twenty three

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Habían recuperado Yagakima, el pueblo volvía a la normalidad poco a poco y lo que ocurrió quedó como parte de la historia de Yagakima.

Nadie olvidaría el día en que de repente todo se veía como el mismo infierno.

Hasta que su Rey Omega y su Rey Alfa los salvaron de esos temibles Deltas de los cuales todos creían extintos.

Jeongin pidió refugio para los habitantes de "De Nadie" en Yagakima y se le fue concedido. Los Alfas, Betas y Omegas ocupaban su lugar en donde les correspondía. Los Gammas eran llevados a centros de refugio especiales para ellos y los Deltas recibían tratamiento y un seguimiento constante para que no rompieran las leyes.

A los habitantes no les agradó mucho esto, pero Jeongin les aseguraba que estarían bien.

Y la gran mayoría de ellos creían en Jeongin.

Luego de que el Omega venciera al Delta con su propia fuerza y todos lo supieran, Jeongin fue de gran inspiración para el resto de Omegas e incluso algunos Gammas.

Y el resto de los reinos que veían mal que un Omega tomara decisiones importantes en un reino, siguieron viendo a Jeongin y a Hyunjin de la misma forma, aunque morían por unir sus linajes con ellos. La sangre Hwang—Yang era realmente codiciada y considerada una de las más fuertes.

— ¿Está bromeando, verdad? — Jeongin frunció su ceño al leer la carta, luego tocó el hombro de Hyunjin para que le prestara atención.

El Alfa tomó la carta en sus manos y apartó el libro que tenía en su regazo, acomodando sus lentes en el puente de su nariz para leerla.

— Quiere que Haneul y su nieto de dos meses se empiecen a ver y a conocer para que formen lazos en un futuro — explicó Jeongin con el ceño fruncido, levantándose de la cama para seguir arreglando las maletas de sus pequeños, colocando solo lo necesario para un viaje de dos días.

La boda de Yeonjun era al día siguiente.

Hyunjin frunció su ceño — Haneul apenas tiene tres meses y su nieto tiene dos — dejó la carta a un lado — Están muy pequeños, Haneul apenas puede reconocernos —

Jeongin asintió — Y además, no obligaré a Haneul y tampoco a Hyesoo ni a Jeonghan a juntarse con alguien que ellos no quieren.

Hyunjin mordió sus labios al notar a su Omega realmente enojado, no paraba de balbucear y su ceño fruncido empezaba a marcarse en su frente.

Cerró el libro y dejó a un lado sus lentes, levantándose de la cama para acercarse a Jeongin y abrazarlo por la espalda — Tranquilo — le susurró en su oído.

— No puedo estar tranquilo sabiendo que los otros reinos literalmente se están peleando por las manos de nuestros cachorros aún siendo tan pequeños — Jeongin se dio la vuelta, encarando a Hyunjin — Quiero que mis bebés crezcan felices y libres, cuando encuentren a su pareja pues... las encontrarán y se enamorarán, pero no ahora...

Hyunjin estaba por decirle algo, hasta que Jeongin lo interrumpió — ¿Sabes cuántas cartas de ese tipo me han llegado? Enserio no lo soporto más — el rubio rodó sus ojos, librándose de los brazos de su Alfa para seguir arreglando las maletas de sus hijos.

El azabache se acercó lentamente a él — Bueno, podríamos responderles esas cartas diciendo que eso no nos interesa — acarició el cabello rubio de su Omega en su nuca y luego se acercó para volver a abrazarlo, apoyando su mandíbula en su hombro — Tranquilo Yang, nuestros bebés estarán bien.

Al no recibir alguna respuesta por parte de Jeongin, Hyunjin tomó sus manos para detener lo que hacía, haciendo que el rubio hiciera un puchero.

— ¿Está bien? ¿Jeongin? — le susurró al oído, Jeongin asintió.

Hyunjin besó su hombro, sabiendo que a Jeongin no le gustaba que se lo tocara excepto si él se lo pedía.

— Ven — le susurró a su Omega, tomando sus manos para llevarlo a la cama. Jeongin sonrió levemente.

— Hyung, debo terminar de arreglar las cosas de los cachorros se quejó el rubio.

— Recuéstate amor — le pidió el Alfa, Jeongin
solo resopló y recostó su espalda en la cama.

— Hyung, ¿qué haces? — preguntó con una risilla nerviosa, viendo como Hyunjin levantaba su camisa y bajaba un poco sus pantalones.

Hyunjin le dio una mirada a Jeongin — Mi Omega está muy enojado y asusta a nuestro cachorro, asi que voy a calmarlo y a ti también.

Jeongin dejó caer su cabeza sobre el colchón, cerrando sus ojos para solo sentir los labios de su Alfa sobre su vientre, respirando profundo.

— Os amo mucho, mis amores — susurró Hyunjin contra su piel, no muy seguro si iban a volver a tener trillizos o solo un cachorro.

Jeongin acarició el cabello de Hyunjin con una mano — No pueden escucharte amor.

— ¿Quién dice que no? — Hyunjin le sonrió ladino — Mi madre dice que sí, así el cachorro reconoce mi voz cuando nazca.

Jeongin volvió a reír y dejó que Hyunjin le diera mimos a su próximo cachorro por un tiempo, hasta que una idea cruzó por su cabeza.

— Hyung...

Hyunjin levantó su cabeza para hacer contacto visual con él — Dime corazón.

— ¿Podrías? Uhm... — Jeongin se sonrojó, apartándose de su Alfa para girar sobre el colchón y ponerse en cuatro, dejando su cabeza sobre la cama.

— Ya se que quieres, pero si te pones asi voy a querer hacerte otra cosa — sonrió Hyunjin, sintiendo el calor acumularse en su entrepierna.

— Lento, por favor Alfa — le pidió Jeongin casi en un gemido, ocultando su rostro entre las sábanas.

Hyunjin mordió sus labios y fue directamente a cerrar la puerta con seguro antes de arrodillarse frente a su trasero, bajando sus pantalones con su ropa interior, dejando ver su entrada, la cual empezaba a lubricar naturalmente.

Acarició ambas mejillas traseras con delicadeza y le dio unos pequeños besos en su entrada hasta comenzar a morder esta, chupando y pasando su lengua con lentitud para no sobreestimular a su Omega.

Jeongin sonrió y jadeo, amando la forma en cómo la lengua de Hyunjin se movía contra su entrada.

Buscó las manos del azabache y Hyunjin las tomó, entrelazando sus dedos con él, sintiendo como el Omega las apretaba cuando jadeaba.

Jeongin soltó sus manos un momento cuando Hyunjin literalmente se lo estaba comiendo. Gimió agudamente e intentó levantar su cabeza, pero Hyunjin colocó sus manos sobre su espalda para que mantuviera esa posición

La entrepierna del Alfa comenzó a doler y Hyunjin no lo soportó más, apartando sus labios para levantarse y colocarse sobre Jeongin, susurrándole al oído.

— Voy a entrar — le avisó Hyunjin, aunque aún así esperó alguna respuesta de su Omega para hacerlo.

Jeongin asintio — Lento, por favor — miró hacia atrás, calentándose aun más al ver como Hyunjin bajaba sus pantalones y dejaba fuera su miembro.

Luego cerró sus ojos para tratar de calmarse y no correrse tan rápido, sintiendo la punta del miembro de su Alfa rozar con la entrada.

— Debemos hacerlo más seguido si te vas a poner asi de apretado joder — Hyunjin gruñó, sujetando su cintura con sus manos para controlar sus movimientos y no lastimar a Jeongin.

El Omega rió sonrojado.

Prontamente, Hyunjin logró entrar en el rubio. Separó un poco más sus piernas y luego pegó su pecho contra su espalda. Entrelazó sus manos con las de Jeongin, dejándolas bajo el pecho del rubio mientras besaba sus omóplatos.

—¡Ah sí! ¡Así! — Jeongin levantó su cabeza, gimiendo por la maravillosa sensación que los besos y las penetraciones de su Alfa le ofrecían.

— Te amo Yang — le susurró Hyunjin.

— Yo también te amo mi rey — respondió rápido Jeongin antes de gruñir y gemir nuevamente, derritiéndose bajo Hyunjin.

Maratón 3/3

𝗠𝗬 𝗞𝗜𝗡𝗚 | h.hj + y.jgTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon