Extra I: "¿No te quieres casar conmigo?"

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La lluvia afuera parecía no cesar y el frío ya les erizaba la piel, sin embargo esto no era un gran problema debido a lo arrullados que ambos estaban, tirados sobre el mueble frente a la ventana

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La lluvia afuera parecía no cesar y el frío ya les erizaba la piel, sin embargo esto no era un gran problema debido a lo arrullados que ambos estaban, tirados sobre el mueble frente a la ventana. Conan atendía cosas del trabajo en su computadora, tirado encima de su novio mientras Roy observaba la televisión y de vez en cuando giraba sus ojos hacia las gotas que se deslizaban por el vidrio de la ventana.

Conan siempre tenía trabajo, su puesto en la oficina no solo le daba buenos ingresos, tambien le proporcionaba mucho trabajo extra por hacer, pero nunca abandonaba a su chico. De una u otra manera, lograba repartirse correctamente para pasar tiempo con Roy y dedicarse al trabajo.

Esa vez hacía ambas. Como hacía frío tampoco quería estar en su oficina solito así que él mismo había buscado el calor de su novio para poder hacer sus deberes más cómodamente. Roy le había sonreído y le había extendido los brazos para recibirlo entre los mismos y cubrirlo con frazadas calentitas.

Ahora el joven se hallaba tan cómodo que trabajar ya no le provocaba tanto estrés como antes, podía decir que se sentía muy animado con solo sentir las imperceptibles caricias del castaño en sus brazos y la calidez que su cuerpo desprendía.

—Oye, bebé...—le dijo Roy de pronto.

—¿Sí?—inquirió el contrario sin perder la concentracion en lo que hacía.

—¿Te gustaria alguna vez casarte conmigo?—cuestionó con trivialidad, el contrario dió un respingo y volteó hacia él de golpe, con gesto de sorpresa. Roy se rió frunciendo el ceño por su expresión.

—¿Qué?

—¿Estás hablándome en serio?—inquirió pasmado mientras Roy le arreglaba los mechones revueltos de su cabello y asentía con la cabeza.

—Sí, ¿por qué luces tan sorprendido?—le preguntó con simpleza y Conan jadeó.

—¡Porque se supone que no es así como deberías pedírmelo, tonto grandulón!—exclamó dándole una palamada en el pecho, haciendo brincar al castaño que reía entre dientes.

—¿Por qué estás enojado ahora?—se quejó sobando la zona afectada al tiempo que Conan gruñendo dejaba la computadora sobre la mesita de café.

—¿Que no has visto en las películas que esta clase de propuestas se hacen en lugares bonitos, donde ambos están cenando románticamente en una velada y no cuando estan tirados en el sofá un sábado por la noche, con sweatpants y una manta encima? ¡Cielos santo! ¿Ya has visto como tengo el cabello? ¡Y mira mi cara! ¡Ni siquiera me la he lavado y tengo grasa acumulada!—Roy se carcajeó mientras el rubio se quejaba, luciendo estresado de pronto con todo lo que decía y sintiéndose peor al ver a su novio burlarse sin vergüenza—¡basta de reírte, esto es serio! —exclamó frustrado dándole otro golpe en su pecho, Roy se quejó de dolor abrazándolo de la cintura y pegándolo a su pecho, este se removía molesto—¡Eres un irresponsable, estas cosas se planean, tonto, no se dicen tan a la ligera!

Mi Chico RevoltosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora