18. Cáncer

82 10 1
                                    

Supuse que hoy, al ser nuestra ultima cena como familia, sería importante asistir.

Al parecer fui la única que lo pensó así.

―El Rey Clarkson, el príncipe Aries y el Duque Schreave de Endel les envían sus disculpas, pero no podrán acompañarnos a cenar esta noche ―informa mamá en cuanto entra al salón.

Ahora me lamento el trayecto de doce minutos que tuve que realizar desde el ala oeste hasta aquí.

Lo que regularmente sería un recorrido de cuatro minutos se había triplicado por la necedad de Silvia de "darles algo de espacio a Las Seleccionadas en su primer día".

Así que mientras ellas vagaban por el castillo con sus ruidosos tacones, la familia real debíamos utilizar los pasillos alternos para bajar a cenar.

Tan pronto como sirvieron el primer tiempo, mamá se dedicó a observar la revista que su doncella hojeaba para ella y Acuario no despegó la vista de la consola sobre su regazo.

Entonces los únicos realmente presenten en la cena éramos Leo, Escorpio y yo.

Desde el día del sorteo de La Selección Escorpio me había dejado de hablar. Por una parte, lo entendía.

En su momento, cambiar el sobre de "la mejor calificada" de una Cuatro por el de una Ocho no solo me pareció divertido, si no, también justo. Pero no todos lo consideraban así. No fue mi intención el que Capricornio se metiese en problemas por ello. Y traté de disculparme con ella una docena de veces. Pero seguía ignorándome.

―¿Podrías acercarme la salsa?

Está justo a mi derecha y no hay forma en que no logre escucharme, pero, aun así, decide ignorarme.

―Majestad ―sonríe Leo entregándome la salsera.

Solo la tomo y coloco a mi lado. Yo no quiero la maldita salsa, quiero que Escorpio vuelva a hablarme.

Si antes de regresar de Francia me hubiesen preguntado si quería tenerla como invitada en el castillo, habría dicho que no. Sin embargo, estos días con ella y, sobre todo, estos días con su rechazo, me han hecho sentir mal. En especial cuando sé que tengo una parte de la responsabilidad en su decisión de no hablarme.

―Me encantó la pasta ―afirma Leo mientras nos sirven el tercer tiempo.

Si su objetivo es entablar una conversación de sobremesa, fracasa majestuosamente.

―Qué bueno que te guste ―le sonríe mamá antes de regresar la vista a su revista.

―¿Cuál pasta? ―pregunta Acuario mientras nota pollo al curri que tiene en su plato.

Si. El comentario de Leo fue demasiado santurrón. Pero me sorprende lo mal que reacciona Escorpio. Solo se disculpa y sale corriendo del comedor.

―Tal vez a ella no le gustó la pasta ―bromea y de nuevo el salón se queda en un pesado silencio.

Veinte minutos más tarde mamá agradece la comida y se levanta para seguir con su día. Acuario hace lo mismo. Escorpio aun no regresa.

―¿Seguirá el en baño? ―pregunto a Leo.

―Estaba a punto de preguntarte lo mismo ―admite.

Ambos nos levantamos de la mesa y seguimos el único corredor que llega directo al segundo piso sin tener que pasar por las áreas comunes que deben estar ocupando Las Seleccionadas.

―Tal vez le cayó mal la comida y se fue a descansar ―propongo.

―Tal vez se fue a conocer a Las Seleccionadas ―no puedo evitar soltar una exhalación de incredulidad―. ¿Qué?

La Selección ||Zodiac Ver.||Where stories live. Discover now