capítulo ocho.

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Iván quería salir solo. Sin ella. Ir hasta el centro comercial. Cuando un mes atrás apenas si lograba que saliera al patio trasero de la casa. Estaba feliz, pero asustada también.

-'No sé hijo, podría ser peligroso"- no podía creer lo que estaba diciendo, que Iván llevara una vida normal era lo que más anhelaba y ahora era ella quien quería impedírselo -"No soy un nenito"- dijo serio. Su madre nunca lo había visto tan decidido y confiado.

Fuera lo que fuera que Rodrigo provocaba en Iván estaba teniendo resultados nunca antes vistos -"Bueno está bien, podés ir solo. Sólo con mucho cuidado"- dijo su madre preocupada. Él asintió. Debía confiar en él. Pero no podía evitar sentir una gran inseguridad con respecto a esto.

Luego del almuerzo, Iván tomó su mochila gris y la colocó en su espalda. Estaba frente a la puerta de entrada de la casa. Su madre lo miraba expectante, se acercó lentamente y depositó un corto beso en su cabello. Él dio un largo suspiro y salió finalmente de su casa.

Allí estaba él. Solo. Caminando por las aceras de Buenos Aires. Estaba nervioso, no había que ser un genio para notarlo; pero su determinación hacía que caminara rápidamente. Una parte de su mente comenzaba a creer que ya no simplemente quería verlo. Necesitaba verlo.

Finalmente llegó. El recorrido de momentos parecía interminable y en otros momentos parecía que flotaba en un corto camino al encuentro con la persona más importante para él. Entró en el local. Rodrigo le dirigió una fugaz mirada mientras se encontraba atendiendo a alguien más. Iván lo esperó paciente en silencio.

Una vez terminada la compra del otro cliente ellos se acercaron -"Que bueno que llegaste, es mi hora de almorzar"- dijo feliz e Iván no pudo evitar que se dibujara una sonrisa en su rostro.

Ambos se dirigieron a la habitación trasera. Se sentaron en la mesa llena de papeles que Rodri hacía a un lado para no ensuciar nada mientras devoraba su almuerzo. Comió más rápido que la vez anterior.

-"Sabés"- dijo una vez que había terminado de limpiar las migajas de pan que habían quedado en la comisura de sus labios, Iván no lograba quitarle los ojos de encima con cada acción que el chico realizaba -"Estuve pensando algo la última semana. Y me caes re bien. Pero sé muy pocas cosas sobre vos. Pensé que podríamos tratar de saber un poco más del otro. Si vos querés"- propuso.

-"Sí"- contestó el otro, mirando directo a sus pies que se movían nerviosos.

-"Iván"- lo llamó serio, haciendo que la piel del aludido se erizara. No despegó la vista de sus pies, aún así pudo ver como la mano de Rodri se acercaba hasta él, pero por alguna razón no tuvo el reflejo de retirarse bruscamente evitando el contacto.

Rodrigo lo tomó muy suavemente del mentón, y lo inclinó hacia arriba, provocando que se miraran fijamente, frente a frente. Iván respiraba muy nervioso.

-"Tenés unos ojos demasiado lindos para dedicarte a mirar el piso cada que hablás. A veces las miradas dicen incluso más que las palabras. ¿Crees que podrías mirarme cuando hablás?"- Iván sentía las peticiones de Rodrigo cada vez más pesadas.

Era jodidamente difícil y estresante cumplir lo que él le pedía. Pero sabía que su intención no era que sonaran como órdenes. Sino como favores. Y sinceramente sentía que su alma se partiría en dos si veía una sola expresión de decepción en su rostro a causa de una respuesta negativa suya.

-"Está bien"- respondió viéndolo directo a sus ojos verdes -"Gracias, posta"- el castaño sonrió más que resplandeciente.

-"Supongo que como soy yo el que no cierra el orto me toca contarte cosas sobre mí"- bromeó.

𝙚𝙡 𝙘𝙝𝙞𝙘𝙤 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙘𝙙'𝙨 ★ 𝘳𝘰𝘥𝘳𝘪𝘷𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora