eighteen

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Jeongin casi podía escuchar la voz de Hyunjin susurrarle en su oído cuando cerraba sus ojos.

Confío en ti.

Pequeñas lágrimas resbalaron por sus mejillas y luego abrió sus ojos en busca de alguna salida, suspirando algo frustrado por no poder ver casi nada en medio de la oscuridad. Se la había pasado buscando formas de escapar o de tan siquiera soltar los nudos que lo ataban, pero nada se le ocurría y muy pronto iba a amanecer.

El juicio se daría con los primeros rayos del sol, así se lo había asegurado Chanyeol cuando le mostró el mensaje que enviaría a todos los reinos.

Por lo menos Hyunjin se habría enterado.

Hyunjin.

No sabía nada de él. ¿Tan siquiera se había despertado? Tal vez seguía inconsciente en esa parte del bosque.

O tal vez sí llegaron a matarlo.

Jeongin se negó, llorando sin control alguno por un tiempo.

Estoy bien.

El rubio paró de llorar bruscamente y abrió sus ojos de par en par, con su corazón a mil por hora. Juraba haber escuchado a Hyunjin como si le hubiese hablado al oído.

Tragó saliva y sorbió su nariz, haciéndose bolita en la esquina de aquel calabozo. Volvió a cerrar sus ojos e imaginó miles de formas para escapar mientras seguía escuchando ese "confío en ti" por parte de Hyunjin en su cabeza.

¿Confiaba en él? ¿Para qué precisamente?

¿Confiaba en que escaparía? ¿En que se cuidaría y buscaría alguna forma de regresar a él?

Eso nunca. Jeongin ya no veía salida alguna. Estaba a pocas horas de morir.

Y ni siquiera había llegado a estar en las presentaciones de sus cachorros. No los vería crecer.

— Mis amores — Jeongin sollozó agudo entre alaridos, queriendo abrazarlos y besarlos por última vez, anhelando sentir sus suaves y delicadas pieles.

El rubio abrió sus ojos, los primeros rayos del sol entraban por la pequeña ventana.

Jeongin volvió a cerrar sus ojos, recordando como se había sentido besar y tocar a Hyunjin por última vez. Las sensaciones que le hizo sentir, las hermosas sonrisas que le dio.

— Perdóname — susurró Jeongin con la venda en sus labios, tragando saliva — No pude.

No logró escapar, no pudo hacerlo.

Porque era un Omega, un débil y dependiente Omega.

Chanyeol se presentó en su celda, sonriendo de oreja a oreja al ver el horrible estado en el que Jeongin estaba. Disfrutó cada segundo en el que el Omega se asustó y se retorció en su lugar mientras le chillaba e imploraba que no lo matara.

Justo como él quería, llorando y rogando por su vida.

— Ya pasará lindo, no te preocupes — Chanyeol abrió la celda y dejó que los Deltas que lo acompañaban lo sujetaran para levantarlo y sacarlo a la fuerza.

Jeongin nunca había deseado con tanta fuerza ser devuelto a ese calabozo. Su muerte estaba a la vuelta de la esquina.

Intentó llamar a su Alfa con el Llamado de los Omegas, pero no lo logró con la venda en sus labios, soltando solo alaridos y sollozos.

— Que feo todos te vean llorar Jeongin, ¿no crees? — Chanyeol se acercó a su rostro.

Y Jeongin por primera vez, se encogió y apartó su mirada, sintiéndose completamente indefenso ante su presencia.

𝗠𝗬 𝗞𝗜𝗡𝗚 | h.hj + y.jgHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin