Capítulo 109: "Estaré esperando"

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La mañana se hacía cada vez más fresca conforme pasaban las horas mientras Roy solo deseaba que se detuvieran

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La mañana se hacía cada vez más fresca conforme pasaban las horas mientras Roy solo deseaba que se detuvieran. No sabía cómo iba a hacer para soportar estar lejos de él otra vez, sin embargo, era consciente de que preguntárselo no le iba a servir de nada.

Tenía que aceptar la realidad y ser paciente. Todo lo que pudiera.

El taxi los dejó frente al gran aeropuerto alrededor de las 8:05 Am, el vuelo de Conan hacia Londres estaba programado para las 9:00 pero por razones de papeleo consideraba que lo mejor era llegar un tiempo antes para evitar retrasos.

Roy lo esperó mientras el rubio hacía todo lo que tenía que hacer antes de sentarse a esperar el llamado de su vuelo, él solo podía quedarse observando la maleta a su lado y sentir un peso en su pecho que no debería estar ahí.

Se sentía malditamente egoísta al querer que su chico se quedara. Pero es que habían sido tantos años que solo deseaba no despegarse de él.

—¿En qué piensas, revoltoso? —inquirió la elocuente voz del rubio, quien luego de unos minutos de ausencia, se sentó a su lado con una sonrisa. No parecía triste ni preocupado por dejarlo y eso asustó un poco a Roy.

¿Y si Conan no planeaba volver? ¿Y si en su llegada, había descubierto que ya no sentía lo mismo por él y estaba feliz de poder irse para nunca volver? Se le haría muy fácil, estaba muy lejos de allí, darse la vuelta y olvidarse de que Roy existía sería tan sencillo que el miedo se reflejó en sus castaños ojos.

Conan lo notó y borró la sonrisa para tocarle la comisura de sus ojos con cariño y preocupación.

—¿Qué pasa, Roy? —inquirió viendo al contrario inclinarse hacia su mano y besarle la palma de la misma, apretándole la muñeca como si no quisiera soltarlo.

—Lo siento—susurró frunciendo los labios, sus ojos pesarosos fijos en los oliva de Conan—se supone que no debería estar así, pero...

—Está bien—musitó Conan entre un suspiro y se inclinó para besarle la mejilla con aprensión—lo entiendo, y no puedo pedirte que te sientas de otro modo cuando ya me fui una vez por mucho tiempo.

—Es que... En serio quisiera mostrarme despreocupado, porque sé que no te vas dejándome del todo, ya pactamos algo, pero...—apretó la mandíbula y bufó—me siento molesto conmigo mismo porque no quiero que te vayas, pero si no lo haces entonces tu futuro se pondrá en juego y yo de verdad quiero lo mejor para ti, que te superes y te gradúes y cuando pienso en lo mucho que deseo que te quedes conmigo me enojo, no quiero ser un maldito egoísta, no quiero pensar solo en mí.

—No eres egoísta, Roy—le dijo el rubio, mirándolo con seriedad—no me estás pidiendo que me quede, ni siquiera lo estás proponiendo, es solo un sentimiento. Uno que es inevitable cuando lo único que quieres es estar con la persona que amas—apoyó su frente en la de él con un suspiro—No te sientas culpable ¿sí? Eres y siempre has sido un chico muy justo, y ese sentimiento de egoísmo no hace daño a nadie mientras no lo dejes tomar el control de tus acciones.

—Lo sé—le besó los nudillos de la mano que apretaba entre las suyas—entonces debería dejar ir la idea de cargarte sobre mi hombro como un cavernícola y encerrarte en mi apartamento ¿verdad?

Conan se rió entre dientes antes de presionar sus labios sobre los de él con aprensión, suspirando por lo bien que se acoplaba la boca contraria a la suya.

Ambos se abrazaron allí sentados en la mitad del aeropuerto, vieron a gente ir y venir, conversaron de cosas triviales y solo hasta que anunciaron el vuelo del rubio, sus rostros dejaron de mostrar aquella sonrisa que los había mantenido en una burbuja de felicidad momentánea.

El rubio se irguió de su silla y tomó su maleta, mirando a Roy, quien también se había puesto de pie, en la espera de algo. Las personas que iban a su mismo destino se fueron moviendo en dirección al abordaje, despidiéndose con efusividad y otros con tristeza, mientras estos dos solo se miraban a los ojos.

—Te amo—dijeron al unísono y rieron nerviosos, tragando el nudo en sus gargantas antes de solo cortar la distancia y unir sus labios, abrazándose en medio de aquel beso, que les recordó tanto al último de aquella vez en el mismo aeropuerto.

El rubio lo apretó contra él del cuello mientras Roy hacía lo mismo con su cintura, buscando marcarse mutuamente su tacto amoroso y entre una sonrisa triste se alejaron.

—Llámame cuando llegues ¿sí? —pidió Roy sin atreverse a soltarlo, Conan asintió con la cabeza, anonadado con la idea de quedarse entre sus brazos por lo que le restara de vida.

—¿En dos semanas entonces? —le preguntó Conan mordiéndose los labios con ansiedad.

Roy sonrió y asintió.

—En dos semanas.

El rubio tragó saliva, sintiendo que el susodicho día para que se volvieran a ver aún estaba muy lejos de llegar. Y se alejaron de a poco, percibiendo la ansiedad llenar sus cuerpos y reemplazar la calidez que sus cuerpos se brindaban mutuamente.

El anuncio del vuelo a Londres volvió a sonar en las bocinas y esto solo los frustró más.

—Bien, supongo que...—tomó su maleta, apretándola entre sus dedos con tensión mirando al castaño frente a él—nos veremos pronto.

Roy asintió con la cabeza, queriendo hacer de esa despedida menos dramática y más tranquila. Pero la ansiedad lo estaba matando, no quería que se fuera.

—Ten un buen viaje—musitó con voz ahogada, Conan suspiró profundamente y le sonrió tenso, para después de voltearse reunir toda su voluntad y caminar hacia el lugar de abordaje.

Dio un paso más antes de voltearse cediendo a sus impulsos justo a tiempo cuando Roy corrió hacia él y lo abrazó. Conan lo apretó contra él, abrumado por las emociones que le recordaban a cuando los habían separado y lloró en su hombro, con mucho miedo al tiempo que Roy lo apretujaba contra sí, tratando de buscar la calma que su corazón añoraba para soportar su partida.

—Esforcémonos mucho ¿sí? —inquirió Roy en un hilo de voz, para tomarlo de ambos lado de su cara empapada y mirarlo con decisión—va a funcionar. Te juro que va a funcionar—presionó su boca contra la de él fugazmente y suspiró secándole con los dedos pulgares las lágrimas—te estaré esperando, te lo prometo.

Conan sonrió entre lágrimas y se estiró para besarlo de nuevo, saboreando su propio llanto entre los roces de sus labios y tragándose los suspiros de Roy en cada lamida. Como una leve promesa de que también esperaría el momento para estar junto a él y no separarse.

Y cuando Conan se dirigió hacia el abordaje, mirándolo sobre su hombro para perderse entre la gente, Roy no rompió en llanto como la última vez.

Solo sonrió, sabiendo que aquello solo era el comienzo de un largo camino que ambos transcurrirían de la mano.

Solo sonrió, sabiendo que aquello solo era el comienzo de un largo camino que ambos transcurrirían de la mano

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Mi corazóncito no está soportando💔

The other side de Conan gray era perfecta para esta ocasión, para mí representa la promesa que ambos se hacen de verse otra vez🥲

Y ¿Adivinen qué? JAJAJAJAJJAJAJAJA

Sigan bajando.

Mi Chico RevoltosoWhere stories live. Discover now