todo controlado y premeditado. No deja que ningún suceso, desde un simple pestañeo hasta el idiota del chico mas popular derramando una malteada en su jersey...
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POV Emma
Abrí los ojos un poco desconcertada tratando de acostumbrarme a la repentina luz clara. Mi mirada se centró en un techo blanco sin decoraciones, solo por eso lo diferencie del techo de mi habitación. Reposé unos segundos antes de mirar a otro lado. Detalladamente mi alrededor algo perdida hasta que ví un cuadro de una enfermera con el dedo índice en los labios indicando "silencio". Estaba en la enfermería.
Cerré los ojos y suspiré reincorporándome. Sentí un pequeño mareo. Me sostuve la sien tratando de calmar el mareo al cerrar los ojos y teniendo un pequeño flashback. La sonrisa de un moreno burlón.
Contuve una palabrota. No sé que era peor. Qué me doliera la cabeza o de repente pensarle.
En ese momento se abrió la puerta de la habitación llamando mi atención. Lason, esto no podía ser peor ¿Qué hacia el aquí?
—¿Tu qué haces aquí? — pregunté irritada.
Es que solo tenerlo cerca me provocaba querer golpear algo, su aura me irritaba y me daba tantas ganas de tenerlo lejos, porque mientras más cerca estuviera más peligro tendría yo de asesinarlo de las peores maneras.
Si, yo tenía el peligro porque estaba segura de que su vida no valdría tanto la pena.
—Vine a ver cómo estás. — contestó calmado.
¿Pará qué el querría saber cómo estoy? Eso no era lo importante ¿Qué hacía yo aquí?
—¿Qué me pasó?
—Intentaste matarme y la que terminó en la enfermería fuiste tu. Te desmayaste y empezaste a desangrarte por la nariz. — contestó acercándose para sentarse en la camilla junto a la que yo estaba. — Juro que nunca vi tanta sangre en mi vida fue como estar presente en la escena de un crimen justo cuando se está llevando a cabo el asesinato ¿Has pensado en donar? Hay muchas personas que necesitan sangre, la misma que a ti te debe sobrar, y te convertirías en una heroína luego de intentar ser la villana.
Lo miré mal. Era un completo idiota, un imbécil, un estúpido. No lo soportaba, era capaz de irme a vivir a otro planeta con tal de tener la seguridad que no me lo encontraría en ningún lado. No es que yo fuera mala honda ni nada.
Lo que pasa es que su actitud no me gustaba. Primero arruina mi jersey, segundo se burla de mi porque mi ropa interior tiene estampados de Bob Esponja, tercero se hace pasar por mi novio frente Justin Salvatore y por último me ridiculiza frente a toda la escuela pegando un papel en mi espalda. Tengo cuatro razones muy justificables para odiar a ese idiota que ahora me estaba mirando como si yo fuera la única cosa interesante en la habitación.
—¿Sabes? esta vez del desastre en tu jersey yo no tengo la culpa. — informó señalando mi ropa.
Miré, y escuché mi corazón quebrarse en mil pedazos y los cristales cayendo al suelo en cámara lenta. Mis ojos se aguaron. Mi jersey estaba manchado de mi propia sangre y ya estaba ceca, así que supongo que no tenía arreglo. Era uno de mis favoritos.
