Capítulo 88: "¿Y si te escapas?"

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Conan le dió un mordisco al sándwich que el castaño le había hecho luego de haber intentado jugar un videojuego juntos de nuevo y que el rubio se cansara de perder

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Conan le dió un mordisco al sándwich que el castaño le había hecho luego de haber intentado jugar un videojuego juntos de nuevo y que el rubio se cansara de perder.

Roy se sentó a su lado con una sonrisa, ambos estaban frente al televisor de la habitación del castaño, solo comiendo una pequeña merienda juntos. Su mamá aún no había llegado del trabajo y ellos podían disfrutar un poco más de la compañía del otro sin limitarse a parecer solo amigos.

Por ello, el castaño se abrazó a la cintura del contrario y hundió su rostro en la curvatura del cuello del mismo, suspirando con los ojos cerrados.

—Quisiera detener el día justo ahora—comentó con una sonrisa, Conan siguió mirando la televisión con las mejillas sonrojadas y una sonrisa pequeña en sus labios.

—Yo también, el sandwich no está tan mal—murmuró dándole otra mordida al susodicho al tiempo que Roy se reía.

—¿Solo el sandwich?—inquirió, propinándole una mordidita en el cuello que hizo al rubio encogerse entre una risa.

—Bueno, quien lo hizo también lo está, debo admitirlo—contestó, Roy sonrió de lado orgulloso—eres tan egocéntrico a veces, mejor hablemos de algo que precisamente te quería contar.

—Claro, bebé, dime.

Conan sonrió con burla poniendo su sandwich a medio terminar sobre el plato en el suelo y decidió ir al grano.

—Terminamos—dijo rotundo y entonces Roy dio un respingo volteando a ver el rostro serio de su chico.

—¡¿Qué?!

Pero entonces la carcajadas del rubio le infligió un alivio gigante, tanto que sus pulmones parecieron relajarse con el aire que volvía a respirar.

—¡Deberías ver tu cara!—exclamó entre risas, sosteniéndose el estómago y Roy lo miró mal, cruzándose de brazos.

—¡No puedo creer que me hagas esto, Conan Freeman!—exclamó queriendo levantarse con indignación pero Conan se lanzó para agarrarlo del brazo y jalarlo, haciendo que se sentara de nuevo, mientras aún se reía.

—Perdón, perdón—murmuró rodeando el cuello de el contrario con sus brazos temblando por las carcajadas al tiempo Roy bufaba—es mentira, no te enojes—hizo un puchero al ver el enojo de Roy y le dió un besito en la mejilla—no me atrevería a terminar con un chico tan guapo, hábil, inteligente y divertido como tú.

—Te falta buen besador—masculló aun manteniendo su pose indignada y Conan sonrió plantándole un sonoro beso en la boca.

—Y un excelente besador que me vuelve loco—musitó en tono confidente, haciendo sonreír al castaño en contra de su voluntad por lo orgulloso que se sentía de pronto por escucharlo decir aquello.

—Bueno, al menos sonaste convincente—comentó orgulloso y Conan se rió moviéndose para sentarse en las piernas de él y rodearle el cuello con sus brazos y así mantenerse cerca de él.

Mi Chico RevoltosoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant