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Ok, mejor iniciemos esta historia como corresponde...

Felix consiguió el trabajo gracias a su tía, la cuál en ese entonces vivía cerca de su departamento y tenía una pequeña cafetería.

-Como le he estado diciendo, con mi esposo hemos estado meses buscando a una niñera para nuestros hijos, ¡pero no hay nadie!

Mientras la señora Hwang se tomaba su café y le relataba sus problemas a la tía de Felix, una situación bastante típica en ese entonces, la más mayor pensando en cómo ayudar a su amiga.

-Lo peor de esto, es que no es un tema de dinero, es porque no nos sentimos cómodos con nadie, no conseguimos tener una confianza mutua.

En ese momento entró Felix a la cafetería, aunque solamente quería cafeína para su organismo, de paso, encontró conveniente saludar a su tia.

-Buenos días tía, buen día señora.-saludó amablemente.-Lamento interrumpir su conversación.

-¡Oh, Felixxie! ¡Tanto tiempo sin verte!-saludo con énfasis su tía.-Siéntate, siéntate, te serviré tu café favorito.

Su tía habría exclamado tan rápido que no tuvo tiempo para responderle, solo la vio irse en busca de los ingredientes para preparar su café.

Timidamente se sentó al lado de la señora, quedando así en la barra igualmente que la mayor. La escuchó suspirar y sin querer ser maleducado preguntó:

-¿Se encuentra bien? La veo un poco.. uhm, desanimada. Lamento si sueno imprudente.-aclaró luego de preguntar.

-No te preocupes cielo, solo estoy cansada.-suspiró mientras tomaba un sorbo de su té y mordía la dona que tenía a un lado.

—¿Qué la tiene tan así?-indagó, no planeaba saber muy a fondo su situación, pero no creía correcto simplemente quedarse callado.

-Tengo dos hijos.-empezó a explicar.-con mi marido nos urge conseguir alguna niñera que los cuide, nuestro trabajo nos obliga a viajar todos los fines de semana y hemos retrasado muchos proyectos por no saber con quién dejarlos. Lamentablemente, no logramos encontrar alguien que nos trasmita confianza suficiente.

Felix sintió que se metía en un tema muy personal, mas no sabía que responderle, Empezó a pensar si tenia algún amigo o amiga que pudiera recomendar, pero luego de pensarlo tanto, recordó que no tenía tantos amigos, o bueno, no tan cercanos.

-Lamento mucho su situación, ¿no tiene algún familiar que los pueda cuidar?

-No, algunos trabajan o estudian. No tienen el tiempo suficiente.

En ese momento entró un señor con dos pequeños retoños al local, buscando con la mirada a una mujer, luego de encontrarla se escuchó gritar:

-¡Mamaaaaaa!

La mujer que se encontraba triste, luego de escuchar el grito se giró con una sonrisa automática en su rostro.

-Ellos son mis hijos.-murmuró mirando a Felix quién asintió.-Mis bebés, vengan a darme un beso.

Y los dos hombres y la mujer se acercaron sonriendo, el mayor saludó al más joven con una sonrisa amable.

-Oh, más clientes, ¡maravilloso! Toma Felix, lamento la demora.-la tía del joven volvió y dejó la taza al frente de su sobrino, luego miró a los demás.-¡Que lindo niños! ¿Desean ordenar algún dulce?

-No, lo siento, venimos a buscar a esta bella dama.-sonrió el hombre mas grande mirando a su mujer.-Perdón, pero se me hace tarde para la junta y no podía dejar a los niños solos.

Cuidador ᴴᵞᵘⁿˡᶦˣDove le storie prendono vita. Scoprilo ora