Capítulo 26: Misión en el planeta Tarsex (III)

En başından başla
                                    

¡Estúpido idiota! - maldijo Auber -. ¿Cómo puede ser tan cretino?

- Así que conozco el motivo... Eso esta por verse – reflexionó el marshelita.

Todo se precipitó en un segundo. Un fogonazo de energía salió del brazo superior izquierdo del marshelita, salvando la distancia entre ellos y el grupo de exploradores, e impactando contra su objetivo.

- ¡Ulif! - gritó Tich.

El cuerpo calcinado del joven saiyan cayó en picado en dirección al suelo. Auber no necesitó usar su rastreador para confirmar que estaba muerto. Había sido solo un instante...

- ¡Malnacidos, os mataré a todos! - gritó Prico preparándose para el combate.

- Marsink, Polver, Velimar, acabad con ellos – dijo el marshelita -. Pero dejad a dos vivos para interrogarlos, hay algo que tengo que confirmar.

- ¡Cómo mandes Tomber! - exclamaron los tres brench.

- ¡Escuadrón dispersaros! - gritó Auber -. ¡Todos a tierra!

- ¡De eso nada! - repuso Lych -. Les superamos en dos a uno. ¡Acabad con ellos!

Los saiyans dudaron por un instante, sin saber que orden obedecer. Sin embargo, el ataque de los brench terminó por decantar la balanza del lado de Lych.

- ¡Atacad en parejas! ¡Yo contendré a su líder! - gritó Lych abalanzándose sobre Tomber.

El saiyan había concentrado una enorme cantidad de energía alrededor de su cuerpo y, potenciado por ella, se propulsó contra el marshelita. La fuerza del golpe fue tremenda y los dos salieron disparados hacia el suelo, impactando contra la superficie boscosa.

- ¡Ha conseguido alejarlo! - exclamó Prico -. ¡Ahora tenemos una posibilidad!

- Ni en tus mejores sueños simio – repuso el brench llamado Polver lanzando un puñetazo al estómago del saiyan. El golpe hizo que Prico se doblase de dolor si bien, antes de que el brench lo rematase, Plum apareció por su espalda y lo alejó de una patada.

- ¡No te distraigas! - le dijo Plum mientras se colocaba a su lado -. Los dos juntos podremos con él.

- Eso ni lo dudes... - murmuró Prico, recuperándose del golpe.

- ¡Umber ni se te ocurra paralizarte ahora! - gritó Tich mientras luchaba desesperadamente para contener los ataques del brench de tono grisaceo. Habría muerto allí mismo de no ser por Ion. El impasible saiyan había decidido unirse a la pelea y, de un fuerte puñetazo, apartó al brench de Tich.

- ¡Mierda! Este tío es duro – exclamó el brench, sorprendido por la fuerza del golpe. Ion era el único saiyan que les igualaba en poder.

- ¡No seas quejica Marsink! En cuanto acabe con este renacuajo voy a ayudarte – dijo la brench de tono anaranjado.

- No tardes Velimar – repuso Marsink con tono agobiado.

- Lo... Lo... Lo siento... - murmuró Umber mientras observaba impotente como se aproximaba Velimar. Como en el combate contra los tardalianos, se había quedado paralizado, incapaz de contener el temblor que recorría su cuerpo.

- Pobre monito, ¿tienes frío? - preguntó la brench acercándose al saiyan -. Deja que te dé un abrazo.

Apresándolo por el abdomen, la brench comenzó a estrangular el cuerpo del saiyan. Umber lanzó un agudo grito de dolor.

- No te preocupes monito, seré rápida – susurró la brench esbozando una confiada sonrisa.

Umber comenzó a convulsionarse en silencio, incapaz de articular ningún sonido.

Dragon Ball: una historia de los saiyansHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin