Si tres semanas atrás me hubieran dicho que iba a estar paseando por París con un cura, los habría enviado al Infierno.

Pero las cosas inesperadas suceden. La vida te trae sorpresas. Unas más bonitas que otras. Y a mi me tocaba ajustarme siempre a todo lo que la vida decidiera que me tocara vivir. (En esta ocasión no me quejaba)

"¿Quieres ir a cenar a algún restaurante?" Aún no habíamos terminado de recorrer los lugares más importantes y Louis ya quería dejar de recorrer. Pero lo entendía y no iba a quejarme, él ya me había avisado más temprano que no íbamos a poder conocer todo en un solo día y que además no estábamos allí de vacaciones.

"Sí, por favor" Alcé las cejas y me toqué el estómago. (Ahora sí exagerando un poco). "¿Sabes de un lugar?"

Louis bufó como si lo hubiera ofendido. "Bien sûr que oui!" Se paró en una posición tan (no quería estereotipar, pero...) homosexual que logró sacarme una sonrisa. Cuando noté que había hablado en francés sólo para hacerme enojar, lo observé con el ceño fruncido, haciéndome el enojado para que me tradujera lo que dijo. "¡Por supuesto que sí!" Se burló en mi cara. Abrió la boca tan grande para reírse que creí iba a tragarme.

"No es gracioso" Pasé por delante de él, como si supiera hacia donde caminar.

Apuró su paso para quedar a mi lado. "Sí lo es" Él seguía riendo, y yo seguía con mi cara de ofendido para nada creíble. Parecía que reía para que yo no olvidara su parte humana, para que recordara que detrás del Padre Louis estaba Louis Tomlinson. Y yo lo hacía, en todo momento pensaba en Louis Tomlinson.

"Trois Crabes" Susurró Louis más para sí mismo, leyendo un cartel, una sonrisa se formó en su rostro mientras se acercaba a un pequeño restaurante de madera. "Aquí es"

Lo que hizo a continuación me dio ganas de desnudarlo y hacerle el amor allí mismo. Pero, por diversos motivos bastante obvios, no lo hice.

"Adelante, jovencito" Me dijo él en un tono educado mientras me abría la puerta de aquel lugar. Yo sabía que lo estaba haciendo para impresionarme, se notaba en su mirada que lo había pensado antes de hacerlo. Luego entró él y la cerró, dejando afuera el frío viento de aquellas calles.

Lo miré fijo y coqueto por un momento. "Qué caballero, Padre Louis" Salió en un tonó más informal y hasta burlón de lo que me habría gustado, pero por suerte él simplemente se rió.

Nos sentamos en la primer mesa que vimos libre. "¿Ahora quién es el que se muere de hambre, eh?" Habló Louis chistoso, luego de que mi estómago hiciera un sonido gutural.

Ni siquiera sentí verguenza ya que lo único que podía sentir era hambre. "Cállate y ordena tú que hablas su idioma" Sonrió con aires de grandeza (bromeando, claro está), y llamó al mesero. Ordenó algo que, según él, sabía delicioso. Yo sólo esperaba no estar a punto de comer caracoles.

Ya habíamos cenado y tomado el postre. Todo había estado muy delicioso. Y aunque no morí intoxicado, nunca sabré qué es lo que comí y tampoco deseaba saberlo jamás ya que no tenía una forma muy conocida que digamos.

Conversamos animadamente durante todo el tiempo que estuvimos allí sentados. Había silencio y se podía oír música a lo lejos.

Y al estar allí sentía que había ganado la lotería. No sólo porque estaba en Paris, comiendo en un lugar seguramente costoso, sino también porque tenía una muy buena compañía y había llegado a conocerlo un poco más.

Louis era una persona muy abierta, a pesar de ser tan religioso. Aprendí algunas cosas sobre él, como por ejemplo que sus padres por un motivo que no nombró lo obligaron a ser sacerdote. Él amaba a Dios, pero lo que en realidad quería estudiar era medicina. Evitó hablar de su vida personal, sólo diciéndome que esta no existía ya que Dios era para lo único que él vivía. Sus padres y sus hermanas, que son muchas, vivían en Canterburry, una bella ciudad de Inglaterra donde él vivió hasta sus 15 años de edad para luego irse y realizar sus estudios en Londres. No me contó mucho más que eso...

"Perdóneme, Padre. He Pecado" (Larry Stylinson)Where stories live. Discover now