Capítulo 27: Misión en el planeta Tarsex (IV)

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Cuadrante 36, Sistema Malvarala, planeta Tarsex.


- ¡Umber muévete maldita sea! - gritó uno de los saiyans tirando con fuerza de su compañero. El saiyan llamado Umber pareció recuperarse de su parálisis y comenzó a seguir al otro saiyan. Dos saiyans más se unieron a ellos y, a toda velocidad, pusieron rumbo al sur del planeta.

Tomber los observó alejarse con una sonrisa divertida.

Huid tan lejos como podáis – pensó -. No hay escapatoria.

Quedaban cinco saiyans vivos, más de los que había imaginado. Lo más sorprendente era que no había ni rastro de Velimar. Era la más poderosa de sus soldados, por lo que Tomber no podía creer que hubiese muerto. Sin duda, había subestimado las capacidades de los guerreros saiyans.

- Tú también luchaste bien – le susurró al saiyan inconsciente que llevaba en su brazo inferior izquierdo -. En unos años habrías sido un rival a tener en cuenta.

- ¡Tomber, se escapan! ¿Quieres que los persigamos? - le preguntó Polver mientras se acercaba.

El marshelita observó a los dos brench. Polver era el que se encontraba en mejor estado. Sin embargo, Marsink estaba malherido y no creía que fuese capaz de iniciar una persecución.

Tomber suspiró, lamentando la baja forma de sus hombres.

Tendré que pedirle a Lord Cooler un nuevo escuadrón – se dijo. Si tenía éxito en esta misión, eso no sería un problema. Su señor Cooler le daría lo que pidiese. Sin embargo, en ese momento no quedaba alternativa, tendría que ocuparse personalmente. Los cuatro saiyans casi se habían perdido de vista, internándose entre una cordillera de montañas. Sin embargo uno de ellos, un extraño saiyan de pelo rapado, se mantenía frente a los brench bloqueando el camino.

- ¿No piensas huir también? - le preguntó Tomber. El saiyan los observaba con gesto serio.

- Yo no huyo – respondió. Su mirada estaba cargada de intensidad y determinación. Tomber tuvo que reconocer que le agradaba el muchacho.

Sería un buen soldado para la Facción Cooler – se lamentó.

- Es una suerte – dijo Tomber -. Necesitaba dos prisioneros. Así me evito tener que perseguir a los otros.

Levantó su mano superior derecha y concentró su energía. Un instante después, cuatro detonaciones de ki salieron disparadas en dirección al grupo de saiyans. Los haces de energía, con más de 6.000 unidades de poder, salvaron la distancia con sus objetivos y estallaron al hacer contacto, provocando una enorme explosión. El saiyan de pelo rapado observó la escena manteniendo su gesto impasible. No parecía que le importase la suerte de sus compañeros.

- Bueno, parece que esto será todo – dijo Tomber. En su rastreador se iban apagando, una a una, las señales de energía de los saiyans hasta que, al final, solo quedó la nada -. ¡La batalla ha terminado chicos y ya tenemos a los dos prisioneros que necesitábamos! Una pena lo de Velimar, la echaremos de menos.

- ¡Aún no estoy muerta! - exclamó una voz bajo ellos.

La brench, visiblemente enfadada pero sin daños visibles, ascendió hasta la altura de sus compañeros.

- ¡¿Dónde está ese maldito mono?! - bramó -. ¡Voy a estrangularlo con su asqueroso rabo de simio hasta que los ojos se le salgan disparados de las órbitas!

- Cálmate Velimar – dijo Polver -. El capitán Tomber se ha encargado ya de todos los saiyans.

- ¡Aún queda uno de ellos! - exclamó la brench señalando al saiyan de pelo rapado -. ¡Vas a pagar por lo que me hizo tu compañero!

Dragon Ball: una historia de los saiyansWhere stories live. Discover now