Play for me. ( AEGON II Y AEMOND TARGARYEN)

PRÓLOGO.

Daemon Targaryen era alguien muy liberal. Le gustaba pasar sus noches en burdeles con mujeres. Todos lo conocían como "El principe Canalla". Daemon era el heredero de su hermano mayor, el rey Viserys I. Este no había tenido un hijo varón y una mujer en el trono era inaceptable para la gente del pueblo.

—¿ Cómo te llamas? — le pregunto a la mujer que había mandado Misarya.

—Ana.

La pelinegra estaba nerviosa, era la primera vez que hacia algo como eso.

Esa noche Daemon se acostó con aquella mujer sin imaginar que nueve lunas después la mujer estaría dando a luz a su primogénita.

—Adeline— murmuro su madre cuando la tuvo en sus brazos.

—Debes reclamar lo que le pertenece a esa niña — murmuro su amiga —Es una princesa, es la hija de Daemon Targaryen.

—Ni siquiera se debe acordar de mi existencia y tu quieres que reclame lo que le pertenece a mi hija.

—Debes hacerlo.

—No, Adeline crecerá lejos de los Targaryen.

Afortunadamente su hija tenía cabellos negros y oscuros como la noche, pero aquellos  ojos demostraban que era la hija de un Targaryen. Cuando tenía doce años fue al mercado con su madre y noto como la gente la miraba y murmuraba cosas sobre ellas.

—¿ Por qué me miran así? — le pregunto a su madre y esta sonrío pasando unas manos por su cabello.

—Eres muy hermosa. ¿ Por qué crees que te miran?

—Me siento incomoda.

Su madre la tomó de las manos y la sacó de aquel lugar para llevarla hasta aquella habitación con comodidades que ella misma pagaba. Había vivido toda su vida siendo una niña feliz, pero cuando su madre murió aquello cambió.

La dueña de un burdel la había "comprado" y la pondría a trabajar como prostituta.

—Por favor, se lo suplico — murmuro—Solo tengo trece días del nombre. Déjame ser tu sirvienta, pero nada más.

La mujer se había negado a aquello y consiguió a un gran cliente para Adeline. Pero no contaba con lo astuta  que podía llegar a ser la hija de Daemon Targaryen. La mujer maldijo al ver que Adeline había matado al cliente y había escapado encontrándose con Misarya e inmediatamente la mujer supo de quien era hija. Misarya se encargo de cuidar de ella y la puso a trabajar con sirvienta. Todos hablaban de ella y de su fuerte carácter. Cada vez que un hombre se sobrepasaba con ella este terminaba sin algún diente o dedo.

Las cosas eran difíciles para aquella niña con catorce días del nombre y una noche en uno de los turnos decidió salir a tomar aire fresco, pero se encontró a dos hermanos peleando como si su vida dependiera de aquello.

—¡ Suéltalo! — le grito al menor de los Targaryen-Higwtower — ¡ Le estas haciendo daño!

Aemond levantó la mirada y se quedó perplejo al ver a la mujer frente a ellos.

—¿ Quién eres? — murmuro —¿ Te conozco?

Aegon la miro y se levantó a toda prisa para asegurar que estaba viendo los ojos purpuras más bonitos que había visto en toda su vida.

Adeline hizo una reverencia cuando vio sus ojos y cabellos.

—Lo siento, príncipes.

Se dirigio a la puerta y los hermanos la siguieron.

—Te hice una pregunta, responde— el tono de Aemond demandaba autoridad.

— ¿ Cuál es tu nombre? —murmuro Aegon — Jamás te he visto en la Fortaleza Roja.

—Una señorita como yo jamas logrará pisar un lugar como la Fortaleza Roja— murmuro y miró a Aemond —Me llamó Adeline y no me conocen.

Se perdió entre la gente sin darle tiempo a los hermanos de volver a perseguirla.

—¿ Viste sus ojos? —Aegon le pregunto a su hermano.

—Estoy tuerto, no ciego.

Esa noche Adeline se había sentido incomoda y por alguna extraña razón volvió a buscar a los hermanos, pero no volvió a encontrarlos y al siguiente día se fue a la cama sin saber que ellos se convertirían en su mayor debilidad.

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Hola! ¿ Cómo andan? Espero que bien.

Vi esta foto y mi imaginación voló a tres mil por hora.