ROSE THORN
ᴇᴠᴇɴ ᴛʜᴇ ᴍᴏꜱᴛ ʙᴇᴀᴜᴛɪꜰᴜʟ ʀᴏꜱᴇꜱ ᴀʀᴇ ꜰᴜʟʟ ᴏꜰ ᴛʜᴏʀɴꜱ
ꕥ
✦ ╮ todos la subestimaron, la creyeron solo una cara bonita, una tonta princesa. nunca se dieron cuenta que era un dragón, una rosa llena de espinas.
pero cuando los dragones dancen y el...
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☁️ ·̩͙✧ C A P I T U L O D I E C I S I E T E
MEVANYA MIRABA la nieve caer por la ventana de su habitación. La mañana había comenzado hace mucho ya en Invernalia, pero ella todavía no se decidía a salir de la cálida y segura soledad.
—Uhm, ¿su Alteza? —la dulce voz de la doncella que Cregan Stark le confió la trajo de vuelta de sus pensamientos.
Mevanya se dio la vuelta, había estado tan inmersa en sí misma, que no escuchó los toques en la puerta. Victoria traía una bandeja en las manos, dos tazas humeantes en ella. Mevanya frunció las cejas, no recordaba haberle pedido nada.
—Yo no pedí...
—No, yo lo hice —Cregan Stark apareció en el momento exacto, una pequeña sonrisa ladina en sus labios—. Gracias, Victoria, puedes irte.
Mevanya asintió a la muchacha y le sonrió con la boca apretada, la chica de siete y diez años hizo una pequeña reverencia hacia la princesa antes de dejar la bandeja en la mesa y salir de la habitación.
Cregan agarró las dos tazas humeantes y caminó hacia ella, extendiéndole una y sentándose a su lado en el asiento de la ventana.
—Gracias —sonrió levemente, y dirigió su mirada al exterior de nuevo, mientras se deleitaba con el calor que el té caliente emanaba.
—Victoria dice que no ha querido salir de la habitación todavía, ¿hay algún problema, princesa? —por la manera en la que habló, Mevanya presentía que Cregan Stark ya sabía la respuesta a esa pregunta, pero aún así, tuvo la cortesía de preguntar.
—Por favor, llámame Mevanya, hace mucho que ya no sé si ese título me pertenece —suspiró, mirando hacia su taza.
—Eres hija de un rey y una reina, ¿no es así? Creo que eso clasifica como ser una princesa.
—¿Una princesa pensaría en quemar a su gente, una princesa se quedaría parada mientras ve la mayor injusticia de todos los tiempos envolverse justo frente a sus ojos, una princesa no haría nada mientras ve a su reino condenarse a la destrucción? No lo creo.
Cregan se quedó en silencio por unos cuantos segundos, absorbiendo sus palabras. Era la primera vez que admitía lo que sentía en voz alta, Mevanya, desde que abandonó Desembarco del Rey, e incluso, tal vez, desde que vio la corona del conquistador ser puesta sobre la cabeza de Aegon, sentía que no merecía su título de princesa, ¿cómo podría, después de todo?
—No sabría decir, la verdad, nunca he sido princesa —la simplicidad con la que Cregan Stark hablaba logro robarle una pequeña sonrisa a Mevanya, el hombre sonrió complacido, y por fin levantó la cabeza para mirarlo a los ojos.
Estos la veían con compasión, pero también analizándola, tratando de ver más allá de lo que lo estaba dejando ver.
—Sí, bueno, supongo que debo serlo, sino ¿a quién más van a utilizar para hacer pactos de matrimonio? —suspiró, sus palabras más afiladas de lo que había querido sonar.
