13. Buen hombre.

116 12 2
                                    


Mi cabeza me daba muchas vueltas, no lograba recordar nada más que Temari y yo bebiendo.
Me senté para visualizar mejor el lugar en el que estaba, y simplemente no lograba reconocer está habitación.

– ¿Tienes idea del problema que me hiciste pasar anoche?

Estoy empezando a confirmar que el universo tiene algo en contra mío. Yo pedí un hombre bueno para pasar la noche, no al Hyuga amargado de mi marido.

– No tengo ni idea de cómo llegue aquí.

Me volví acostar en la cama dándole la espalda a ese hombre que parecía querer matarme ahora mismo.

Hyuga Neji, 22 años.

Un dolor de cabeza es lo que está mujer me está provocando. Estoy tratando de ser un ser de paz con ella, estoy siendo amable pese a que me sienta como una completa mierda actualmente.

Ya confirme con Ino lo que Tenten me dijo, no me negó absolutamente nada cuando la pregunte, pero lo que más me dolió y me arde hasta el alma... Es que se burló de mí por creer que de verdad quería algo serio conmigo.

– Oye Neji - captó nuevamente mi atención –, no me hiciste nada raro, ¿verdad?

Está mujer tan tonta que me saca de mis casillas.

– ¡Claro que no!, no soy ningún pervertido.

– ¡Ay, no grites!, sólo era para confirmar.

– ¡¿Qué concepto tienes de mí?!, esa pregunta tuya me pareció muy ofensiva.

– No creo que seas un pervertido, pero me preocupaba más por mí que te hubiese dicho algo fuera de lugar. - Sonreí.

– Entonces la pervertida eres tú, no yo.

Rápidamente se dio a notar el rubor en su cara, al parecer estoy en lo cierto.

– Tampoco me refería a eso.

Negaba con su cabeza y ambas manos, hasta llegue a sentir un poco de ternura por ella.
Se inventó toda una historia que terminé escuchando por más de media hora, y todo por intentar justificar su mal comentario.

– Cambiando de tema, ¿cómo llegue aquí? Y ¿dónde es aquí?

– Te traje a mi casa, era mas fácil y está más cerca que llevarte a casa de mi padre.

– ¿Tú casa? - a sentí.

– Por ser hijo único las casa de mi padre me pertenece, pero igual requiero de mi propio espacio.

– ¿La compraste para vivir c... ?

Inmediatamente se tapó la boca con sus propias manos, pero aún asi entendí a lo que iba su pregunta.
Es incómodo, pero ya llevó un cierto tiempo pensando muy seriamente en que Tenten es sumamente superior a Ino en todos los sentidos, el problema es que no me animaba a confirmarlo en su totalidad.

– No, apenas ayer la compre. Y lo hice por mí, no para compartirla con esa mujer.

– Lo siento, hable de más. - negué.

– Esta bien, es mejor ir aclarando las cosas. - suspire – ¿Quieres algo para desayunar?

Avancé con dirección al pasillo para ir a la cocina, sólo esperaba su respuesta para saber qué pediría para el desayuno.

– De verdad que no te entiendo, de un día para otro cambias tú actitud conmigo con no se qué propósito, y eso la verdad me está dando muy mala espina. Incluso es mejor que me vuelvas a tratar mal y que me des el divorcio.

Nuestra conversación estaba avanzando bien, por un momento pensé que ya le quedó claro que no hay divorcio; porqué debía volver a tocar el tema. Ya he decidido que no se lo daré, quiero que ella siga siendo mi esposa.

– ¿Todavía sigues pensando en eso? - la mire de soslayó – Recuerdo haberte dicho que no te lo daré.

– Sólo estoy tratando de complacerte. Sería bueno que conozcas a quien de verdad puedas querer. - sonrió.

Con lo poco que he empezado a hacer es para que ya haya notado mi interés por ella. Pero parece que a está mujer se le debe hablar claro para que entienda.

– Vamos Tenten, creí que estaba siendo claro contigo.

Camine un poco por ese lado de la cama, estaba pensando la manera más clara y precisa de explicarle.
Me recargue en el marco de la puerta para verla mejor y así empezar de nuevo.

– Ya lo has hecho. Tú no me quieres y yo tampoco te quiero, así que lo mejor es terminar en buenos términos y cada uno irse por su lado.

– No estoy siendo amable contigo, estoy mostrando mi interés por ti.

La miré fijamente, y ella parecía haber viajado a otra galaxia, porque su cuerpo parecía estático, pero su mente seguramente ya se había ido bien lejos.
Cuando regreso de su viaje, su rostro tomó un color más intenso que antes.

– No Hyuga, conmigo no juegues así. - me señalo con su dedo índice – No voy a ser la segunda opción de nadie.

Seguía con el rubor en su rostro, pero no vaciló para decir lo que realmente opina al respecto. Sonreí.

– Tú misma me dijiste que quieres que conozca a alguien más, pero, y si te digo que es a ti a quien quiero conocer, ¿me darías otra oportunidad?

Matrimonio Anhelado Where stories live. Discover now