12: ⁱⁿ ᵇˡᵒᵒᵈ ʸᵒᵘ ʷⁱˡˡ ᵇᵃᵗʰ

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☁️ ·̩͙✧C A P I T U L O  D O C E

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C A P I T U L O D O C E

CUANDO AEMOND entró en la habitación de su prometida, esta estaba destruida. Por un momento, se llenó de pánico, desesperadamente buscó a Mevanya, y su corazón se calmó cuando la vio hecha bolita en el suelo, con el khol de los ojos corrido, las mejillas y nariz roja, y la mirada completamente perdida.
Tragó en seco, y se acercó a ella pasando por los vidrios rotos, las flores tiradas en el suelo, y todo lo demás que había recibido un destino destructivo.

—Nya...

Mevanya levantó la cabeza como si apenas se hubiera dado cuenta que alguien estaba ahí. Cuando Aemond la vio de cerca, el estómago se le revolvió. Sus ojos inyectados en sangre parecían ajenos a la vida, en cambio, una oscuridad preocupante tomaba el lugar de lo que alguna vez había sido el brillo más único de los 7 reinos.

—Mevanya... —se arrodilló junto a ella, buscando palabras y sólo encontrando silencio.

Mevanya apartó la mirada, sus movimientos casi no parecían humanos.

—Mevanya yo...lo siento.

—¿Por cuál de tus pecados, Aemond? —ni siquiera sonaba como ella misma, su voz, ahora oscura y ronca, envió escalofríos al muchacho. Cuando volvió a mirarlo con aquellos ojos inhumanos, apretó los dientes sin saber que responder—. ¿Por cuál de tus mentiras?

—Por todo, lo siento. No tenía idea de nada, nunca quise...

—Excusas, excusas, excusas. No me queda aliento para más excusas. Mejor vete, Aemond, no tienes nada mejor que darme que tus excusas.

—Mevanya eso no es...

—¡Que te vayas! —el fuerte gritó lo tomo tan desprevenido que se fue para atrás.

Los ojos, que antes se vieron tan perdidos ahora eran dos orbes de fuego oscuro. Casi parecían cargar promesas de cenizas y destrucción.

—¡Lárgate! ¡Vete, vete, vete, vete! —primero fue tierra de las flores que estaban destruidas junto a ella, luego libros, y siguió con cualquier objeto que estuviera a su alcance, arrojándoselo a su prometido con furia mientras gritaba una y otra vez.

Cuando al fin logro salir de la habitación, suspiró al ver el rostro lloroso de su madre. Cuando esta escuchó el grito gutural que vino de la habitación, se dio la vuelta y lloro en silencio. Su hijo la tomó por los hombros, y la guió lejos de la habitación.

—Necesita tiempo. Será mejor que no entres hasta que no se calme.

Pero Alicent no estaba segura de que eso fuera posible. Su hija, su adorada hija. La flor más bella, la luz más brillante, la joya más pura, había visto como se marchitaba, como se apagaba, como se rompía horas atrás, y no estaba segura de jamás poder ver de nuevo el violeta fascinante de sus ojos.

𝐑𝐨𝐬𝐞 𝐓𝐡𝐨𝐫𝐧 ➵ jacaerys velaryon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora