capítulo nueve.

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Cada día que pasaba en su compañía Iván se convencía que Rodrigo no era igual a las demás personas. Él era diferente. Él hablaba con él como si lo conociera de toda la vida.

Nunca le preguntó porqué actuaba como un idiota que apenas sabe hablar. Nunca lo presionó a hablar, sólo lo incentivaba a hacerlo, pidiéndole favores. Nunca lo obligó a hablar con él e irónicamente era la persona con la que más estaba hablando el último tiempo. Con él no era difícil hacerlo. O tal vez eran tantos sus deseos de hablar con él que le resultaba más fácil que con otras personas.

El sábado siguiente fue un día muy frío. Estaba nevando mucho. Las calles de la ciudad de Buenos Aires se encontraban cubiertas por un manto blanco de nieve. Silvia le prohibió a Iván ir al centro comercial caminando. Y ella tenía la tarde ocupada con trabajo así que debieron hacer las compras en la mañana.

Iván no se contentó en absoluto con eso. Pero las opciones eran verlo sólo unos momentos, o no verlo. Silvia sabía a la perfección que eso lo molestaría, pero era preferible lidiar con un capricho a que su hijo enfermara. Además, ir al centro comercial lo ponía de buen humor. En algunas horas simplemente olvidaría toda esa cuestión.

Cuando entró al local, Rodrigo lo miró sorprendido -"Lindo gorrito, te queda muy bien"- le dijo cuando estuvo frente a él. Iván bajó la mirada. Llevaba un gorro color negro y una bufanda gris ese día debido al frío.

Carre todos los sábados prestaba atención a cualquier cambio en la actitud de Iván. Sea bueno o malo. Tenía razones para hacerlo. Pero hasta el momento las cosas no hacían más que mejorar.

-"A juzgar por tu ropa deduzco que está haciendo mucho frío"- Iván asintió. Pero él mismo se sorprendió y dijo rápidamente que sí, corrigiéndose.

No acostumbraba a hablar con nadie que no fuera Rodrigo así que simplemente olvidó que le había pedido no responder con gestos corporales y lo hizo inconscientemente.

-"Tranqui"- dijo sonriente Rodrigo -"No te voy a demandar por no responder con palabras. Seguís hablando lo menos que podés con los demás, ¿verdad?"-

-"Sí"-

-"No lo hagas más"- Iván lo miró atónito. Esas palabras en boca de cualquier otro podían sonar tan rudas. Pero con Rodrigo no ocurría eso. Él sólo las decía de una manera tan tierna. Como si estuviera realmente interesado en ayudarlo a ser mejor.

Pero los favores eran cada vez más grandes. Lo había obedecido en todo hasta el momento, pero no estaba seguro de poder lograr lo que le pedía esta vez.

-"Nos vemos una vez a la semana nomás. Obvio se te va a olvidar responder con la voz. Si practicás es más fácil, posta, confía en mí"- le dijo con una cálida sonrisa. Iván pensó que lo que Carre decía sonaba lógico. Y sobre todo le había pedido que confiara en él. No quería decepcionarlo. Era lo último que quería hacer.

-"Voy a intentar"- dijo aún algo dubitativo en su interior -"De verdad lo aprecio"- Carre sonrió aún más -"Además estoy seguro que no soy la única persona que se va a alegrar por eso"- El alto comprendió que Rodrigo también pensaba en su familia. En cómo se alegrarían si él hablaba con ellos.

Pensó en la felicidad que eso podía provocarle a su mamá. Después de todo él estaba siendo egoísta al no brindarle algo, sabiendo lo bien que eso le haría. Pero no era su intención privarla de esa felicidad. No era algo que hiciera a propósito.

Aún así lo intentaría. Intentaría devolverle algo del cariño recibido durante tantos años. Él estaba lejos de ser el hijo perfecto que una madre querría. Pero Silvia siempre lo amó, lo mimó y fue paciente con él. A los ojos de ella, él era perfecto en cierta forma. Lo menos que podía hacer era darle algo a cambio. Demostrarle su gratitud.

Pensó en la gran persona que era Rodrigo. Preocuparse por la felicidad de personas que ni siquiera conocía en persona. Pensó en lo maravilloso que era por lograr hacerle entender.

Él debía esforzarse por mejorar. Nadie iba a hacer ese trabajo por él. Fue como si años de culpa cayeran sobre sus hombros como un balde de agua fría. Se había quedado mirando un punto en la nada. Pensando.

-"Rodri"- escuchó la voz de Mica. Ambos salieron de sus pensamientos y la miraron -"Sí, ya voy"- dijo él. Iván se apenó un poco. No era la primera vez que le llamaban la atención a Carrera por distraerse hablando con él. Se sintió un estorbo.

-"Perdoná, parece que otra vez voy a almorzar solo. Espero que el clima mejore la próxima semana"-

-"Yo también"-

En verdad esperaba poder pasar más tiempo con Rodrigo la próxima vez. Cada vez parecían más largas las horas que debía esperar. Cada vez parecía avanzar más rápido el tiempo que pasaba junto a él. Él. Eso era en todo lo que pensaba.

Al llegar a su habitación ese día; luego de guardar su CD sin desenvolver, dentro de la caja, debajo de su cama, tomó uno de sus tantos discos y comenzó a reproducirlo.

Se tendió sobre su cama, con la mirada perdida en el blanco techo. La música sonaba a un volúmen no muy alto. Consideraba que oír música de esa manera era más relajante. Se encontraba con las manos detrás de su cabeza, con sus dedos entrelazados.

Todo lo que hacía era oír ese relajante sonido. Sonaba una canción especialmente romántica. Nunca había prestado suma importancia a las letras de las canciones. En muchas ocasiones las escogía sólo basándose en lo relajante que eran. Pero en esa ocasión era diferente. Prestaba atención a cada palabra, cada frase. Hablaban de amor. De sentimientos hacia otra persona.

Iván seguía sin lograr quitar a Rodrigo de su mente a medida que las canciones sonaban y todo comenzaba a mezclarse.

Rodrigo, las canciones, sus sentimientos ¿Qué sentía por Rodrigo?

Rodri le agradaba. Le agradaba mucho. Pero no en la manera que su madre o su hermana le agradaban. Él era tan lindo. Tan amigable. Tan apuesto. Él era... simplemente perfecto. A los ojos de Iván, Rodrigo era perfecto.

Tapó su rostro con sus manos y suspiró. Él lo supo en ese momento.

Rodrigo le gustaba.

Rodrigo le gustaba y no había nada que él pudiera hacer para evitarlo. No podía dejar de verlo, necesitaba verlo. Pero no podía decirle lo que sentía, definitivamente esa no era una opción, lo vería como un rarito, se alejaría de él y eso no podría soportarlo.

Pensó que las cosas seguirían de igual manera. Lo único que estaba a su alcance era tratar de ser mejor. Esforzarse por actuar como una persona común y corriente. Aunque eso fue jodidamente difícil para él. Debía dar su mejor esfuerzo. Si el premio era ver una sonrisa de orgullo en el rostro de Carre, todo el esfuerzo valdría la pena.

𝙚𝙡 𝙘𝙝𝙞𝙘𝙤 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙘𝙙'𝙨 ★ 𝘳𝘰𝘥𝘳𝘪𝘷𝘢𝘯Where stories live. Discover now