10

7.2K 855 324
                                    


Para mi suerte, Mingyu no vivía muy lejos de la casa de Jungkook. Por ende, caminar hasta allí sólo me llevaría unos minutos. Claramente lo hice, necesitaba esos instantes de soledad para poder pensar todo lo que estaba pasando en mi vida. Nunca me gustaron los cambios y de golpe estaba transitando por miles. No me sentía feliz con ellos, pero sí extraño.

Muy extraño.

Una caminata que debería durar cinco minutos, duró quince. Por cada paso que daba, sentía como poco a poco mi corazón se iba endureciendo; por primera vez, no tenía ganas de llorar. Solo quería llegar a los brazos de Mingyu y acomodarme entre ellos, cerrar mis ojos y dormir tranquilo.

Era lo único que deseaba en ese momento, así que me esforcé por llegar rápidamente a mi destino.

Una vez llegué, me quedé parado unos cuantos segundos en la entrada, dudando si debía golpear o simplemente volver a la casa Jeon. No quería hacerlo, pero tampoco quería correr a los brazos de Mingyu como si solo se tratara de un consuelo para mí.

Él no es solo eso, pensé. Es mucho más.

Llamé a la puerta un par de veces, hasta que él me abrió y se sorprendió al verme.

—¿Jims? ¿Qué haces aquí? —preguntó, preocupado.

—Quería verte —respondí suavemente—. Hice lo que me dijiste, vine corriendo aquí para ver una película contigo.

—Oh.

Estaba confundido, podía notarlo. Él miró a la calle y, con el ceño fruncido, me hizo pasar.

—¿Quién te trajo? Hace mucho frío para que andes solo a estas horas —señaló, mientras cerraba la puerta a mis espaldas.

Dudé en si debía responder con la verdad, sin embargo, finalmente lo hice, confesé que había huido. No le podía mentir a él, ya no.

—Oh, por la luna —soltó, con un pequeño suspiro. Se me quedó mirando por varios segundos, era claro que no le gustaba lo que estaba escuchando—. Me hubieses dicho, yo te iba a buscar. No me gusta que andes solo, y menos a estas horas. ¿Por qué huiste?

No le contesté, solo me acerqué a él y me paré de puntitas de pie para besar sus labios.

—No quiero hablar de eso. Ya estoy aquí, ¿sí?

Él suspiró y asintió.

—Bien, pero avísale a tus padres que estás aquí, así se quedan tranquilos. Prepararé algo caliente para que tomes. —Dudó por unos segundos, pero finalmente terminó dándome un besito rápido.

No pude evitar sonreír y llevar mi mano a mi boca. Se sentía bien, se sentía como un pequeño recordatorio de todo lo que podría tener si olvidaba a Jungkook.

Mingyu se alejó de mí y caminó hasta la cocina. Yo colgué mi abrigo y tomé mi teléfono para enfrentar la llamada de la muerte.

Antes de marcar, me di cuenta que sería un desastre. Tenía diecinueve llamadas perdidas, no solo de mis padres, sino que también de mis hermanos y algunos Jeon.

Jungkook, como era de esperar, no estaba entre ellos.

Decidí llamar a mi padre. De alguna manera, él y yo teníamos una relación llena de confianza, y si bien era consciente de que me iba a retar, también sabía que me iba a entender.

—¿Cómo se te ocurre irte sin decir absolutamente nada? ¿Estás loco? —preguntó, alterado—. Jimin, no eres un adulto como para manejarte de esta manera. ¡Eres un cachorro aún!

☀️ Un verano junto a ti [ km ] #UVJATDonde viven las historias. Descúbrelo ahora