Epílogo: "Mi chico Revoltoso"

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Entre las sábanas de una gran cama, el cuerpo de un chico castaño con los cabellos alborotados se removió, dando la vuelta para tantear la zona que siempre ocupaba su novio

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Entre las sábanas de una gran cama, el cuerpo de un chico castaño con los cabellos alborotados se removió, dando la vuelta para tantear la zona que siempre ocupaba su novio.

Extrañamente, aquella mañana se dió cuenta de que el mismo no estaba, por lo que frunciendo el ceño abrió los ojos para verificar si ya era completamente de día. Se encontró con que aún no salía el sol y el reloj marcaba las seis en punto de la mañana, lo que aumentó su confusión, normalmente se levantaban a las siete para empezar a prepararse para el trabajo.

Así que, haciendo uso de su conciencia medio despierta, se arrastró hacia el final de la cama y bajó de la misma, como siempre no se molestó en ponerse pantuflas, tan solo avanzó a pie descalzo hasta el baño que se hallaba abierto con la luz encendida.

Un hermoso rubio frente al espejo se abotonaba los botones de su camisa, su cabello se hallaba húmedo y se veía recién bañado, este lo miró por el espejo asomarse y sonrió.

—Buenos días, dormilón—le dijo prosiguiendo a acomodar su camisa dentro de su pantalón de vestir. Roy hizo un puchero y se aproximó a él.

—Buenos días—masculló, sus ojos estaban chiquitos por el sueño y lucía como si estuviera borracho, aquello siempre divertía al rubio quien ensanchó su sonrisa al tiempo que era rodeado desde atrás por los brazos de su novio, este sin camisa y solo vistiendo un pantalón corto.

—¿Qué haces despierto tan temprano? Siempre duermes tanto como puedes—comentó Conan aún centrado en arreglarse a la vez que Roy recostaba su mejilla en su hombro y cerraba sus ojitos.

—Solo me desperté al no notarte en la cama, sabes que ya no puedo seguir durmiendo si sé que no estas—musitó adormilado.

Conan sacudió la cabeza, riéndose.

—¿Tienes que ir a trabajar temprano? —le preguntó el castaño abriendo sus ojos para verlo agregar crema hidratante en su rostro.

—Sí, recibí una llamada de emergencia, tengo que resolver un asunto antes de mediodía—comentó suspirando con hastío

—Espero que no sea nada grave.

—No lo es—le aseguró el rubio besándole la mejilla con aprensión, haciendo sonreír al castaño—¿quieres que te haga café antes de irme?

El contrario negó con su cabeza.

—Está bien, yo puedo hacerlo—afirmó él, Conan volteó hacia él sin pretender alejarse de sus brazos y le acarició las mejillas, bajando por su pecho y su abdomen como ya acostumbraba.

—Bien, pero ¿no vas a dormir un poquito más? Es muy temprano para ti—le dijo dándole besitos en la mejilla y el mentón.

—Me acostumbraste mal, Conan Freeman. No puedo conciliar el sueño al menos sin estar tocando alguno de tus dedos—se quejó el castaño, aún con pesadez en los ojos.

Mi Chico RevoltosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora