Capítulo 13: La naturaleza del guerrero

14 2 0
                                    

- Toma, esta infusión no es tan efectiva como una cámara de recuperación, pero te ayudará a aliviar el dolor y bajará la hinchazón de los moratones – dijo Morello tendiéndole una taza.

Auber se llevó la bebida a los labios y dio un tímido sorbo. Como se temía, estaba asquerosa. Esa era una de las máximas de Morello, cuanto peor supiese una medicina, más efectiva era. El anciano se sentó junto a él y le observó en silencio, asegurándose de que vaciaba el brebaje.

- Gracias por ayudarme – dijo Auber.

Aún no sabía que hacia allí. Tras su conversación con Salad había comenzado a andar sin rumbo, perdido en sus pensamientos y, sin darse cuenta, había acabado frente al jardín de Morello.

Supongo que es el único sitio donde realmente me siento bienvenido – se dijo.

Era cierto. Apenas conocía al anciano desde hacía unos meses pero esa casa y su compañía se habían convertido en una especie de hogar para él. Cuando se imaginaba regresando de sus misiones en el Cuerpo de Guerreros, era ese el sitio al que acudía. Era un sentimiento extraño pero reconfortante.

- ¿Qué vas a hacer ahora? - preguntó Morello interrumpiendo sus pensamientos.

- Supongo que mañana pediré el ingreso en el Cuerpo de Guerreros – respondió Auber. No tenía sentido demorarse. Cuanto antes entrase al ejército, antes le asignarían un escuadrón y podría comenzar su nueva vida.

Quizás acabe en el escuadrón del saiyan de la cicatriz – pensó entusiasmado.

- No voy a oponerme si es finalmente tu deseo – dijo el anciano tras un momento de pausa -. Sin embargo, creo que ese no es tu camino y que te arrepentirás de esa decisión.

- ¿Arrepentirme? ¡Es lo que he deseado toda mi vida! - dijo Auber, contrariado por las palabras del anciano. Respetaba profundamente a Morello y el hecho de que desaprobase su ingreso en el Cuerpo de Guerreros le resultaba bastante molesto. Más que nada, deseaba contar con su beneplácito.

- No sabes lo que significa ser un guerrero, solo persigues el sueño de gloria de un niño – continuó Morello -. Sin embargo, no tienes la predisposición y la frialdad necesaria para ese cometido. ¿Estas preparado para conquistar un planeta? ¿Para arrasar con millones de vidas simplemente para cumplir una orden? Porque eso será lo que te pidan. ¡Cada día de tu vida!

- ¡Así es como funciona el mundo! - se defendió Auber -. Los fuertes se imponen a los débiles. Si no lo hacemos nosotros, serán otros los que conquisten esos planetas para Freezer. Nosotros al menos tenemos honor y les damos una oportunidad de defenderse.

- ¡¿Honor?! - exclamó Morello alzando la voz -. ¡¿Qué honor puede haber en masacrar a una población indefensa para robarles su planeta y venderlo al mejor postor?! No te engañes muchacho, no hay ni honor ni gloria en esas conquistas, solo la manifestación de lo peor de la sociedad saiyan.

- ¡¿Y qué otra opción tenemos?! - preguntó Auber -. ¡No podemos desobedecer las ordenes de Freezer y tampoco oponernos a él! Eso es algo que aprendimos en su momento. Lo único que podemos hacer es sobrevivir e intentar adaptarnos al Imperio.

- En eso no te equivocas – asintió Morello -. Sin embargo, siempre hay otras alternativas... ¿Qué harás cuando tengas frente a ti a un niño indefenso, llorando junto al cadáver de su madre a la que acabas de asesinar? ¿Serás capaz de soportarlo?

- ¡Cumpliré con mi deber! - exclamó Auber. Se levantó de la silla, inflamado por la ira y se dio la vuelta en dirección a la puerta. No quería seguir escuchando las recriminaciones del anciano.

Dragon Ball: una historia de los saiyansNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