13: ᵗᵃᵏᵉ ⁱᵗ ᵃˡˡ. ᵖᵒⁱˢᵒⁿ ⁱᵗ ᵃˡˡ. ᵇᵘʳⁿ ⁱᵗ ᵃˡˡ

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☁️ ·̩͙✧C A P I T U L O  T R E C E

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C A P I T U L O  T R E C E

LOS SOLDADOS en Rocadragón primero escucharon el rugido de dos dragones, para luego ver cómo dos enormes figuras descendían del cielo. Unos corrieron para no ser aplastados, mientras otros cuantos corrían a avisar a su reina.

—¡Todos en guardia! —gritó el Comandante de ellos, apuntando sus armas a la bestia morada que rugía mientras aterrizaba.

—¡Alto! —gritó Ser Erryk Cargyll, cuando vislumbró la figura ensangrentada de una mujer en el lomo del dragón más grande.

Inmediatamente, cuando la mujer volteó un poco la cara, la reconoció, y urgió a sus compañeros a socorrer a la princesa.
Al principio Ilaxia los aparto a todos con un rugido de advertencia, demasiado ansiosa, demasiado alerta para dejar que alguien se acercara a su jineta. Pero bastaron unas cuantas palabras de calma de Mevanya para que la dragona entendiera que ellos querían lo mismo que ella: ayudar y salvar a Mevanya.

La princesa, sintiendo los últimos tiros de energía en su cuerpo, trató de descender de su dragona, pero mientras bajaba, sus piernas cedieron y cayó de lleno en el suelo. Como si su cuerpo necesitara otro golpe más que ya no aguantaría.

Cuando los guardias se dieron cuenta de que la dragona ya no iba a comérselos si daban un paso más, corrieron al auxilio de la princesa de inmediato, levantando su débil y cansado cuerpo y tratando de hacerla reaccionar.

—Mi hermana... —susurró Mevanya con la voz ronca, tratando lo mejor posible de mantener los ojos abiertos—. Necesito...hablar con mi...hermana.

—Guarde la calma, princesa, ya está a salvo, debemos llevarla con el maestre —hablo Ser Erryk, mientras todos corrían al interior del castillo con ella colgando de sus brazos.

Adentro de la fortaleza, los primeros en escuchar sobre la llegada de los dos dragones fueron Daemon y Jacaerys. En el momento en que el soldado advirtió la llegada inesperada de dos grandes dragones violeta, Jacaerys no necesito un segundo para saber quién era, mucho menos para emprender camino en busca de la jineta de aquellas bestias.

Su corazón, con cada paso, subía su alterado ritmo cardiaco, casi podía sentirlo en su boca, a punto de salirse de su pecho. Sus manos temblorosas no podían quedarse quietas, y en su cabeza una sola plegaria resonaba una y otra vez:

"Por favor, que seas tú"

A la distancia logró escuchar los pasos acelerados de varios guardias, y los gritos alterados de Ser Erryk pidiendo la ayuda de un maestre.
Jacaerys corrió siguiendo aquella voz, sin haberse percatado que Daemon venía pisándole los talones hablándole sobre mantener la calma.

Cuando dio la vuelta y vio a los guardias corriendo con una platina colgando en sus brazos, su corazón por fin escapó de su cuerpo. Todo el mundo se detuvo en aquel momento, todo el aire en el mundo ya no parecía ser suficiente. El mundo ya no giraba igual, el mundo ya no se veía igual. Lo único que había en el, era la visión de Mevanya Targaryen, apenas consciente, pero con vida, a tan solo metros de él.

𝐑𝐨𝐬𝐞 𝐓𝐡𝐨𝐫𝐧 ➵ jacaerys velaryon Where stories live. Discover now