capítulo trece.

3.4K 397 330
                                    

Al día siguiente Iván estaba dubitativo, sobre ir al horario del almuerzo de Carre o al finalizar su turno de trabajo.

Una semana atrás luego de su trabajo había sido la mejor experiencia de toda su vida, pero no quería que Rodri volviera a pasar hambre por su culpa. Por otra parte quería pasar tanto tiempo con él como le fuera posible.

Tampoco sabía si al ir cuando su trabajo finalizara Rodrigo querría pasar tiempo con él. Tenía tantas posibilidades pasando por su mente; pero finalmente decidió ir cerca de las cinco de la tarde. Esperando que hubiera almorzado sin él. Dándole lugar a que lo invite a pasar tiempo con él al terminar su turno.

Estaba arriesgando un lapso de tiempo asegurado a cambio de algo mejor que no sabría si ocurriría. Pero sintió la necesidad de hacerlo.

Aproximadamente media hora antes de que el local cerrara, Iván ingresó por la puerta. Rodrigo sonrió al verlo y desvió la mirada hasta que el chico estuvo casi frente a él -"¿Entonces?"- preguntó divertido -"¿Vas a admitir que un pelado con bigote sí cuenta como animal?"- Iván sonrió hasta marcar sus pómulos -"Ni en pedo"- respondió sonriente.

Intercambiaron un par de comentarios banales y realizaron la compra del CD. Al menos Rodri no se veía hambriento, aunque sí algo más cansado de lo normal. Iván tomó la bolsa con la compra y la apretó con fuerza, tal vez en verdad no pasaría lo que él esperaba. Apenas si podía soportarlo.

-"Bueno... nos vemos"- dijo volteándose hacia la puerta evitando verlo a los ojos

-"Iván, esperá"- dijo Rodri apresurado y el corazón del pelinegro pareció detenerse en ese momento -"Ehh ¿Tenés... algo que hacer luego?"- dijo rascando su nuca -"Bueno, es que, mi trabajo termina en unos veinte minutos. Podríamos ir a tomar algo. Si vos querés, obvio"- Iván creyó que estallaría de alegría en ese mismo momento. Apenas si sabía cómo contenerse. Dió la vuelta y lo miró con sus ojos llenos de un brillo especial.

-"Me gustaría mucho"- Ambos se dedicaron sonrisas cargadas de cariño. Mirándose fijamente como idiotas. Camila rodó los ojos con una mueca de molestia y se dirigió a otra parte. Micaela rió un poco al observar toda la escena.

Rodri hizo pasar a Iván a la pequeña habitación detrás del mostrador y le dijo que esperara en aquel lugar sentado unos minutos más hasta que su turno finalizara. Él obedeció. Era bastante incómodo, a decir verdad, estar allí solo esperando.

Cada algunos minutos veía como ingresaba alguno de ellos tres a envolver algún recado. La morena lo observaba de pies a cabeza con desprecio, lo cual era bastante intimidante; la rubia le dedicaba algunas simpáticas sonrisas; Carre, bueno, él intercambiaba algún comentario divertido cada vez que se encontraban.

Una vez transcurridos esos interminables minutos, los tres adolescentes entraron en el cuarto.

-"Me voy a cambia primero, tengo prisa"- dijo Mica. Uno a la vez fueron ingresando al baño para despojarse de su uniforme de trabajo y colocarse ropa común y abrigada debido al clima congelado de las calles. Una vez fuera del local el encargado prosiguió a cerrar. Se despidieron y tomaron distintos rumbos, tal como la vez anterior.

-"¿Nos vamos?"- preguntó Rodri simpático.

-"Sí"- Iván estaba muy nervioso. Estaban una vez más a solas, sólo la perfección en persona y él. Caminaban a la par. Iván siguiendo los pasos de Rodri lo mejor que podía. Se extrañó bastante cuando se percató de que se dirigían a la salida del centro comercial. Efectivamente salieron de éste.

Decidió no hacer preguntas y se limitó a seguirlo. Caminaron fuera del estacionamiento y por la acera frente a la plaza que allí se encontraba. De pronto Rodri detuvo su marcha, el pelinegro lo imitó.

-"¿Te parece bien este lugar?"- Iván observó que el lugar era una conocida cafetería que había estado ahí durante varios años. El lugar tenía muy buena fama y el ambiente era confortante. Aunque él hubiera dicho que sí a cualquier sitio que Carre escogiera.

