capítulo dos.

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Seguía los pasos de su mamá a paso de soldado, siempre firme tras su espalda, mientras recorrían las góndolas. Algunas personas saludaban a Silvia. Supuso que eran conocidos de hacer las compras y cruzarse repetidas veces.

-"¿Éste es tu hijo Iván del que tanto hablás?"- preguntó una señora bastante mayor mirando al chico. 

-"Sí. Él es"- contestó la madre orgullosa.

-"Que lindo que es, mucho más lindo en persona que en fotos"- la anciana tendió un brazo hacia él, tal vez para desordenar su cabello pero Iván abrió los ojos sorprendido y dio dos pasos hacia atrás, fuera del alcance.

-"Emm, es algo tímido"- dijo rápidamente Silvia interponiéndose entre su hijo y la señora -"Si nos disculpa, ya debemos irnos. Nos vemos seguramente la próxima semana, Inés"-.

-"Claro cariño. Un gusto conocerte, Iván"- dijo amablemente, pero él sólo la observó asustado y se alejó lo más rápido posible. Silvia fue tras sus pasos hasta alcanzarlo -"Iván espera"- Dijo algo agitada, al oírla él se detuvo -"No pasa nada, la señora Díaz es inofensiva"-. 

El chico aún estaba nervioso, pero trataba de tranquilizarse tan rápido como le fuera posible. Sabía que podía estar exagerando un poco las cosas, pero la tensión no lo dejaba pensar con claridad. Se dirigieron a la caja y una vez que salieron de esa sección se dedicaron a ver vidrieras de distintos comercios. Iván miraba todo con suma atención.

Silvia deseaba que su hijo le pidiera algo, cualquier cosa, como lo hacían todos los niños y adolescentes con sus padres, ella haría lo posible por comprárselo. Siguieron avanzando hasta dar con una tienda de reconocido nombre de venta de cd's, cassettes y todo tipo de artículos de música. El chico demostró más énfasis en este lugar que en cualquier otro.

-"Aquí es donde compro tus discos"- comentó. Pero ni siquiera recibió una mirada a cambio a causa de la concentración del joven en las cosas expuestas tras el cristal. Decidió probar otra táctica. Estaba teniendo muchos avances en un solo día y quería aprovecharlos al máximo. No sabía si una oportunidad cómo ésta volvería a repetirse.

-"Cielo, iré a la zapatería que está enfrente, quiero ver unas botas. Vos podés quedarte acá el tiempo que quieras"- esto logró captar su atención y la miró -"Tomá, por si querés comprar algo"- dijo entregándole dinero en su mano. Iván observó el dinero y luego a su madre.

-"Voy a estar cerca, si me necesitás"- dijo finalmente alejándose, adentrándose en el local de enfrente, mirándolo de reojo cada determinado tiempo. 

Su madre lo había dejado solo, en un lugar lleno de gente desconocida. Éste definitivamente no era el mejor día de su vida. Guardó el dinero en su bolsillo y continuó observando los discos, hasta que algo logró distraerlo. Alzó la vista para mirar dentro del comercio. Gente hablando entre ella, mirando guitarras que seguramente estaban interesados en comprar, personas atendiendo a los clientes. 

Había tres personas vestidas con una camisa azul marino y un nombre de identificación en ella. Dos chicas adolescentes y un chico, también adolescente. Una de ellas era rubia, y alta. La otra era más bien de pelo negro y de estatura media. Y el chico.

El chico era de contextura algo pequeña. Pelo castaño, el cual lucía suave y brilloso. Sonreía mucho y era muy amable con los clientes. Pero lo más impresionante eran sus ojos. No había visto ojos de ese color verde en toda su vida. Sin darse cuenta, toda su atención quedó atrapada en aquel chico. 

Quien sabe cuánto tiempo estuvo viéndolo directamente. Siguiendo cada movimiento que hacía. Cómo interactuaba tan fácilmente con los clientes. De manera tan amable. Cobraba y entregaba el vuelto despidiéndolos con una sonrisa a cada uno de ellos. Iván quedó admirado. De pronto aquel chico se volteó hacia dónde él se encontraba e Iván desvió la mirada automáticamente. Simulando que veía los artículos en vidriera. 

𝙚𝙡 𝙘𝙝𝙞𝙘𝙤 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙘𝙙'𝙨 ★ 𝘳𝘰𝘥𝘳𝘪𝘷𝘢𝘯Where stories live. Discover now