La otra dimensión

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El mundo. El mundo estaba tan lleno de personas. No hacia falta decir que estas personas eran todo, menos lo que se necesitaba. ¿Por qué no podían dejar a un lado su deseo de tener una vida a su cargo por un maldito segundo? De todos modos, no podrían cuidarlos.

Pero, entre tanta mierda egoísta, alguien llego. Un caballero de reluciente armadura dispuesto a salvar el mundo de la plaga mas inmunda que ha azotado a la humanidad. La sobrepoblación.


- Bien, esta es la prueba numero 3 del proyecto 0-897. - Dijo. La grabadora escuchaba atentamente. Los científicos parecían asustados, unos cuantos emocionados. - ¿Podemos comenzar? -

El asintió. Ya todo estaba perfectamente ajustado para abrir fuego.

- Entonces, disparen a la cuenta de tres. - No podía ocultarlo. Estaba jodidamente emocionado. Tal vez, hoy le tocaría su turno de ser alabado por una humanidad agradecida. No veía como todo podría fallar. - 1...2...-

Admiro los botones ansiosos por ser presionados, las manos temblorosas del personal y...su futuro. El maravilloso futuro con el siendo el héroe que permanecería en boca de todos.

-...3. - 

Un disparo. Uno tan certero como sus visiones del futuro. Porque si, el estaba en lo correcto.

La habitación, llena de tubos oxidados y pintura grisácea estaba, ahora, llena de luz amarillenta. El tomo las barras de metal que lo separaban de esa puerta, ahora poco visible por la luz. Pero entre tanto alboroto, alcanzo a mirar algo mas allá de la sombría pared.

Entrecerró sus ojos. Quería ver que era aquello.

Entonces, una expresión de horror se formo en su rostro. Era claro que no esperaba esto. A la mierda su futuro como el héroe.

El sabia que esto no debía pasar.

- Apágalo, APAGALO. - La luz se hacia menor. Lagrimas salían de retorcido rostro. - Oh dios mío. -

Sus teorías eran ciertas. Sus retorcidos planes lograron cumplirse.

Ciertamente, la realidad choco con la fantasía ese miserable día. Y todos en esa sala lo sabían.

El proyecto 0-897, estaba frente a ellos burlándose de lo débiles que eran las mentes humanas ante algo que no podían comprender. Alguien aplaudió desde lejos. Al menos, el estaba satisfecho.

- Finalmente. - Se rio. - ¿Esos pasillos amarillos son tan imponentes como lo pensabas, Dave? -

Aquel hombre no sabia que responder. Su cuerpo descansaba en el duro metal con un charco de sus propias lagrimas. 

- Patético. Sabes cuanto detesto que estas cosas pasen. - Extendió su mano en señal de invitarlo a ponerse de pie. - Vamos, tienes cosas mas interesantes que hacer que estar como un maldito niño al que le quitaron su derecho a la televisión. -

El tomo esa invitación. El hombre mas grande le susurro palabras al oído. Quería atormentarlo.

- Las expediciones comenzaran pronto, Dave. - Su pecho se sentía pesado. Su respiración cada vez era mas rápida. The backrooms habia nacido.

The Backrooms: Vol. IWhere stories live. Discover now