Gusano de la memoria

30 6 0
                                    

Otra caída. No hubiese despertado de no ser porque recordé que tenia compañía. 

Abrí los ojos lentamente. Me senté en el piso con ayuda de la pared, otra vez. Ya perdí la cuenta de cuantas veces habia hecho esto.

Ahora no estábamos en un lugar blanco. Ahora estábamos en una especie de fabrica con tubos de cobre por todos lados. Aunque tal vez solo estaban oxidados.

Kane estaba a mi lado. Estaba durmiendo, supongo.

- Kane, despierta. - Lo sacudí de un lado a otro. Él abrió los ojos con dificultad.

El punto es que estaba vivo, ¿No?

- ¿Fran? - Pregunto. Yo asentí. El se puso de pie. - ¿Dónde estamos? -

Él me extendió su mano para ayudarme a levantarme. Yo la tome con fuerza.

Joder, necesito un descanso de estas caídas de mierda.

- No lo se. Pensaba que tu sabias. - Su mirada admiraba curiosa el lugar donde habíamos caído. Intentaba procesar las cosas y decirme una respuesta lógica.

- No lo se. Este podría ser el nivel dos, pero no estoy seguro. Las salidas de cada nivel pueden llevarte a muchos otros lugares sin un orden. - Suspiro. - Lo único que queda es seguir adelante. -

Me dirigí a el frente con él detrás mío. Estábamos perdidos si no encontrábamos una salida pronto.

Los pasillos tenían tantas tuberías que era prácticamente lo único interesante que habia a la vista. 

Solté una risa divertida. Los pasillos eran tan angostos que casi no habia espacio para que ambos camináramos a un lado del otro. Algún idiota con el miedo a espacios limitados como el infierno seguro y estaría jodido.

Mi visión se volvía borrosa. Comenzaba a recordar cosas antes de haber caído.

Fran, ¿Estas bien?

Una voz y un rostro no dejaban de estar presentes. No podía recordar de quien se trataba.

Frankie, debemos movernos.

Esa persona parecía importarme, pero su rostro estaba tan borroso como mi visión ahora.

Frankie, hay algo cerca de nosotros.

Oh ya veo quien es.

¡Frankie!

Jesse.

Alguien me movía fuertemente hacia adelante. Parece que teníamos que escapar de algo.

Entonces paramos. Sentí un golpe en mi cara que me hizo reaccionar.

- ¡Hey! ¿Cuál es tu problema? - Suspiro, cruzándose de brazos. 

- ¿Qué cual es mi problema? Una especie de gusano increiblemente gordo estaba a punto de comernos y tu solo estabas inmóvil. - Yo me reí.

Debe ser tan estúpido como para no haberme dejado.

- ¿Y porque no me abandonaste? Pudiste haber hecho eso. - Su rostro hizo una mueca de molestia. 

- No...porque... - Antes de terminar su frase, me dio un abrazo. - Porque ahora eres mi amiga y no quiero que mueras. -

Una especie de rubor tinto mis mejillas.

The Backrooms: Vol. IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora