12: ⁱⁿ ᵇˡᵒᵒᵈ ʸᵒᵘ ʷⁱˡˡ ᵇᵃᵗʰ

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ੈ✩‧₊˚

No tenía una idea exacta de cuánto tiempo había pasado encerrada en su habitación. Daliah había entrado un par de veces con bandejas de comida y agua, pero Mevanya apenas había tomado un sorbo y ni tocado la comida en ninguna de las ocaciones. Su habitación seguía como la había dejado: destruida. No le había permitido a nadie más que a su dama entrar, las sábanas estaban llenas de lágrimas y sangre de las veces que se cortó con los vidrios en el suelo.

Mañana era, por fin, su fiesta de compromiso, o al menos eso había dicho Daliah aquel día al dejar el desayuno e irse. Gracias a la coronación de su hermano, y posteriormente la muerte de Midnight, se había cancelado, pero ya no podían postergarlo más. Mevanya no estaba segura de cómo le haría para caminar al altar en su estado actual, como haría para salir de la cama, vestirse y arreglarse, y, oficialmente, permitir que sus verdugos pactaran el final de su vida.

Tocaron la puerta tres veces mientras sus pensamientos la llevaban fuera de aquel mundo. No respondió, pero aún así, la persona entró. Tampoco se levantó de la cama para saber quién era, dejó que se acercara a ella y se sentara al borde, una mano fue a parar en su brazo, y después, una dulce voz.

—Nya...¿estás despierta? —Helaena no había venido a visitarla desde aquel día. Nadie aparte de Aemond, realmente.

Mevanya se dio la vuelta para ver el rostro de su hermana, y vio el momento exacto en donde el corazón de Helaena se le cayó al ver su estado deplorable.

—Oh, Nya...

La menor se sentó en la cama y permitió que su hermana la abrazara con fuerza. Aquel abrazo se sentía como una despedida, como si realmente estuviera esperando la muerte a la vuelta de la esquina.

—Por favor...Lena por favor...ayúdame...sácame de aquí, no puedo...no puedo...voy a morir aquí —rogó terriblemente desesperada, agarrando a su hermana de los hombros con manos temblorosas.

—Nya no...no puedo —Helaena trato de levantarse con un rostro agobiado, pero Mevanya no lo permitió, apretando sus hombros con mas fuerza.

—¡Helaena por favor! Lo que sea yo...lo que sea, te lo ruego, no me dejes, no me dejes por favor...

—¡Lo siento! No puedo, no puedo, no puedo —negó frenéticamente, logrando liberarse del agarre de su hermana y retroceder.

Mientras lo hacía, piso algunos vidrios rotos y por un segundo se quedó mirando al suelo, pensando. Cuando ambas escucharon pasos, claramente de soldados, viniendo del pasillo. Mevanya comenzó a llorar, llorar y pedir que por favor no vinieran hacia acá, mientras Helaena miraba al suelo, solo miraba al suelo. Los pasos se fueron haciendo más grandes cuando se estuvieron aproximando. Cada vez más, y más, y más.

Cuando Criston Cole abrió la puerta de la habitación de la princesa, se encontró con la reina abrazando el cuerpo tembloroso por los llantos de su hermana y carraspeó su garganta.
La mujer y la joven miraron a los intrusos, y mientras Mevanya seguía temblando y llorando en silencio sin mirarlo directamente, Helaena se levantó y tapó la vista hacia su hermana con su cuerpo.

—Ser Criston.

—Majestad —los soldados hicieron reverencias—. Lamentamos la interrupción, pero venimos por la princesa.

𝐑𝐨𝐬𝐞 𝐓𝐡𝐨𝐫𝐧 ➵ jacaerys velaryon Where stories live. Discover now