Capítulo 104: "Volver"

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El joven hundió sus dedos entre sus rubios cabellos, tratando de mantenerlos presentables cuando el viento soplara, lo hacía casi de forma inconsciente, porque ya no pretendía verse bonito como hace unas horas

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El joven hundió sus dedos entre sus rubios cabellos, tratando de mantenerlos presentables cuando el viento soplara, lo hacía casi de forma inconsciente, porque ya no pretendía verse bonito como hace unas horas.

Se había peinado de la mejor forma su mata de cabellos, había elegido nerviosamente la ropa indicada que lo hiciera lucir lindo, se había perfumado y verificado que su rostro se hallara impecable luego de haberse aplicado alguna que otra crema hidratante. Sin embargo, todo eso parecía llevárselo el frío viento de aquella ciudad que ya no parecía la misma a pesar de haberse ido por unos cuantos años.

No obstante, no eran los lugares, ni las calles y mucho menos las personas las que lucían diferente para él, eran los recuerdos que tenía allí los que le parecían lejanos.

Miraba con nostalgia los callejones, las casas, los jardines del antiguo camino que llevaba a la escuela viendo en cada esquina el fantasma de un par de adolescentes que buscaban ocultarse para poder agarrarse de las manos. Veía un par de chicos que se habían querido, y que, aunque por su parte, el cariño seguía ahí, ya no era lo mismo.

O eso pensaba cuando estuvo tantas horas sentado en aquel parque y él nunca apareció.

En la última carta enviada, que nervioso había escrito, lo había citado en aquel lugar para encontrarse. Conan había estado ansioso, en serio creía e imaginaba cómo sería verlo de nuevo, y cómo luciría después de esos años.
Pero no podía culparlo por no ir, habían sido años sin verse, sin tocarse, sin hablar.

El rubio no tenía la esperanza de que aún lo esperara, y menos cuando dejó de enviarle cartas al sentir aquello tan vacío, tan triste. El escribirle, sin poder escucharlo, verlo y abrazarlo, lo estaba deprimiendo lentamente. Y había decidido detenerse porque pensó en él también. En que quizá estaba interfiriendo en su vida, siendo el fantasma de un recuerdo de su pasado que quizá con el tiempo estaba decidiendo dejar atrás.

Poco a poco, había percibido la idea de estar de nuevo junto a Roy, más lejana e imposible.

Pero allí estaba, luego de largos años había ahorrado el dinero suficiente para viajar sin ayuda de nadie más que él mismo gracias a duros días de trabajo en una cafetería. Sus padres ni siquiera estaban enterados de que trabajaba y seguramente se enojarían al notar que se había escapado ese fin de semana para viajar a ver a su antiguo amor, a ese de quien lo habían alejado tan cruelmente.

Suspiró deteniéndose a unas cuadras de su antiguo vecindario, sintiendo su pecho oprimirse y un nudo en la garganta. No podía simplemente aparecer frente a su puerta ¿verdad?
¿Y si solo no quería verlo? ¿Si se había cansado de esperar?

Retrocedió unos pasos con cada pregunta que surgía en su cabeza, hasta que decidió que lo mejor era irse, se dio la vuelta y sus ojos se conectaron de inmediato con otros expresivos pares de iris, cuya dueña se hallaba a unos metros.

Ambos se detuvieron de golpe, mirándose en pleno reconocimiento. Ella alzó las cejas y sus ojos casi se salen de sus órbitas segundos después de procesar lo que estaba viendo.

Mi Chico RevoltosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora