capítulo dieciocho.

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Iván dio un largo y pesado suspiro antes de ingresar al local ese día. Nadie podría predecir que ocurriría. Largos ratos practicando cantar mientras se encontraba solo en su casa. Ataques de frustración. Malestares estomacales debido a los nervios. Pérdida del sueño. A veces parecía un sinsentido lo mucho que estaba esforzándose para lograr tal estupidez, pero inmediatamente recordaba el rostro sublime de Rodrigo, y lo que significaría para él y parecía ser la cosa con más sentido del mundo.

Divisó al castaño atendiendo a un cliente. Espero a que terminara su labor y lo saludó -"¿Todavía querés hacerlo?"- preguntó él. Su expresión tenía una sonrisa, pero no había que ser ningún genio para saber que se derrumbaría en caso de obtener un no por respuesta.

-"Sí"- dijo algo tímido. No era momento de retractarse. Rodri sonrió, mordiendo su labio inferior. Tratando de ocultar una parte de su enorme felicidad.

-"Vení"- dijo tomando suavemente su mano y comenzando a jalarlo sin ser brusco. No ingresaron en la pequeña habitación detrás del mostrador como era usual. Sino que se dirigieron al fondo. A un depósito. Repleto de cajas enormes de cartón. Estaban apiladas de manera ordenada. Una encima de otra. Estaban ordenadas según el tipo de instrumento y por distintas marcas y tamaños. Era un lugar enorme. Carre cerró la puerta al ingresar y le colocó el seguro.

-"Así podemos estar tranquilos sin que nadie nos moleste. Escogí este lugar porque es muy amplio y silencioso. Las paredes son muy gruesas entonces no se escuchan los sonidos al otro lado y viceversa"- Iván prestó atención y era verdad. Todo el ambiente había quedado en completo silencio. Ya no se oía el bullicio del centro comercial. Ni siquiera a lo lejos.

-"También le pedí a Mica y Camila que me cubran durante más tiempo el día de hoy. Así podemos disfrutar el momento. Vos sabes, sin prisa"- Iván sonrió. En verdad Rodrigo estaba esmerándose mucho en esto. Lo siguió hasta un par de sillas enfrentadas que se encontraban más adelante en el depósito. Junto a una de las sillas se encontraba apoyada una guitarra color beige y marrón algo gastada por el uso. Supuso que debía tratarse de la antigua guitarra de Tomás.

Rodri la tomó en sus manos, se sentó en la silla y la posicionó sobre su regazo. Iván se sentó frente a él. Tenía sus manos aferradas a sus rodillas y temblaba un poco. No quería echar a perder todo.

-"Tranqui"- la linda voz de Carre lo sacó de sus pensamientos -"Lo vas a hacer bien. Confía en mí"- El pelinegro apenas asintió, aún bastante nervioso.

-"Dejame ver que esté todo bien"- Acarició un par de cuerdas con sus finos y delgados dedos, tocando a penas unos escasos acordes. Rodrigo estaba muy nervioso, pero se mostraba confiado para transmitirle esa sensación de confianza a Iván y así no estuviera tan tenso.

-"Bueno. ¿Listo?"- Preguntó con una sonrisa.

-"Sí"- contestó el otro y pasó rápidamente la lengua por encima de sus labios para que no estuvieran resecos, esta acción no pasó desapercibida por el castaño, quien de igual forma imitó el gesto.

Rodrigo tronó sus dedos. Aclaró su garganta. Y comenzó a tocar la guitarra. Suaves y para nada forzados acordes formaban una hermosa melodía acústica. Iván tragó saliva. Pero extrañamente el ambiente lo relajaba. Nunca había estado tan aislado del mundo con alguien más, siempre se encontraba dentro de su burbuja de pensamientos, solo. Pero ahora era diferente. Paz y tranquilidad en su forma más pura, compartida con Rodrigo. Con su persona favorita. Su Rodrigo.

-"Muchacha ojos de papel, ¿a dónde vas? Quédate hasta el alba..."- Ambos se estremecieron al oírse cantando juntos. Cantaban a una velocidad bastante más lenta y tranquila que la canción original, pero eso no restaba emoción en cada palabra que salía de sus labios. Era increíble como coordinaban sin siquiera esforzarse en hacerlo.

𝙚𝙡 𝙘𝙝𝙞𝙘𝙤 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙘𝙙'𝙨 ★ 𝘳𝘰𝘥𝘳𝘪𝘷𝘢𝘯On viuen les histories. Descobreix ara