4. Escorpio

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―No estás embarazada porque te bañaste justo después de haber terminado ―gritó mi madre a través del teléfono.

La doncella a mis pies se ruborizó un poco mientras mantenía la mirada fija en las confecciones que se necesitaba hacer a mi vestido.

―No me... No me bañé justo después de terminar, mamá ―repliqué pegando la bocina del teléfono a mi oreja lo suficiente para que las doncellas no escucharan. Ya era suficiente vergonzoso no estar embarazada como para que las doncellas también lo supieran.

―Entonces estabas nerviosa, fue eso ―defendió mamá―. Escorpio eres una mujer joven y tienes un esposo de ensueño. Arregla lo que esté mal en tu cabeza y apresúrate a tener un hijo o los Van Der Line quedarán muy decepcionados.

Lo siguiente que escucho es la línea muerta. Mamá ha colgado.

―¿Escucharon algo de lo que...

―Nosotras no escuchamos nada ―Mei, mi doncella principal, responde incluso antes de que termine de formular mi pregunta.

―Mi cuñada tenía el mismo problema. Un doctor en Likely le ayudó ―intervino Cesil, mi doncella más joven.

―La duquesa no ha comentado que tiene ningún problema Cesil, así que cállate ―ordenó Mei.

―¡No! No. Está bien. Cesil. Cuéntame más.

―Ella ya era una mujer mayor, como de 35 años. Muchos doctores le aconsejaron que ya ni si quiera lo intentase, pero ella estaba muy entusiasmada y... Fue costoso. Pero ahora tiene una niña.

Me limpie el sudor de las manos sobre la falda del vestido.

―¿En Likely?

Ella asintió.

Tan pronto como las doncellas salieron para llevar mi vestido de regreso al taller y realizar las modificaciones, corrí hacía mi escritorio para tomar papel y lápiz y escribir lo que Cesil había dicho. Un doctor. Si, era momento de acudir con un especialista antes de seguirme deprimiendo por no lograr quedar embarazada.

―Duquesa ―Cesil apareció de nuevo en la puerta―. La princesa Cáncer ha regresado de su viaje. Tal vez le anime el pasar un tiempo con ella ―propuso antes de retirarse.

Qué buena idea. Cesil. Mujer de las grandes ideas.

―Majestad, ¿no has visto a Cáncer? ―pregunto tratando de abrirme paso entre la multitud de personas que preparan la sala de mujeres.

―¡Ah! Escorpio, qué linda te vez ―sonríe gentil―. Cáncer... Si claro. La envié a la sala de hombres. Puedes ir a buscarla ―sonrió apurándome para salir de la sala de mujeres.

La reina era una persona realmente amable, pero desde que comenzaron con los preparativos de La Selección se volvió alguien muy diferente, se nota distante, distraída... solo la puedo ver pensando en La Selección. No la culpo. Ella misma participó en La Selección y ganó. Y ahora está del otro lado, siendo ella la anfitriona, para La Selección de su hijo.

La reina fue muy afortunada en lograr tener a tres hijos y tan joven. Yo estoy a punto de tirarme de la torre por no poder tener solo uno.

―No es tu sirviente, imbécil ―chilla la inconfundible voz de Cáncer.

―Bueno, entonces, Tauro puedes traer a un sirviente que haga tu trabajo ―replica Acuario, el segundo heredero de los Schreave.

Apenas me da tiempo girar en el pasillo cuando me encuentro a Acuario en el suelo, a Tauro apartando a Cáncer y a la princesa bastante complacida de haber sido la causa de que su hermano se encuentre en el suelo.

―¿Cáncer? ¿Qué hiciste? ―cuestiono y de inmediato me siento un poco culpable por acabar con la mirada de complicidad que se dan Tauro y Cáncer. ¿Estos dos quieren que los azoten en la plaza pública?

―Escorpio ―su sonrisa forzada combina perfecto con la falta de jovialidad en su tono.

―¿Los interrumpo? ―Tauro se aparta de ella mientras balbucea algo sobre buscar a Aries. Cáncer camina hacia mi mientras Acuario maldice en el suelo.

―¿Qué haces aquí? Creí que estabas en Waverly.

―Tu primo es un adicto al trabajo y nos trajo de regreso ―esta vez es mi sonrisa la que se nota forzada.

Ambas caminamos de regreso al primer piso.

―Ya veo. ¿Se quedarán para La Selección?

―Así parece. Si Aries va a cumplir con sus, otras responsabilidades como príncipe, Capricornio tendrá que apoyar al Rey en la administración.

Cáncer apenas y asiente soltando un suspiro.

―No sabía que volverías hoy.

―Si, ya extrañaba... todo ―responde con el mismo entusiasmo―. De hecho. Estoy bastante agotada del vuelo. ¿Me disculpas si voy a dormirme?

―Yo no fui la que pidió que te regresaran a Íllea, si estuviera en mí, me voy de regreso a Waverly en el siguiente taxi que pase.

Por primera vez la veo sonreír, incluso reír.

―Me imagino que Capricornio trabaja todo el día. ¿Qué haces para no aburrirte aquí?

―La verdadera pregunta es ¿qué no hacer? Si te quedas suficiente tiempo de pie en un corredor, alguna de las doncellas pasa y te quita el polvo pensando en que eres una estatua.

De nuevo la veo sonreír.

―¿Y si hacemos un picnic en el jardín? ―propone entusiasmada.

―Me encantaría.

Giramos en el siguiente pasillo y bajamos las escaleras para tomar un atajo a través del gran salón.

―¿Qué es esto? ―pregunta en cuanto entramos. Hay por lo menos 300 cestas con sobres blancos.

―Son los formularios para lo de la selección.

―¿Por qué hay tantos?

―Las 35 filas son por cada provincia y las 8 columnas es una por cada casta y luego hay una cesta donde están poniendo a las mejores calificadas de donde en realidad Aries "elijará" a Las Seleccionadas ―explico abriéndome paso entre estas.

―Vaya "sorteo" ―gruñe.

Cuando he llegado al otro lado del salón ella sigue de pie en medio de las cestas.

―Vamos.

―Esto no es justo. Hay un millar de chicas esperando tener la misma oportunidad que el resto. Déjame adivinar. Si tomo una carta de la cesta de las "mejores calificadas" me encontraré solo con doces y treces ¿no?

―¿A quién le importa?

―A mi ―no es cierto. Cáncer es una Uno. Es la princesa. Jamás pensaría si quiera en lo que es ser un Tres o alguna casta por debajo de ella.

―Solo déjalo ―pido―. ¿No querías hacer un picnic?

Pero ella ya se ha adentrado entre las filas y va hacia las más alejadas.

―Paloma ―lee de uno de los sobres―. ¿Alguna vez has estado ahí? Son muy pobres. Igual que en Bonita. Todas provincias del sur lo son. Tiene demasiados Ochos. ¿Y sabes qué? Aquí solo hay media docena de sobres de jóvenes Ochos. ¿Sabes por qué?

―Tengo mis teorías ―admito―. La primera, la esperanza de vida de un Ocho es más corta. Dos, la violencia que viven en las calles, posiblemente no hay muchas Ochos que no tengan hijos ya. Tres, ¿Qué tenía el agua de Francia que volviste con tanta perspectiva de clase?

Pero ignora mi ultimo comentario y solo se queda con los primeros dos puntos.

―Exacto. Ellas merecen una oportunidad ―menciona antes de verter la cesta con solicitudes de Ochos en la cesta de mejores calificadas.

Corro tan rápido que tropiezo con un par de canastas.

―¿Qué haces? ¡Nos vas a meter en problemas! ―chillo arrancándole la cesta.

Pero antes de que Cáncer pueda replicarme, la alarma se activa. Estamos bajo ataque.

La Selección ||Zodiac Ver.||Место, где живут истории. Откройте их для себя