-"Sí"- Se adentraron en el lugar. Iván mirando absolutamente todo a su alrededor. Aunque por más llamativos que resultaran todos los objetos nuevos, Rodrigo siempre le resultaría el más hermoso y llamativo.

Tomaron asiento en dos sillas enfrentadas, junto a la ventana desde la cual se podía observar la plaza. Dejando sus abrigos y la pequeña bolsa de plástico a un lado.

La iluminación del lugar era tenue, no excesiva y cegadora como la del centro comercial. Tampoco había una cantidad elevada de gente. Era un lugar muy cómodo y acogedor. Iván dio gracias por ello. Carre tomó una de las cartas del lugar y comenzó a leer la lista del menú.

-"Creo que pediré un café mediano y dos muffins. Uno de chocolate y uno de frutilla ¿Vos?"- preguntó sonriendo.

-"Lo mismo"-

-"¿Estás seguro? ¿No querés otra cosa?"-

-"No, eso está bien"-

-"Bueno"-

Una simpática mesera se acercó a ellos al cabo de unos minutos y tomó la orden. Rodrigo se encargó de pedirla -"Estará lista en unos minutos"-

-"Si, gracias"- respondió Carre cordialmente. Una vez que la mujer se alejó soltó un gran bostezo, el cual cubrió con su mano. El pelinegro aprovechó la oportunidad para intentar sacar un tema de conversación.

-"¿Tenés sueño?"- preguntó bastante tímido.

-"Sí. Por eso pedí café. Anoche nos quedamos hasta tarde jugando al Rock n' Roll Racing con los pibes. Me rompieron el orto, los jueguitos no son lo mío.

-"¿Los chicos?"- preguntó Iván curioso y con algo que parecían ser celos.

-"Sí, nos reunimos en casa de Tomi. Su casa re grande. Se suponía que sólo íbamos a ir los pibes. Pero Germán llevó a su novia. No tengo nada en contra de ella. Nomás que, medio que no encajaba mucho y se aburrió casi todo el rato. Yo tenía bronca pero por otra cosa. El pelotudo de Facu tuvo durante casi seis meses mi disco favorito de Pink Floyd y cuando me lo devolvió, al escucharlo noté que estaba rayado en un par de canciones, obviamente el forro ese dijo que no era su culpa. Pero bueno, no me voy a pelear con uno de mis mejores amigos por algo material"-

Iván se quedaba admirado de la manera en que Carre siempre hablaba de sus amistades. Se notaba que los apreciaba en verdad mucho. Se sintió algo mal al saber que Rodri jamás hablaría así de él con otra persona. Después de todo, no había nada interesante que decir sobre él. Incluso le sorprendía que no le diera vergüenza que lo vieran junto a él.

-"Aquí tienen su orden. Que la disfruten"- interrumpió la mesera.

-"Muchas gracias"- contestó el castaño y comenzaron a comer sus muffins y sorbiendo de vez en cuando un trago de su bebida caliente.

Estaban en silencio mientras comían, pero no era un silencio incómodo. Intercambiaban algunos comentarios banales como tenían acostumbrado. De vez en cuando Iván levantaba su vista para ver comer a Rodri, simplemente para admirarlo. En más de una oportunidad se encontró con la mirada verdosa, que lo observaba sonriente, haciendo que inmediatamente desviara su mirada hacia otra parte, apenado.

-"¿Vivís lejos de acá?"- Preguntó Carre una vez habiendo terminado su orden, mientras observaba a través del cristal que ya había anochecido. Eran finales del otoño. Los días parecían más cortos debido a la poca luz solar.

-"No realmente"-

-"¿Te puedo acompañar de regreso a tu casa?"- Iván tragó saliva.

-"Claro. Si eso querés"- respondió tímidamente.

-"Acá está su cuenta"- dijo interrumpiendo una vez más la mujer. Iván metió su mano en el bolsillo, tratando de hallar el dinero pero Rodrigo llamó su atención.

-"Iván, no. No te atrevas"- Le advirtió -"Yo te invité así que yo voy a pagar"-

-"Pero..."-

-"Posta te digo Iván, no, yo invito"- el pelinegro jugueteó nervioso con sus dedos, debiendo aceptar que fuera Rodrigo quien pagara por él. Eso en verdad fue incómodo. El castaño agradeció a la empleada y junto con Iván salieron del lugar, camino a la casa del pelinegro.

𝙚𝙡 𝙘𝙝𝙞𝙘𝙤 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙘𝙙'𝙨 ★ 𝘳𝘰𝘥𝘳𝘪𝘷𝘢𝘯Where stories live. Discover now