9. Piscis

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Yo me gradué con honores de los mejores colegios. Fui discípulo de grandes hombres y puse mi vida a disposición de la familia real.

En agradecimiento, viajo por el país preguntándole a jóvenes de entre 19 a 23 años si son vírgenes.

―¿Ha comido? ―pregunto a la chica frente a mí.

―¿Comer? ¿Qué es eso?

Un sentimiento de angustia y lastima se aloja en mi garganta y busco en mi ser las palabras adecuadas para explicarle a la chica qué es comer. Pero un segundo más tarde ella está en carcajadas.

Inclusive el señor Kevner (su tutor y quien se ha ofrecido a darle su apellido) tiene que detenerse de la mesa para no caer de la risa.

―Tiene que tomar estas vitaminas. Como una Ocho, dudo bastante que tenga acceso a comida de calidad. A partir de ahora es propiedad de Íllea, lady Virginia. Debe cuidar su cuerpo tal y como se lo indiquemos ―ordeno tratando de ocultar el sonrojo que me causó que se burlasen de mí.

Yo debería estar en el palacio, con Aries y el rey. No aquí aguantando bromas de una Ocho.

―¿Es virgen? ―pregunto y esta vez me tomo el tiempo de explicarlo―. ¿Ha tenido relaciones sexuales antes?

―No. Nunca ―responde con simpleza mientras se dedica a firmar los papeles.

―¿Le molestaría si la llevamos a que lo corrobore un médico?

No es que no confié en ella, pero ¿qué tanta educación sexual puede recibir alguien sin hogar?

―Si ella dice que no significa que no ―defiende el joven Brooklyn.

Al parecer, a falta de consanguíneos, lady Virginia decidió traer a sus compañeros de trabajo a la reunión. La señora Arizona y los señores Hudson, Oklaan, Brooklyn, Dallas y la única persona con apellido, Bryant Kevner.

―Es un requerimiento oficial. No tiene nada que ver si yo le creo o no ―respondo al joven que no ha de ser mayor que yo.

―¿El resto de las chicas también van a ser "valuadas"? ―cuestiona Hudson―. ¿Todas esas doses y treses?

―Lo haré ―corta Virginia―. ¿Qué más?

Su mirada esta fija en mi y eso me incomoda. No me ve como una persona más, solo como un escalón para el siguiente paso, llegar al castillo.

―La fecha para el ingreso de las Seleccionadas es el día trece de agosto. Si embargo, ¿tiene algún problema si su ingreso es el día nueve u once?

―Quieren bañarte antes ―ríe la señora Arizona.

Llamarla señora es más un honorifico respetuoso por estar casada y tener hijos; porqué en realidad debe tener mi edad.

―Si, cómo sea. Puedo llegar el día de hoy si quieren ―responde y de nuevo sus ojos están sobre mí. Tiene ojos muy llamativos para ser una Ocho―. ¿Qué más?

―Bu-bueno. Repasemos un poco las reglas que deberás cumplir ―me aclaro la garganta y tomo un sorbo del agua que me han ofrecido.

No entiendo como pueden trabajar todas estas personas en una bodega tan calurosa y pequeña como esta.

―Bueno, primero que nada. Te realizaremos un examen de química sanguínea y una evaluación médica. Esto es algo que se les realiza a todas las jóvenes por igual, incluidas doses y treses ―recalco antes de que alguno de los presentes me acuse de clasista una vez más.

―Ajá ―Sin apartar la mirada de mi me pide que vaya más deprisa.

―Una... Una vez comience La Selección, no puede abandonar el palacio por voluntad propia. Tiene que ser el príncipe quien la descarte. Ni si quiera el rey o la reina pueden despedirla. Ellos pueden decirle al príncipe que no es de su agrado, pero es él quien toma la última decisión sobre quien se queda y quien se va ―los jóvenes Oklaan y Hudson murmuran algo entre ellos, pero no puedo escucharlos, así que solo continuo―. No hay un tiempo límite para La Selección. Puede ser cuestión de días o de años.

La Selección ||Zodiac Ver.||Where stories live. Discover now