Hybris🔪 Michael Myers Fanfiction

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Han pasado aproximadamente 6 años desde el fallecimiento de los padres de Michael Myers. Con tan sólo 13 años ya había llegado a medir 1.70m, a comparación de la niña de 11 años él parecía un poste. Durante esos años Michael perdió la esperanza en que el doctor Loomis lo ayudará a salir de ahí, su comportamiento hacia él fue más cortante de lo normal, su mirada es lo que más había cambiado. Tenía unos ojos muertos, el azul de sus ojos había perdido brillo. Hubo algunas ocasiones en las que provocó accidentes a algunos niños que lo molestaban, probablemente el más intenso fue cuando quemó a un niño mientras se bañaba porque este se había comido su pastel de cumpleaños.
Aunque Michael Myers había crecido físicamente, en su mente aún tenía 6 años, era muy inteligente, comprendía varias cosas, pero no era consciente de preocupaciones de un niño de sus edad, él no pensaba en qué trabajaría, cómo se vería bien, incluso el pensamiento de un pre adolescente no estaba presente en él, nunca mostró tener crisis de identidad o mostrar rebeldía por creerse el dueño del mundo. A pesar de ello, ni siquiera entendía el concepto de amor o atracción, sin embargo eso no lo excento de experimentar esos sentimientos.
Al no tener confianza en otra persona más que en Rayita, Michael desarrolló inconsciente una obsesión con la niña, cada vez que la veía se sentía extraño, le asustaba estar cerca de ella por las emociones tan extrañas que le hacía sentir pero a la vez necesitaba estar cerca de ella.

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-Hola mamá, ¿Cómo estás?
-Hola hija, bien, todo bien querida. Rayita, quiero pedirte perdón, está Navidad no podré estar contigo, pero te lo pagaré con un buen regalo. También enviaré un regalo para que le des a tu amigo Michael. Cuídate mucho y espero verte pronto.
-Igual mamá...te quiero.
-Yo igual te quiero hija.

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-Ya se acerca Navidad Michael, ¿Qué le regalarás a Rayita? Ya te dije que cualquier cosa que quieras darle yo la puedo comprar por ti y ya sólo lo envuelves.
Michael Myers no dijo nada, cómo siempre. La confianza no era algo que hubiera entre el doctor Loomis y Michael. Loomis ya había perdido la esperanza, sabía que por más que hicieran Michael Myers no hablaría ni mucho menos se arrepentiría de sus actos.
Y es que eso no era lo único que le preocupaba del niño. Había observado que Michael acosaba a Rayita todo el tiempo, no había momento en el que el niño dejará de verla, de seguirla. Incluso en los días en los que la niña se escondía de todo mundo al estar molesta con Loomis, él sabía dónde estaba. El guardia de seguridad le dijo incluso que cuando estaba dando su ronda por el pasillo de esos niños vios cómo por las rejillas de la puerta Michael Myers observaba en dirección a la habitación de la niña con una mirada tan pesada que hasta al mismo guardia asustó.
El doctor Loomis sabía también que la razón por la que la enfermera Rebeca había solicitado su cambio de zona fue por Michael Myers, ese niño intimidaba a todo mundo sin hacer nada, su simple presencia incomodaba. Por él es que varios niños no se acercaban a Rayita, esto complicaba su tratamiento con la arrenofobia de la niña, cuando trataba de alejar a Michael en las horas en que Rayita podía convivir con otros niños, siempre encontraba la forma de encontrarla y estar detrás de ella.
Ese día no había sido la excepción.

Navidad era un día lleno de amor y felicidad, las familias visitaban a sus hijos y los llenaban de regalos, incluso había un intercambio de regalos entre los mismos niños. A estas actividades nunca asistió Michael, en primer lugar porque sus padres habían fallecido y por otro lado nadie quería darle un regalo a Michael, Rayita era la única que emocionada le regalaba algo, claro, todo bajo el patrocinio de su madre. Michael le dolía dar dibujos o la gelatina que solían darles de postre, la niña a pesar de recibir buenos regalos por parte de su madre, nunca menosprecio los regalos de Michael, los apreciaba como si fuera lo mejor que pudiera existir. La niña era feliz con lo poco que le daba el niño.