16: ᶜʳᵘᵉˡ ᶜˡᵃʷˢ

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—¿A dónde fueron? —regresando, en el camino se encontraron a Mevanya, recién despertada, si su pequeño bostezo indicaba nada.

—De caza, Alteza, lamentó no haber extendido una invitación, pero supuse que quería aprovechar su sueño —contestó Cregan antes de que Jace pudiera, brindando, otra vez, una sonrisa ladina hacia la muchacha, tal y como había hecho ayer.

—A Mevanya no le gusta la caza, de todas maneras —remarcó Jace, rodando los ojos ante las miradas de los otros.

—¿Y tú sabes eso? —inquirió la platina, alzando una ceja, desafiante.

—Cuando Daeron y tu cumplieron 8, Viserys llevo a la familia de caza, no paraste de llorar por "los pobres animalitos que estaban matando, jamás volvimos a salir de caza de nuevo después de eso —dijo con tanta desigualdad, como si fuese un recuerdo de tan sólo ayer, pero a Mevanya le sorprendió que Jacaerys recordara aquello con tanto detalle.

—¿Recuerdas eso?

—¿Cómo olvidarlo? Fue de los momentos más irritantes de toda mi niñez, no paraste de quejarte hasta que no volvimos a Desembarco y mi madre te regalo un conejo —rodó los ojos, sin notar que la expresión de Mevanya bajó unos pocos tonos.

Tragó en seco y apartó la mirada de Jacaerys, disimulando sus sentimientos lo suficiente como para que él no se diera cuenta, pero no tuvo la misma suerte con Cregan Stark.

—¿Un conejo, y como se llamaba? —el hombre atrajo la atención de la muchacha, con una leve sonrisa y ojos interesados en escucharla.

—Timpa, blanco en Alto Valyrio. No tenía mucha imaginación de pequeña.

—A mi me suena como el nombre perfecto —la sonrisa suave del joven lobo la hizo sonreír también.

Eso, hasta que el carraspeo de la garganta de Jace los interrumpió, ni siquiera miró a Cregan, en cambio puso la mirada escrutinante en ella, haciéndola rodar los ojos sin que el Stark lo notará.

—Nunca supe, ¿qué le pasó al odioso conejito? —preguntó el príncipe esta vez, haciendo que Mevanya lo mirara ofendido.

—¡Timpa no era odiosa!

—Claro que lo era, se la pasaba haciéndome caer todo el día, era igual de fastidiosa que tú.

Mevanya refunfuñó levemente y rodó los ojos de nuevo, Jacaerys se veía dedicado a querer molestarla, cada palabra que salía de su boca venía con dicha intención. Si no fuera tan bueno cuidando sus expresiones, podría haber visto el pequeño estirón de su labio al ver su mirada irritada.

—Un día la lleve a conocer a Ilaxia, mala idea. Ese día aprendí la lección; jamás llevarle un conejito a un dragón.

Ambos hombres se miraron entre sí, y al mismo tiempo, trataron de suprimir una risa.

—¡Tenía 8 años! —se excusó Mevanya, cruzándose de brazos.

Cregan río mientras negaba levemente.

—Los dejaré con al discusión sobre el conejito y el dragón, ya que eso parece ser demasiado Targaryen para mí, mientras tanto, me temo que debo ir a asegurar el ciervo antes de comenzar nuestras charlas —se volteó hacia Jace y ambos se dieron una mano mientras le daban una palmada simultáneamente al hombro del otro—. Hermano —se volteó hacia Mevanya, y puso de nuevo la más coqueta de las sonrisas mientras agarraba su mano y la llevaba a sus labios para plantar un beso despacio en el dorso de esta—. Princesa.

Y con un sutil guiño solo dirigido a Mevanya, se dio la vuelta y caminó detrás de los soldados que llevaban el ciervo al interior de la cocina.

Mevanya, una vez Cregan Stark ya no estaba en su campo de visión, se volteó de nuevo a Jace y levantó una ceja, y sin más palabras, se dio la vuelta para, con la cabeza alta, marcharse.

𝐑𝐨𝐬𝐞 𝐓𝐡𝐨𝐫𝐧 ➵ jacaerys velaryon Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora